La manipulación (4)
Con este escrito voy a dar fin a la serie La manipulación. Además, intentaré dar respuesta acabada a la pregunta del licenciado Fernando Díaz de la Vega: ¿Cómo se manipula un país? Ya dije que lo primero es conseguir que el ciudadano se convierta de alguna manera en “auditorio”, lo cual quiere decir que se despertó el interés de la sociedad, y después lograr que este auditorio sienta la sensación de que existe una alarma, un fuerte peligro, pues. Aunado a esto, dicha alarma tiene que estar acompañada del sentimiento de que se va a perder “un algo” sumamente vital para el receptor.
Además, este auditorio, tiene que pasar de grupo a masa. Esto se ve muy claro en un partido de futbol de grandes ligas, en un gran festival, en los desfiles y en cualquier tumulto. Salta la pregunta, ¿cuándo deja, el auditorio, de ser grupo para convertir en masa? Característica, esta última que es mucho más fácil de manipular. Que al final de cuentas es lo que pretende el manipulador. Otro ejemplo, para mayor claridad, y volviendo al futbol, pero de escolares, donde por lo general sucede los siguiente: al principio los infantes, actúan formalmente; hacen muy ordenadamente lo que les indica el entrenador, mantienen las posiciones de los delanteros, defensas y portero; las reglas se respetan. En este ambiente infantil, esto resulta muy problemático mantener el orden . El ardor del juego hace que de repente se lancen todos detrás del balón. Observando este pequeño fenómeno, desde la psicología social, se puede decir que han abandonado sus funciones de ”categoría y de rol”, las reglas de disciplina palidecen: el grupo se ha convertido en masa, sin que se haya variado el número de participantes.
Experiencia, por demás sentida por los padres de familia. Fenómeno infantil muy esclarecedor, que los manipuladores utilizan copiosamente para lograr sus objetivos en grandes y en pequeños países. Aunando un poco más, digo que las masas no sólo se caracterizan por el número de los asistentes, sino qué además, para serlo, se deben cumplir cuatro requisitos básicos. 1) El contacto. Es decir, la proximidad corporal de numerosas personas es clave para manejar lo amorfo de la masa. 2) La masa auténtica tiene un foco, o bien una estrella, o lo que es lo mismo, un centro de atención y de convergencia de las miradas. Toda la mira, de todos tienen un punto fijo. 3) Un concepto un poco difícil de entender, es que las masa, debe ser “unísona”. O sea, la masa debe estar conformada para arrastrar emocionalmente al individuo, debido a que se debe sentir elevado y liberado de los impedimentos, a los que está sometido en solitario. 4) La persona dentro de la masa en acción experimenta una notable forma de ser, la igualdad. En la masa deben existir lo que se llama “relaciones igualadoras”. Quien es el foco domina también la masa. Y una vez que la tiene en su puño puede decidir o modificar el rumbo de todos. Así se arrastra a la masa, que se desborda en gritos de júbilo dedicados al ídolo o amenazas a los enemigos. Incluso ambas cosas a la vez. Creo, y bien que lo creo, que de esta forma, se manipula un país. Así lo hizo Goobbels después de su discurso en el Palacio de los Deportes de Berlín, y también lo hizo AMLO en sus “mañaneras” en el atril de Palacio Nacional mexicano.