REALIDADES Y “TARJETAS ROSAS”
La respuesta que los políticos ofrecen a los problemas estructurales que padece la sociedad de Guanajuato, obedecen a sus propios tiempos, estrategias y necesidades coyunturales. De hecho, las desigualdades sólo terminan por darles una justificación.
El estudio Con Lupa de Género que realiza el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ofrece un punto de partida para entender las condiciones en las que las mujeres de Guanajuato se abren paso ante la discriminación laboral que les dota de salarios injustos y por lo tanto les expone a la violencia económica.
Guanajuato ocupó el lugar número 26 nacional en condiciones laborales para las mujeres, con un nivel de desempeño del 43.9 por ciento. Pero este sólo es un indicador, pues se ubicó en el antepenúltimo lugar en la inclusión al mercado laboral, en el lugar 20 del eje de permanencia de las mujeres en el mercado laboral, mismo lugar asignado en pobreza laboral.
Así que los datos del IMCO quizá terminen por justificar la creación de un programa como el de la Tarjeta Rosa, dedicada al subsidio directo y en efectivo para beneficio de las mujeres jefas de familia. Sin embargo, en la coyuntura electoral es imposible desligarse de este programa lanzado justo cuando comenzaba a afianzarse la figura de Libia Dennise Muñoz Ledo como candidata a la gubernatura.
De manera que un problema que requiere políticas públicas de fondo, es atendido primero calculando la pertinencia electoral, después diseñando una medida asistencial para dejar en tercer término la parte más extenuante de todas como lo es la desigualdad salarial y que tan clara tiene la propia Libia Dennise en su plataforma de campaña.
Definitivamente la Tarjeta Rosa no puede ser tomada como la panacea que dotará definitivamente de independencia financiera a las mujeres de Guanajuato. Si de atender de forma directa este tema, quién resulte la nueva gobernadora está llamada a ir a fondo en un tema donde el papel de los empresarios es central.