Diario de Xalapa

Torres Cházaro, leyenda xalapeña

La torre Hakim, viaducto, el puente Landero y Coss o el edificio del Orfis, entre sus obras y proyectos en los que ha participad­o

- MARIBEL SÁNCHEZ

Con más de cien obras y 80 proyectos en la capital del estado y distintos municipios de la entidad, así como en la Ciudad de México, José Miguel Torres Cházaro es un multipremi­ado personaje veracruzan­o. Con raíces artísticas y 60 años de trayectori­a, expresa con alegría y gratitud que si volviera a nacer elegiría nuevamente ser arquitecto, ser nativo de su querida Xalapa y crecer en el callejón Jesús te Ampare, en su barrio, el de San José. El hombre de espíritu inquieto, a quien en su juventud lo mismo le gustaba andar en moto que dedicar tiempo a la natación en la alberca olímpica de Ciudad Universita­ria, es quien está detrás de obras como la torre Hakim, el viaducto y el puente Landero y Coss, en Poeta Jesús Díaz. Además, obra suya es el edificio del Órgano de Fiscalizac­ión Superior y contribuyó a proyectos como el paseo de Los Lagos y la Unidad de Servicios Biblioteca­rios (USBI). La lista es grande, tanto como la de escuelas en zonas rurales.

“Para mí, todas mis obras son importante­s, independie­ntemente de su escala o función, sea en espacios arquitectó­nicos o no, el compromiso es el mismo”, dice quien tuvo la oportunida­d de trabajar en diferentes espacios, incluso antes de egresar con mención al mérito por la Universida­d Nacional Autónoma de México.

Años después, en 1965, recuerda haber sido invitado por el secretario de Gobierno del Estado de Veracruz, Rómulo Campillo, para trabajar en alguno proyectos. Había una libreta donde aparecían los nombres de los municipios y sí estaba Xalapa. Ese momento marcó el retorno a su tierra de origen. En entrevista comparte que su primer proyecto en la ciudad fue el del jardín de niños Morelos, en la calle de Clavijero, que duró 20 años para después ser demolido; especial afecto manifiesta sentir por el jardín de niños “Carlos A. Carrillo”, en Coatepec.

En el “kínder” del hoy pueblo mágico, sin cargo al Estado, él donó el material, y el artista japonés Kiyoshi Takahashi, la escultura que permanece en la explanada, un monumento al sol y la luna.

A pesar de inicialmen­te negarse a una entrevista para hablar de sí mismo con la frase de ser solo un xalapeño de tantos, José Miguel Torres Cházaro termina contando anécdotas, no todas alegres, como cuando en la obra de casas habitación del Club de Golf México falleciero­n dos de sus compañeros.

Al hablar de otra de sus facetas, la docencia, esboza una sonrisa. Afirma estar orgulloso de algunos de sus alumnos y agradecido por haber sido bien recibido como catedrátic­o, primero en la UNAM y después en la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d Veracruzan­a, con la clase de proyectos de diseño; después fue maestro de tiempo completo.

Rememora los talleres integrales verticales, con estudiante­s de todos los años; en su taller llegó a tener cerca de 120 alumnos en un método que se ha perdido pero, considera, fue importante por la formación práctica.

Al ver al pasado, José Miguel Torres Cházaro declara saberse una persona a quien la vida ha tratado bien. Asegura además tener mucha gratitud por sus raíces por la vía materna, las cuales le permitiero­n ser un bebé que se dormía con la música clásica que su mamá tocaba en el piano para en otra descubrir las décimas, la poesía y el son jarocho con su tío Guillermo Cházaro, considerad­o personaje determinan­te en la cultura sotaventin­a.

No omite el nombre de su tío Gabriel Cházaro, quien recibió la condecorac­ión de las Palmas Académicas conferidas por el gobierno de Francia, ni tampoco a su padre, a quien describe como una persona seria, sin habilidad artística pero dotado de gran inteligenc­ia. “Yo creo que la familia sí influyó en lo creativo; en cuanto a mis hijos, yo no los influencié ni los encaminé a algo, pero ellos decidieron estudiar arquitectu­ra y mi hija, diseño… Ya hay una nieta en preparator­ia y piensa también en la arquitectu­ra”.

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RICARDO MARTÍNEZ José Miguel Torres Cházaro se dijo feliz de ser arquitecto

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