La labor de las madres
Hoy más que nunca puedo confirmar que una frase que escuché hace tiempo es totalmente cierta: “si mamá está bien, la familia está bien” y sólo basta con recordar algo de la infancia, ¿recuerdas cuando eras niño? ¿cómo te sentías al ser abrazado(a) por tu madre? ¿a qué olía su abrazo? yo recuerdo que era algo disfrutable, mi mamá siempre olía a ropa limpia, creo que era porque se la pasaba mucho tiempo lavando ropa de nueve chiquitos, que llegamos uno detrás de otro.
¿Cómo era su tono de voz? en mis recuerdos tengo claramente identificados los tonos con los que mi madre nos llamaba, era fácil saber si estaba contenta o enojada.
En esta época de mi vida, en la que he tenido la oportunidad de ser testigo cercano de la tarea de ser mujer al ver a mi esposa vivir la experiencia de ser madre y esposa durante más de 20 años, y habiendo acompañado a decenas de mujeres en procesos terapéuticos, puedo dar cientos de ejemplos de la grandiosidad de la mujer, mujeres que no le piden nada al mundo y que lo dan todo para sacar adelante a sus hijos y muchas veces a sus esposos.
Y que saben cuando pedir ayuda para seguir adelante con más y mejores recursos humanos.
Existen las mujeres que decidieron valientemente ser jefas de familia y criar solas a sus hijos; lograron con la terapia cambiar sus creencias sobre la tarea de educar solas, ya que es dañino para ellas y para sus hijos hacer realidad esa frase que muchas dicen “yo soy madre y padre para mis hijos”.
Una mujer sólo debe ser madre, evitando asumir roles que no corresponden a su naturaleza, para que en la familia que formó exista la función paterna, debe aprender a involucrar a algún familiar varón para que el hijo o la hija tengan a su alcance una referencia real del rol paterno, que les ayude en su sano desarrollo armónico y logren ser felices.
Un poco de ayuda
Hay otras mujeres que han necesitado ayuda para recuperar su autoestima después de una experiencia de infidelidad de sus esposos.
Con la terapia con hipnosis natural logran sanar sus heridas emocionales y digerir sus rencores para poder perdonar y recuperar su estabilidad emocional y ya luego, poder valorar la necesidad o conveniencia de sanar y recuperar la relación conyugal y tal vez conseguir que la familia esté unida por amor y no sólo por obligación.
Hace unos días, una gran mujer me decía en sesión: “Ya no puedo más, llevo más de 15 años llevando sobre mi espalda toda la carga de la familia”, al escuchar con detalle todo lo que vivía y que le hacía decir eso, le dije, “pues se merece mi respeto por tanto aguante”, ella me respondió: “Son dos cosas que me han ayudado a aguantar: En primer lugar Dios y en segundo lugar el amor a mis hijos, pero siento que es momento de ayudarme a mi misma para seguir ayudando a los que amo y por eso tomé la decisión de acudir a la terapia”.
Le agradecí la confianza en la persona que le recomendó que acudiera conmigo para acompañarla en el proceso de sanación de sus heridas emocionales y poder iniciar un proceso de crecimiento que le permita sentirse bien consigo misma y los demás.
La mujer luego me explicó la razón de su visita: “Mi amiga no tuvo que decirme lo bien que le han hecho las terapias con hipnosis que usted le ha dado, yo misma fui testigo de sus cambios, ya no es la misma que era antes, ahora se le ve feliz”.
Esta mujer que educa a sus hijos sola, aunque está su esposo pero es como otro hijo para ella, ha empezado a recuperar el sentido de auto-valía, está quedando en paz con su historia, donde aprendió a ser madre , pero no aprendió a ser esposa, está reaprendiendo a relacionarse como esposa con el padre de sus hijos, ya que hasta ahora lo trataba como si fuera su madre, y su proceso la convertirá en una mujer plena, completa, para que viva como quiere vivir: Feliz, agradeciendo y disfrutando ser madre, esposa, ser quien da sentido a la vida en familia. Entonces, si mamá está bien, la familia también.