El Debate de Culiacán

Una década sin la magia de Robin Williams

Hace diez años el mundo perdió a uno de los actores y comediante­s más queridos de Hollywood

- debate@debate.com.mx CONTEXTO

Robin Mclaurin Williams nació el 21 de julio de 1951 en Chicago, Illinois, y desde muy joven, mostró un talento innato para la comedia y la actuación. Después de abandonar sus estudios en Ciencias Políticas, Williams se dedicó al teatro y la comedia, estudiando en la prestigios­a Juilliard School de Nueva York, donde compartió aula con figuras como Christophe­r Reeve y William Hurt.

Ícono del cine

Demostró su versatilid­ad en la gran pantalla con una extensa filmografí­a que destaca por su capacidad para equilibrar la comedia y el drama de manera única. En Good Morning, Vietnam (1987) interpretó al carismátic­o presentado­r de radio Adrian Cronauer, papel que le valió su primera nominación al Óscar, así como un Globo de Oro. Dos años después, en El club

de los poetas muertos (1989), dio vida al inolvidabl­e profesor John Keating, gracias a cuya inspirador­a enseñanza logró otra nominación al Óscar y un lugar especial en el corazón del público.

A lo largo de los años 90, redefinió la animación de Disney al prestar su voz al icónico Genio en Aladdin (1992), dejando una marca indeleble en el cine infantil. En Mrs. Doubtfire (1993), Williams encarnó a un padre desesperad­o que se disfraza de niñera para estar cerca de sus hijos, ofreciendo una de sus actuacione­s más queridas y recordadas.

Continuó su racha de éxitos con películas como Jumanji (1995), donde interpretó a Alan Parrish en una emocionant­e aventura fantástica, y The birdcage (1996), una comedia que exploró temas de identidad de género y aceptación. Otra de sus actuacione­s más destacadas fue en Good will

hunting (1997), donde coprotagon­izó con Matt Damon en el papel del terapeuta Sean Maguire, rol que le valió su único Óscar al mejor actor de reparto.

Su influencia en la industria cinematogr­áfica fue inmensa, tanto dentro como fuera de la ficción, Chris Columbus, quien dirigió Williams en Mrs. Doubtfire, recordó: “Verlo trabajar era un privilegio mágico y especial, sus actuacione­s eran como nada que ninguno de nosotros hubiera visto, venían de un lugar espiritual y de otro mundo”.

Celebrando su legado

A pesar de su éxito, Williams enfrentó numerosas luchas personales, incluyendo adicciones y problemas de salud mental, en sus últimos años, se le diagnostic­ó erróneamen­te con párkinson, cuando en realidad sufría de demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegen­erativa incurable que afecta la cognición y el movimiento. Esta condición, junto con la depresión y la ansiedad que venía sufriendo años atrás, contribuyó a la trágica decisión de quitarse la vida.

Su hijo, Zak Williams, ha hablado abiertamen­te sobre el impacto de la muerte de su padre y cómo le ha afectado personalme­nte. En una entrevista con Oprah Winfrey para el programa de Apple TV+ The me you can’t see, Zak compartió: “Lo que vi con mi padre fue una enorme cantidad de frustració­n, se estaba alejando lentamente”. Zak ha dedicado su vida a la defensa de la salud mental, trabajando para ayudar a otros a través de su propia experienci­a.

En un episodio reciente del programa de entrevista­s de Drew Barrymore, Zelda Williams, hija del actor y directora de cine, fue invitada para hablar sobre su nuevo proyecto, la película Lisa Frankenste­in, durante la entrevista, Barrymore compartió un momento especial con Zelda, recordando a su padre, además de evocar el primer encuentro con él cuando apenas era una niña: “Tuve el privilegio de conocerlo por primera vez en 1982. Steven Spielberg lo trajo a Saturday night live que yo presentaba. No estaba nerviosa hasta que llegó él”.

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Robin Williams posa para las fotografía­s en diciembre de 2011 en Sídney, Australia.

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