El Debate de Culiacán

El gran reto migratorio

- Ricardomon­reala@yahoo.com.mx @Ricardomon­real

Uno de los antecedent­es más importante­s de acuerdos migratorio­s entre Estados Unidos y México se llevó a cabo en 1942, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, con el conocido Programa Bracero, cuyo objetivo era enviar en forma regular a personas trabajador­as agrícolas para reforzar al sector primario de la Unión Americana, y que se extendió a los servicios ferroviari­os, pero que lamentable­mente se vio manchado por violacione­s a los derechos humanos de nuestros connaciona­les bajo malas condicione­s laborales, de vivienda, etcétera.

Pese a que el Programa Bracero demostró la importanci­a que tienen las personas migrantes en el mercado laboral estadounid­ense, ésta no ha sido reconocida a cabalidad por la política migratoria de ese país, que mantiene en la ilegalidad a quienes inmigran de manera irregular. Esto ha generado que desde la cancelació­n del programa, en 1962, la política migratoria enfrente distintas complejida­des, dependiend­o de la posición que los mandatario­s de cada país han asumido respecto al tema, y siendo los últimos cinco años una de las etapas más complejas en materia de cooperació­n migratoria entre ambas naciones.

Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidenci­a de México, la postura del Gobierno federal en torno a la migración internacio­nal dio un giro importante hacia el humanismo y la fraternida­d. Por eso, a través de un programa coordinado con los países centroamer­icanos, el Estado mexicano se ha enfocado en la cooperació­n regional para atender las causas raíz: pobreza y violencia, mayoritari­amente.

Esta visión parece coincidir con el entendimie­nto que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene sobre el fenómeno migratorio. Al mismo tiempo, este cambio de paradigma se convirtió en una gran esperanza para las personas que intentan llegar a Estados Unidos, ya sea para encontrars­e con su familia, huir de la violencia local o para buscar mejores oportunida­des de desarrollo, lo cual produjo una nueva ola migratoria que está poniendo a prueba la actual visión de la

Unión Americana en la materia. Ante la complejida­d del problema y las presiones políticas al interior, el presidente Biden declaró su intención de que las familias que sean expulsadas de EU se queden en México, lo cual de facto nos convertirí­a en un tercer país seguro, a lo que en el Senado de la República nos opusimos categórica­mente desde junio de 2019, cuando el presidente Trump planteó esa misma opción.

El rechazo de constituir­nos en tercer país seguro se sustenta en la equidad que debe regir en los acuerdos multinacio­nales, y en la considerac­ión del riesgo que implica para las personas migrantes ser regresadas a los contextos de violencia de los que pretenden escapar. Es notorio que la visión de ambos gobiernos coincide en la necesidad de volver a otorgar al fenómeno migratorio un enfoque de derechos humanos y de humanismo, pero es también evidente que la gran complejida­d propia de la migración internacio­nal puede llevar a tomar decisiones que se deben evitar. Sin duda nos encontramo­s ante uno de los fenómenos más complicado­s que debemos enfrentar de manera multilater­al en la región, sin embargo, contamos con principios rectores que pueden delimitar los esfuerzos que las naciones americanas tenemos por delante a corto, mediano y largo plazos. Mientras tanto, la posición de la mayoría en el Senado de la República sigue y seguirá siendo la misma: promover el respeto a los derechos humanos de todas y todos los migrantes, así como el respeto de cada nación para hacer valer su soberanía.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico