“Todas fueron asesinadas”
Mejores amigas, entre las víctimas de la Escuela Robb
UVALDE, Texas (AP).— Jacklyn Cazares no había cumplido 10 años aún, pero ya era una niña “explosiva” y obstinada que siempre buscaba ayudar a la gente necesitada, de acuerdo con su padre.
Jacklyn y su prima Annabelle Rodriguez eran muy buenas amigas junto con otras tres compañeras en la Escuela Primaria Robb. “Ahora todas están muertas”, dijo Javier Cazares. “Todas sus mejores amigas también fueron asesinadas”.
Las niñas estaban entre los 19 estudiantes que fallecieron el martes cuando un joven se atrincheró en un aula de 4o. grado en la escuela de la localidad de Uvalde, en el suroeste de Texas, y empezó a disparar. Sus familias sólo pueden aferrarse a los recuerdos, y entre sí.
Cazares llevó a su hija a la escuela ese día; tenía una ceremonia de entrega de premios. Unos 90 minutos después la familia recibió una llamada: Un tirador activo estaba en la escuela.
“Conduje como alma que lleva el diablo”, comentó. “Mi bebé estaba en peligro”.
“Había más de 100 personas esperando, era un caos”, comentó sobre la escena en la escuela.
Cazares dijo que su sobrina siguió una ambulancia al hospital y vio que llevaban a Jacklyn a bordo. Toda la familia pronto se le unió y presionó a los empleados del hospital para que les dieran información durante casi tres horas. Suplicaron, lloraron y les enseñaron fotografías de su hija.
Al final un pastor, un agente de la policía y un médico se reunieron con ellos. “Mi esposa hizo la pregunta: ‘¿Está viva o murió?’”, relató Cazares. “Ellos respondieron: ‘No, ha muerto’”.
A Cazares lo consuela creer que en sus últimos momentos Jacklyn hizo lo que era natural para ella: ayudar a sus compañeros.
Ryan Ramirez también se apresuró a llegar a la primaria Robb cuando se enteró del tiroteo, esperando encontrar a su hija Alithia y llevarla a casa, reportó KTRKTV. Pero Alithia también fue una de las víctimas.
En el perfil de Facebook de
Ramirez hay una foto, que ahora se ha dado a conocer en todo el mundo, en la que aparece la pequeña vistiendo una camiseta de varios colores en la que anunciaba que había dejado de ser “de un solo dígito” tras cumplir 10 años.
Dos de las pequeñas víctimas habían querido faltar a clases el martes.
El nieto de Carmelo Quiroz, Jayce Luevanos, de 10 años, había suplicado ir con su abuela el martes cuando esta acompañó a la clase de preescolar de su bisnieta al zoológico de San Antonio. Pero, contó Quiroz, la familia le dijo a Jayce que no tenía sentido faltar a la escuela tan cerca del final del año. Además, a Jayce le gustaba la escuela.
“Es por eso que a mi esposa le duele tanto, porque él (Jayce) quería ir a San Antonio”, comentó Quiroz a USA Today. “Estaba muy triste porque no pudo ir. Quizás si hubiera ido, estaría aquí”.
Otra víctima que tampoco quería ir a la escuela ese día era la prima de Jayce, Jailah Nicole Silguero, de 10 años. La madre de Jailah, Veronica Luevanos, contó entre lágrimas a la cadena Univisión que la pequeña parecía presentir que algo malo iba a pasar.