Las propuestas del PRIAN y de la izquierda
Después de pasar por Yucatán y otros estados del Sureste en su gira de campaña por la presidencia, Claudia Sheinbaum dejó claro por qué está muy arriba en las encuestas que, cotidianamente, se hacen en el país, las cuales sirven para que el pueblo ejerza su elemental derecho de saber, puntualmente, qué pasa en la arena política nacional —y también en la de su estado— y cómo se refleja en la intención del voto, lo que cada candidato plantea.
La candidata de la coalición Juntos haremos historia, integrada por Morena, PT y Verde, estuvo la semana pasada en tres grandes municipios de la entidad, Tizimín, Progreso y Umán, acompañada del candidato a gobernador de la coalición, Joaquín Díaz Mena, y otros candidatos a cargos de elección, en eventos masivos en los que lo más sobresaliente fue el entusiasmo de las decenas de miles de asistentes a los actos. Dio también conferencias de prensa en las que respondió a los cuestionamientos que se le hicieron, sin evadir ninguno, dejando claro su proyecto.
La oposición ha intentado descalificar esas concentraciones señalando que los asistentes llegaron a ellas en vehículos alquilados. Co—————
(*) Maestro en Español. Especialista en política y gestión educativa mo si a los mítines del Prian la gente llegara a pie o en burro. Es ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. Lo condenable no es cómo llega la gente sino qué la motiva a asistir. Si lo hace voluntariamente ello es plausible, si lo hace por coacción, independientemente de cómo llegue, es lamentable.
Ante las multitudes que la aclamaron la candidata presidencial expuso sus planes para continuar transformando al país y seguir contribuyendo a la transformación del estado, ahora, previsiblemente, de la mano de un gobernante local, Joaquín Díaz Mena, que no simule, como el actual, que cuando está frente al presidente pone una cara y cuando este se aleja enseña otra, sino que sea un genuino servidor público de una sola pieza.
Frente a las absurdas propuestas de la candidata del Prian de cerrar refinerías para que el país tenga que comprar las gasolinas en el extranjero y los consumidores paguen más por ellas o regresar a proyectos como el de privatizar los servicios de salud reviviendo el llamado seguro popular, que ni fue seguro ni fue popular, o privatizar la educación pública comprando espacios en escuelas de nivel medio superior o superior de carácter privado, en vez de hacer más escuelas públicas de estos niveles, la candidata de la izquierda plantea con toda claridad sus propuestas que son diametralmente opuestas a las de la derecha.
En materia de educación la candidata de la izquierda propone, por el contrario, construir más escuelas de nivel de bachillerato para que ningún estudiante de secundaria se quede sin la oportunidad de estudiar la preparatoria, y más escuelas de nivel universitario para que ningún joven egresado de bachillerato, deje de estudiar una carrera por falta de recursos.
“México debe tender a que haya la misma cantidad de preparatorias como de secundarias —dijo—. Para ello, vamos a hacer más preparatorias y vamos a consolidar y a unificar los programas de estudio. Todos los sistemas de educación superior pública del país serán gratuitos. Se fortalecerán las universidades Benito Juárez y se harán nacionales dos universidades que creamos en la Ciudad de México, la Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud. Mi sueño es que en el sexenio podamos atender a otros 300 mil estudiantes porque la educación es un derecho, no un privilegio, no es una mercancía”.
Y habló de apoyos a la educación: “Los estudiantes de preescolar, primaria y secundarias públicas tendrán una beca universal como la que establecí en la Ciudad de México. Este derecho se irá cumpliendo progresivamente en los primeros tres años de mi gobierno”.
Lo anterior significa que las becas que actualmente reciben sólo una parte de los estudiantes de estos niveles serán universales, es decir, las recibirán todos los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria de las escuelas públicas del país.
Y en materia de salud, su propuesta es seguir consolidando el sistema iniciado en este sexenio —que actualmente abarca 23 entidades del país, porque 9 gobiernos, entre ellos el yucateco, se negaron, por razones explicables, a participar— que implica construir los hospitales que hagan falta y rehabilitar y modernizar los que sean necesarios para que los mexicanos, incluyendo a los yucatecos, dejemos de padecer los deficientes servicios públicos de salud que, desde tiempo inmemorial, sufrimos.
Este sistema, llamado Servicio Público de Salud para el Bienestar, garantizará a todos los mexicanos, desde su nacimiento, acceso a vacunas, cuidados preventivos, atención médica, estudios y laboratorios, cirugías y medicamentos gratuitos, para hacer efectivo el Derecho Constitucional a la Salud.
¿Por qué los 7 gobiernos del Prian, incluido el de Mauricio Vila, más el de MC se han negado a firmar con el gobierno de López Obrador el convenio respectivo? Porque no quieren que la salud deje de ser su caja chica. Dos son los argumentos que esos gobiernos han dedo según el presidente: “Unos sostienen que tienen capacidad para garantizar el servicio de salud pública y otros, que no les gusta la gratuidad, no están de acuerdo, porque dicen que eso es populismo y paternalismo”. Pero hay un tercer factor: la corrupción.
El gran negocio de la compraventa de las medicinas, la privatización de muchas áreas de estos servicios es lo que está en el fondo de la conducta de tales gobernantes. Los grandes intereses creados que giran alrededor de los sistemas de salud construidos cuando imperaba el más absoluto desprecio al pueblo es lo que los mueve.
Así como los prianistas reventaron al Isstey en Yucatán entregándolo a poderosos intereses privados, así pretenden seguir enriqueciendo a minorías en sus estados a costa de la salud del pueblo.
Es por eso que para que esta parte del programa de Claudia se aplique en Yucatán es necesario que el siguiente gobernador firme el convenio correspondiente. Y esto sólo sucederá si quien resulta electo es el candidato de la transformación, Joaquín Díaz Mena, porque el otro, ya ha dicho que se comportará como si Yucatán fuera una república bananera.— Mérida, Yucatán.