UN PANORAMA DESOLADOR PARA LOS JÓVENES
La precaria situación de los salarios en Guanajuato ya es una tema de agenda pública. Se trata de un rezago que contrasta sobremanera con el alarde magnífico de ser la quinta economía del país y líder en atracción de inversiones, que obligó a que las tres candidatas a la gubernatura se fijaran en esta problemática pero sin fijar todavía una propuesta clara para remontar.
Mientras le encuentran la cuadratura al círculo, diagnósticos como el realizado por el Observatorio Ciudadano de León (OCL) que dirige Mayra Legaspi Tristán, el Colectivo más Pobreza que coordina el investigador David Herrerías y el Centro Espinosa Yglesias, brindan fotografías sobre la precariedad laboral que priva para los recién egresados de las universidades públicas y privadas de León.
Era preciso que la consulta con 122 jóvenes se realizara en León, debido a su diversa oferta educativa no compatible con el estancamiento de su mercado laboral.
Así tenemos datos que indican que el 87 por ciento de los egresados que trabajan en labores no relacionadas con sus estudios, sólo el 4.35 por ciento logra prestaciones superiores a las de ley y reciben un ingreso menor a los dos salarios mínimos que, en 2024, ascienden a los 14 mil 936 pesos, un nivel salarial que se encuentra 34 por ciento de distancia del promedio nacional.
Del total de los encuestados, se obtuvo que el 65 por ciento de ellos se encuentran empleados, un 25 por ciento se encuentran activamente en la búsqueda de empleo y 10 por ciento de ellos no lo está buscando. De hecho, el 90 por ciento de las vacantes en la ciudad están dirigidas a los perfiles de administración y negocios con el 66.09 por ciento, áreas como las humanidades están perdidas.
Hay sobre todo dos posturas ante el rezago salarial laboral. Uno que pretende proteger al empresariado contemplando que sea el gobierno el que asuma el costo con la exención de impuestos, y la otra que busca presionarlos para que normalicen su situación. Apenas está por verse que visión prevalecerá.