Diario de Yucatán

“Checo” inicia en penúltimo sitio

Fernando Alonso anuncia su regreso la próxima temporada a la Fórmula 1 después de una retirada temporal hace dos años. Renault, su destino

- JAVIER CABALLERO LENDÍNEZ

El mexicano Sergio “Checo” Pérez no tuvo el puesto de salida deseado en la parrilla para el GP de Estiria que se disputa hoy en Austria, al iniciar en penúltimo lugar.

“Checo” argumentó que tuvo problemas con su coche, que no funcionó a la perfección con la pista mojada luego de la intensa lluvia ayer en el Red Bull Ring.

El piloto tapatío confía en una buena estrategia hoy que le permita sumar puntos en el campeonato de la F1.

Cuentan que Flavio Briatore era un tipo peculiar, un dandi, un ricachón que traía locos a sus fanáticos, casi más exultantes e intensos que los “amlovers” más profundos y de hueso colorado. Su dirección era impecable en el

paddock al frente de Renault, tanto como sus pachangas en yates, clubes nocturnos y lugares de caché. De mucho caché.

En las noches, Flavio Briatore era un Gianluca Vacchi de la farándula, seductor y apasionado. Era tal su nivel, que creó un antro, el Billionair­e Club en Montecarlo, dentro del Hotel Fairmont, con vistas privilegia­das al circuito de Mónaco. Allí, rodeado del glamur que solo el principado ofrece, hacía parrandas de campeonato para los pilotos de la parrilla, que participab­an en ese Gran Premio.

Era el lugar perfecto para que fueran ellos mismos y dejaran salir su verdadero yo, puesto que no se permitían los fotógrafos. Si alguno bebía de más y caía en plena batalla, ahí estaba el hotel para recibirlo en una de sus habitacion­es, y todo quedaba dentro de la familia.

En Montecarlo y en otros recintos, rodeado de la crema y nata social internacio­nal, Briatore se movía como pez en el agua con su inconfundi­ble estampa de pelo blanco y elegancia italiana; dejaba deslizar su sonrisa entrada en años, y de difícil acceso para las mortales hasta conquistar corazones femeninos que a simple vista eran duros como rocas. Flavio era un as de las relaciones públicas, pero además, en las pistas, en lo suyo y durante el día era el verdadero rey.

Cuentan que Flavio apostó por un diamante en bruto, un español que venía rompiendo esquemas en las escalas menos mediáticas del motor; un tipo con un sueño bien dibujado en su vida. Asturiano de nacimiento, de familia sencilla, se fue haciendo camino entre la maraña de pilotos experiment­ados hasta conquistar los ojos del italiano que veía en él un campeón.

Ese ibérico no era otro que Fernando Alonso, según los críticos, uno de los mejores pilotos que ha dejado la historia del automovili­smo aunque no le hayan acompañado de la misma manera los títulos. Cuentan que Fernando era más serio que Flavio, y más centrado. Lo suyo no eran las fiestas, ni el glamur, ni los saltos con poca ropa en los castillos inflables que el transalpin­o contrataba para las pachangas —no precisamen­te para los niños—, ni las excentrici­dades. A Fernando le gustaba prepararse. Concentrar­se. Correr. Quería ser el mejor. Por eso, no era asiduo de las fiestas de Briatore, ni de salir con personas más generadora­s de portadas que de confianza. Descansaba sus horas y se preparaba como debía ser. Alonso era simplement­e Alonso, un tipo confiado en su potencial para las carreras, para ser el número uno, para romper récords. Briatore lo entendió, lo respetó, se hicieron amigos, muy amigos, y dejó que fuera la historia de los Grandes Premios la que le abriera las puertas, y no los escándalos fiesteros. Alonso se retiró de la Fórmula 1 en 2018 y hoy está de regreso. El piloto asturiano confirmó lo que quería en silencio, lo que le hacía falta para su vida después de probar otras disciplina­s automovilí­sticas. Renault,

el lugar donde logró grandes gestas deportivas y se proclamó dos veces campeón del mundo de Fórmula 1 lo recibe como el hijo pródigo.

El Ave Fénix confía en que la normativa de 2022 ayude a igualar las carreras y aumente las posibilida­des de que Renault vuelva a los puestos de arriba. Tiene ganas. Confía en él mismo, en el equipo y en el reglamento. Fernando vuelve a partir de 2021 no para ganar carreras esa temporada, sino porque ama la Fórmula 1 y porque cree que puede ser campeón otra vez en 2022 ó 2023. Quiere el tricampeon­ato.

Como reza la canción “Las simples cosas”, del cantautor argentino César Isella, “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”; hoy, Fernando al lugar donde fue feliz, recordando sus comienzos desde los 3 años cuando se subió por primera vez a un kart, uno que construyó su padre y lo pintó con los colores referentes a Ayrton Senna.

Precisamen­te fue en los karts, en los que en 1996 se proclamó campeón júnior de la “Five Continents Cup”. Pensó por aquel entonces que su futuro estaba ligado a esta modalidad deportiva. Correría hasta los 30 ó 35 años y viviría de ese deporte. La Fórmula 1 estaba a años luz.

Pero 1999 llegó y con él la oportunida­d de probar en el paddock

en diciembre. Minardi fue el equipo que le dio la oportunida­d y no defraudó. Rodó un segundo por detrás de Marc Gené, piloto oficial del equipo esa temporada e incluso por encima de Gastón Mazzacane, otro más rodado de la misma marca. Luego vinieron éxitos en la “Euro Open By Nissan” y en la “Fórmula 3000”.

Se dice que cuando Alonso irrumpió en el circuito, Ferrari ya empezaba a enamorarle y le ofreció un contrato de cinco años para comenzar en Sauber y continuar en la firma italiana en la que despuntaba un Michael Schumacher intratable. Alonso rechazó ser gregario de lujo del alemán para convertirs­e en lujo de Minardi y, en santo y seña de Renault, después.

Con la marca francesa y la dirección de Flavio Briatore llegaron sus dos campeonato­s mundiales antes de un devenir por otros equipos como Honda, Mclaren y Ferrari, que no llegaron al puerto deseado.

Sea como sea, Fernando regresa después de dos años alejado de la goma quemada del concierto de la F1. En este tiempo ha corrido en las 500 millas de Indianápol­is (compaginan­do su última temporada en Honda en 2018); las 24 horas de Le Mans e incluso el Rally Dakar.

“Magic” Alonso o “El Nano”, como le llaman, enriquecer­á una parrilla de prestigio con Hamilton y posiblemen­te Vettel, pero sin el “Káiser” Schumacher, sus tres grandes rivales.

Briatore ya no está en Renault aunque su intercesió­n ha sido clave en el regreso de Alonso. El italiano está feliz. En sus fiestas, los castillos inflables seguirán agitándose como gelatina, mientras en las pistas, el español volador, oxigenado y revitaliza­do, tratará de grabar su nombre, como él ya sabe, en el Olimpo del motor.—

Sé quién soy y las posibilida­des de Renault. El equipo quiere regresar a los pódiums y yo también. Queremos ser campeones del mundo juntos

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El bólido de Sergio Pérez en la práctica de ayer, donde fue descalific­ado. Lewis Hamilton largará primero
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Fernando Alonso grita después de finalizar el Gran Premio de Brasil en 2005 y ganar el campeonato de F1

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