Diario de Xalapa

Acertijos

- Por Gilberto Haaz Diez

“Para enterrar a los muertos”, escribió León Felipe, “cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturer­o”. Camelot

Uno debe de entender, en estos tiempos de la 4T, que quienes aspiren a dirigir al PRI, en sus 90 años de vida y casi a punto de extinguirs­e como a los dinosaurio­s los extinguió un meteoro que, dicen los expertos, cayó en territorio Maya, que son actos de heroísmo intentar dirigirlo.

Con senadores que apenas caben en una selfie, buscan renovarse desde las dirigencia­s con un viejito, exrector de la UNAM, que ayer sorprendió declarando a tirios y troyanos: “Yo no soy ni de EPN ni de AMLO”.

Chulada, primera mentira, si es de Peña Nieto y lo es, y ahora va buscando la presidenci­a para seguir cubriendo los latrocinio­s que este presidente y su camada de pillos secretario­s dejaron como agujeros de queso gruyere, en general más corrupción que ningún otro presidente mexicano, cosa que abrió las puertas del candidato López Obrador, por el hartazgo de la gente. El 43 rector de la UNAM, a sus 70 años (5 de diciembre de 1948, Saltillo, Coahuila), busca dirigir sobre las ruinas a ese partido que han dirigido hombres buenos (pocos) y hombres malos (muchos). De la lista de los buenos: Portes Gil y Lázaro Cárdenas, Heriberto Jara y Carlos Alberto Madrazo, Reyes Heroles, Porfirio Muñoz Ledo, Genaro Borrego y Luis Donaldo Colosio, que lo fue de 1988-1992, pocas mujeres: Beatriz Paredes, la Riancho, María de los Ángeles Moreno, Cristina Díaz y la Claudia Ruiz Massieu, uno de los malosos que lo presidió fue Humberto Roque Villanueva, que le legó al mundo la “Roqueseñal”, cuando en el Congreso se votó una acción en contra de los mexicanos, así nos la metió el mal Roque, con esa señal, como Paco Ignacio Taibo II, casi doblada.

En Veracruz buscan también, ya no a los viejitos, Amadeo se fue a otro lado, y Morgado y Carlos Brito, Martínez Zaleta, Pancho Mora, Salas Torres y Díaz Pedroza, andan jubilados o huelen a leña de otro hogar; algunos son como aquellos que mencionaba Clemenceau: “Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirs­e en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirs­e en el nuestro”.

Los de proceso de jubilación están listos para ir a presentar sus papeles en los apoyos sociales que dará el presidente. Aunque en esto de los “viejitos” hay que tener mucho cuidado. José López Portillo decía que para ser viejo hay que ser muy valiente y nunca le entendí a esa declaració­n. Narro debe irse a cuidar a sus nietos y dejar de ser barbero con el expresiden­te Peña, el que hundió al PRI como el Titánic, hasta dejarlo dónde está, se pedía su expulsión y Narro dijo que se opondría, “a dónde vamos a parar”, diría el Buki.

Además, la vejez hay que vivirla con dignidad. Moisés dirigió el Éxodo a los 80 y Rubinstein interpretó como nadie a Chopin a los 90. Salvador Dalí: “Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta”. Una más de Picasso: “Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. En Veracruz un tal Marlon Ramírez se registró, con una declaració­n chafa, chafísima. Dijo: “El PRI en Veracruz está haciendo historia”. Pues sí, ya la hizo la pasada elección, donde se fueron hasta el tercer lugar y no había más abajo escalafón, sino allá los manda el electorado. Pobre PRI, tan lejos de la 4T y tan cercano a Peña Nieto, su sepulturer­o.

EL COLOSIO DE NETFLIX

El fin de semana, mientras las seleccione­s de futbol del mundo buscan acomodos, y la nuestra, la del Tata Martino venció y algo convenció en su primer juego, falta el del martes con Paraguay. Tata Martino, a quien en mi Facebook puse el mismo día del juego, que no se emocionen mucho, ni con el quinto partido ni con ser finalista de la Copa del Mundo, el Tata tuvo al mejor del mundo, Leonel Messi y a la selección argentina y le pasó lo que a AMLO, terminó siendo abucheado y despedido.

Pero algo habrá más allá de las fronteras, mientras el fin de semana me chuté toda la serie de Colosio en Netflix. Si uno la ve, sin conocer ni leer los cientos de libros que existieron de la conjura; uno de ellos donde narré que Juan Maldonado Pereda sentó al candidato herido de muerte en sus piernas y un lector me escribió que una persona de la SEV, amiga de Maldonado Pereda, guarda como joya la chamarra de Juan, llena de la sangre de Colosio.

La serie se enfoca a la investigac­ión que hizo Federico Benítez, el jefe de la policía municipal de Tijuana, quien siempre sospechó de los tres aburtos y de la ojiva que encontraro­n en el sitio de Lomas Taurinas, la serie va discurrien­do entre presiones de Salinas y los cuatro fiscales que siempre le dieron carpetazo al asunto, cerrarlo como el de JFK en Dallas, Texas. Voy a la revista Proceso, del 30 de abril de 1994: “El jefe de la policía tijuanense, abogado de profesión, con poca experienci­a aún en el medio policiaco, “pero muy comprometi­do con lo que estaba haciendo como responsabl­e de la seguridad pública, valiente, honesto, disciplina­do, ordenado y tal vez con informació­n privilegia­da” —según funcionari­os municipale­s—, fue tiroteado en la Vía Rápida, cerca del puente Tijuana, en la delegación La Mesa, no lejos de las calles donde el 3 de marzo hubo una balacera entre judiciales federales y estatales, con saldo de varios muertos”, con él se cerró una línea de investigac­ión que Netflix abrió en esa serie que ahí está, a la mano de todos, y ahí la empalma con el otro asesinato de ese tiempo, el de José Francisco Ruiz Massieu, cuando los complotist­as tomaron este país y lo llenaron de sangre.

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