Triunfa Joselito
Joselito Adame corta una oreja en el mano a mano con El Zotoluco, en la Mérida.
Para los aficionados nostálgicos por los tiempos pasados, la de ayer fue una tarde jubilosa a partir de ver la Plaza Mérida revestida en casi su totalidad de una afición que está viva.
Ayer, la gente se metió, además con el ánimo en pleno júbilo para disfrutar cada instante del espectáculo taurino, como una respuesta sólida y contundente para quien dude que la fiesta brava, además de una tradición cultural muy propia, es una fiesta viva y en movimiento. Y para rematar el ambiente, una buena parte de la Típica Yucalpetén fue la encargada de emocionar el oído con la interpretación de los pasodobles y las dianas cuando el momento lo ameritaba.
Y por toriles salieron seis toros con toda la barba. Más allá de las condiciones de lidia de cada ejemplar de Mimiahuapan, la edad, peso y ese conjunto de atributos de presencia que llamamos trapío, estuvieron presentes. Ahí estaba la fiesta brava, más viva que nunca!
En el ruedo, dos toreros importantes de la baraja taurina nacional. Dos figuras y el relevo generacional que parece inevitable. El Zotoluco, firme y decidido a dejar su firma en el libro tras largos años de jalar el carro, y Joselito Adame, decidido y firme en su propósito de ratificar su sitio de figura.
Adame se llevó un lote contrastado: los dos toros buenos y el lunar del encierro. Con el segundo de la tarde, Joselito obsequió una faena plena de seriedad y firmeza, en la que lances y pases tuvieron la miga de la emoción crispada del olor a peligro que los toros con edad y bravura ofrecen siempre.
Fue una pena que pinchara y se le fuera un triunfo, que alcanzaría con creces en la lidia al sexto de la tarde, el mejor del encierro, “Villancico” de nombre, con 570 kilos, al que recibió con lances de rodilla en tierra.
Tras un buen puyazo, realizó un quite por chicuelinas de mano baja y cintura rota, el único de la tarde y ante la insistencia del respetable, tomó los palos y cubrió un tercio de banderillas muy jubiloso. Con la muleta en la diestra, comenzó en el estribo para llevarse al bravo hasta los medios con doblones rodilla en tierra. Y ahí, donde los toros aprietan, Joselito rindió su torero homenaje a la bravura con firmeza , en una faena derechista que tuvo claridad de pensamiento y calidad de pulsos. Señaló un pinchazo y dejó una entera para recibir la única oreja de la tarde.
Eulalio López, Zotoluco, se llevó lo más complicado del encierro, aunado a la poca fortuna en la suerte suprema. Su primero, manso, solo le embestía en dos pases y salía suelto, sin alcanzar mayores méritos que el respeto a la presencia del burel y a la voluntad del diestro.
Su segundo, complicado, áspero en principio y tardo en la postrimerías de la faena, le permitió instrumentar una faena de mérito y poco calado en el tendido.
Su tercero tenía mejores condiciones pero acusó una lesión, y a pesar de que en cada muletazo trató de cuidar, pero la gente reconoció su aportación de voluntad y entrega, saliendo del coso de Reforma con el reconocimiento.—