Diario de Queretaro

Bolsonaro acusa

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una campaña internacio­nal de desinforma­ción en su contra

que no existe un desarrollo suficiente en la selva, por lo que no se pueden reservar grandes extensione­s de ella sólo para un grupo reducido de nativos, dando así prioridad a los sectores que dependen de la deforestac­ión.

Este mismo año, Human Rights Watch acusó a la Policía Federal de Brasil de cometer un amplio espectro de abusos contra de la población indígena durante una operación iniciada a principios de agosto, los integrante­s de esta ONG consideran que de fondo está el despojo de tierras de los grupos étnicos para apoderarse de la selva, ya que han sido asesinados varios líderes indígenas por parte de la Policía Militar brasileña.

Sin embargo, Bolsonaro ha culpado a las ONG de crímenes ambientale­s en el país y ha denunciado una campaña internacio­nal de desinforma­ción para “socavar el Gobierno” ante la avaricia por los recursos naturales brasileños.

Bolsonaro añadió que el país es líder en la conservaci­ón de bosques tropicales, además de destacar que cuentan con “la energía más limpia y diversific­ada del mundo” y de que, aunque Brasil es “una de las diez economías más grandes del mundo”, representa­n sólo tres por ciento de las emisiones de carbono en todo el planeta.

Los incendios ocurren siempre en los mismos lugares”

JAIR BOLSONARO PRESIDENTE DE BRASIL

SELVA INCENDIADA

Otro de los temas más delicados son los incendios, que registraro­n una cifra récord en el cierre de 2019, que encasillo a Brasil en una de las peores crisis ambientale­s en la actualidad.

El año pasado, las llamas devoraron más de 23 por ciento de la parte brasileña de este paraíso de la biodiversi­dad que se extiende por Brasil, Paraguay, Venezuela, Perú y Bolivia.

En los primeros 10 meses del año, se reportaron 21 mil 115 focos de incendio, más del doble de los registrado­s en todo 2019 (10 mil 25) y la peor cifra para ese periodo desde que empezaron las mediciones.

Bolsonaro ha defendido la causa de las actividade­s extractiva­s en áreas protegidas que incentiva la deforestac­ión. Una parte de los incendios son consecuenc­ia de las quemadas para preparar la tierra, eliminar las plagas y cultivar maíz o soya, así como para plantar pasto para el ganado.

Respecto a estos incendios en la Amazonía, el presidente de Brasil ha indicado que “se trata de una selva tropical que no permite que el fuego se extienda” y que “los incendios tienden a ocurrir siempre en los mismos lugares, en los alrededore­s orientales del bosque, donde los indígenas queman sus tierras de cultivo en busca de sustento en zonas ya despejadas”.

CHOQUES INTERNACIO­NALES

La política ambiental del mandatario le ha acarreado varios roces internacio­nales. Bolsonaro, un escéptico del cambio climático de extrema derecha, se enfrenta a las críticas de otros líderes mundiales que le ha causado que varios miembros de la Unión Europea, como Francia y Alemania, hayan expresado su deseo de finalizar el acuerdo con el Mercosur, básicament­e por temas ambientale­s.

El presidente francés Emmanuel Macron acusó a su homólogo brasileño de no cumplir y mentir sobre sus compromiso­s medioambie­ntales, por lo que se convirtió en el principal opositor a la renovación del acuerdo comercial entre la UE y Brasil junto a otros miembros sudamerica­nos.

También acusó al mandatario brasileño de permitir las quemas agrícolas.

En un tuit mencionó que el Amazonas estaba en crisis y que era un tema que se debía abordar en la reunión del G7, donde el país sudamerica­no no está incluido.

Este mensaje a través de la red social alteró a Jair Bolsonaro, quien acusó al gobierno francés de mantener una mente colonialis­ta y de hablar de un territorio soberano como si fuera de la pertenenci­a de unos cuantos; de esta manera rechazó el nombramien­to del Amazonas como un Patrimonio de la Humanidad.

Mientras tanto, la destrucció­n de la selva amazónica continúa sin control, a pesar de la prohibició­n de quemas, el envío de soldados, la pandemia del coronaviru­s y sobre todo, porque la ley lo tiene estrictame­nte prohibido.

La Amazonía brasileña concentra la mayor cantidad de los puntos de minería ilegal detectados, con 53.8 por ciento del total; Venezuela, con apenas 5.6 por ciento del territorio amazónico, sigue en la lista con 32 por ciento.

Esta selva representa la mitad del bosque tropical restante de la Tierra, además de que es una de las fuentes de biodiversi­dad más grandes del planeta y juega un papel importante en los ciclos climáticos y del agua en todo el mundo.

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