Gaza y nueve díasde invierno
SON DÍAS FRILLITOS. O lo que para estándares culichis se dice, de frillazo… Eso solo en clima. El año va iniciando todavía y no deja de sorprender. Pasa cada cosa que uno no sabe a dónde mirar, a qué ceder nuestra escasísima atención en esta realidad sobrepoblada de opciones para la mirada. Esta realidad sobresaturada por ese dispositivo que nos permite ver o saber sobre cuasi cualquier cosa que se desee. Por mi parte y en mi pequeña realidad invernal no deja de sorprenderme que en cuatro días, cuatro empresas de gas no puedan proveer de esa sustancia a una casa habitación normalita como la mía. Creo, en muchísimos aspectos, no terminamos de intentar, tan solo intentar, ser mejorcitos como un todo. Hoy por la mañana camino a la oficina me sorprendió ver dos accidentes de carro en un tramo bastante corto como el que de común recorro, y la realidad va así. La realidad va a que de madrugada las noticias me sorprendieron con que Sudáfrica promueve un juicio en la Corte Internacional de Justicia (ICJ), máximo tribunal de las Naciones Unidas, en La Haya, contra el Estado de Israel. Eso a razón de sus acciones contra Palestina y el pueblo palestino. A primera vista, uno puede no saber a dónde mirar, los elementos son tantísimos como las opiniones a su vez personalísimas. Pero si alguien sabe sobre crímenes contra población de su mismo país y emprender ya no acciones, sino procesos para ir reparando los crímenes, esa nación es Sudáfrica. Abordar el tema de Israel y Palestina es bien complejo y para empezar necesita un común denominador de conceptos. Pero esta también lo moral, lo que nos dice si nuestro obrar va hacia el bien o hacia el mal. Hay una película que vi hace mucho, Loslimoneros (Eran Riklis, 2008), que da una aproximación para llegar a un crisol común de conceptos y abordar la situación en Palestina, que así se llama la región…
La película no podría ser más sencilla, una viuda palestina vive de vender los limones de su parcelita. Su hijo migró y es lavaplatos en otro país. Un día, a la señora le empiezan a talar sus árboles porque resulta que el ministro de defensa de Israel se hizo una casa al lado de su parcela y por seguridad le van a talar los limoneros para prevenir ataques contra el señor ministro. Es una película muy interesante, de temas que en su fondo son de toda sociedad y tiempo. De temas del poder del fuerte frente al débil. Muy recomendable.
Pero al tema. Sudáfrica ha presentado ante la Corte Internacional una demanda contra Israel por el genocidio en Gaza. Esto a casi 20 años del nacimiento del movimiento propalestino no-violento BDS, osease, Boicot, Desinversiones y Sanciones que busca mediante presión internacional, económica y política, poner fin a la ocupación israelí; eso en territorios palestinos y de los Altos del Golán. Fue un movimiento como ese el que acabó con el Apartheid en Sudáfrica, país que no abolió la segregación racial por buena voluntad, sino por la fuerte presión internacional. Sin embargo, Israel es un país de gente sumamente preparada y aprendió del caso sudafricano. Desde los años 90 ha sacado más a los palestinos de su sistema económico –cosa que Sudáfrica no podía hacer con los no-blancos–, lo cual es más sencillo si, por ejemplo, en esos mismos años llegan casi un millón de personas desde la extinta URSS. La periodista Naomi Klein, judía canadiense ella misma, tiene un texto de opinión con mucho contexto en el diario Theguardian. Y es que algo de nuestra moral cambia de si vivimos en un país seguro, a si vivimos en un contexto en pie de guerra, me decía una israelí que creció en Inglaterra hace unos años. El tema, Sudáfrica, el genocidio en Gaza y la demanda, seguirán, como estos días de invierno y es un deber moral al menos informarse al respecto.