Una manera sana de comunicarnos
Continuando con la reflexión del artículo anterior, podemos decir que las emociones y los sentimientos nos acompañan todos los días de nuestra vida. De algunos de ellos somos más conscientes que otros. Simplemente no podemos vivir sin sentimientos. Entonces, ¿por qué frecuentemente los reprimimos? Las emociones y los sentimientos son una manera de comunicarnos y expresarnos hacia las personas; cuando no lo hacemos correctamente podemos incluso sufrir y enfermar.
Uno de ellos es la tristeza. No es lo mismo que la depresión, aunque la depresión puede manifestarse también en la tristeza y viceversa.
De ninguna manera es malo permitirse sentir emociones no agradables, como la tristeza. El hacerlo consciente nos ayuda a crecer y a madurar en uno mismo y en nuestras relaciones sociales, y desde luego en nuestra relación con Dios.
Sentir miedo, alegría, tristeza... nos permiten salir de nosotros mismos para crecer, y ciertamente crecer duele, madurar pesa, pero es la vida la que nos va llevando, para los que profesamos la fe la presencia de Dios es indispensable, ya que nunca nos abandona.
Canalizar las emociones y los sentimientos hacia experiencias formativas, de crecimiento interior con una espiritualidad centrada en Jesucristo, quien asumió en su humanidad todas y cada una de las que hacen a un humano, nos permite comprender la grandeza de nuestra humanidad, pues solo Jesús, el verdadero hombre y Dios, da al hombre su plenitud. La alegría, la confianza, la honestidad, la fe, el respeto, la justicia, la paz.., estos valores que nos hacen mejores hombres y mujeres y que día a día nos debemos esforzar por vivir y si nos proponemos vivir estos valores en lo cotidiano, estaremos en armonía interior, lo que se traduce en paz. Esto conduce a la salud emocional, espiritual y física.
Jesucristo lloró, se alegró, se sintió solo. Centremos nuestra mirada en Él.—
“Canalizar las emociones y los sentimientos hacia el crecimiento interior con una espiritualidad centrada en Jesucristo nos permite comprender la grandeza de nuestra humanidad”