Futuros cercanos
“La inteligencia es la habilidad de adaptarse al cambio”. —Stephen Hawking
La cuarta
revolución industrial se refiere a los cambios y avances tecnológicos emergentes en una serie de campos, tales como la robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, el internet de las cosas, la impresión 3D y los vehículos autónomos. Todos estas innovaciones traen consigo modificaciones en las relaciones laborales y en las condiciones del empleo. La automatización amenaza con quedarse con buena parte de los trabajos que hoy desarrollan los humanos. Sin embargo, la historia nos dice que en cada una de las revoluciones industriales se generaron más plazas laborales que las que dejaron de existir (más que trabajos son muchos los procesos que han sido sustituidos por las máquinas; una producción más rápida a menor costo).
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, para el año 2025 desaparecerán 85 millones de puestos de trabajo debido a las funciones que serán reemplazadas por la automatización, pero se crearán 97 millones de puestos, los cuales requerirán inéditas habilidades en el capital humano, ya que muchos de los empleos que aparecerán en la próxima década serán profesiones totalmente distintas. El miedo ante un futuro laboral incierto se hace presente. La incertidumbre de conseguir trabajo, también.
En un mundo tan competitivo, entre más herramientas tengas, mejor. Claro que la capacidad intelectual y el conocimiento teórico adquirido en la universidad son piezas claves para conseguir trabajo y desarrollarte en un ámbito profesional, pero de acuerdo con un estudio publicado por Harvard Business Review, tus cualidades personales, morales y éticas, que están relacionadas con la perspectiva emocional y social, también conocidas como “soft skills” o habilidades blandas tienen el mismo peso que tu grado de estudios. La capacidad de comunicarte, resolver problemas bajo presión, tener un pensamiento crítico, empatía y creatividad, trabajo en equipo, adaptación al cambio, liderazgo y colaboración son algunas de ellas. Es decir, el soft skill es el valor de los humanos sobre las máquinas. Es aquello que la computadora no puede aprender.
Estas habilidades blandas no son recientes, siempre han existido, pero hoy toman más relevancia en el contexto en que vivimos. Cambios constantes en términos demográficos, climáticos, migratorios y tecnológicos, con más contrastes y presiones que se derivan del entorno, requieren acentuar las características y capacidades ––ya mencionadas–– que nos hacen ser quien somos.
El futuro tendrá nuevos empleos, nuevas tecnologías, nuevos procesos y nuevas herramientas para hacer y resolver lo que hemos hecho tradicionalmente. Por tal motivo, debemos ser conscientes de que este cambio de época implica tener la flexibilidad suficiente para aprender, reaprender y volver a aprender. Las veces que sea necesario.