DÍA DEL NIÑO. INFANCIAS ROBADAS
¿Quién cuida su sano desarrollo?
La infancia se convierte en un período vulnerable donde los niños pueden enfrentarse a la adversidad familiar, la pobreza, la violencia o las enfermedades. Es crucial que se les brinde un entorno seguro y de apoyo para que puedan desarrollarse de manera saludable y alcanzar su máximo potencial; es una etapa fundamental en la vida de cualquier individuo, donde se sientan las bases para su futuro y se forjan los cimientos de su personalidad y bienestar. Son niñas y niños, los menores de 12 años, y adolescentes las personas entre 12 años cumplidos y menos de 18 años de edad, en caso de duda se presumirá que es adolescente, o una persona mayor o menor de 12 años, se presumirá que es niña o niño.
Actualmente nos preguntamos que estamos haciendo por cuidar a nuestros niños. Problemas graves, como la adicción a las drogas, marihuana, solventes y 'cristal' se han incrementado. El crimen ya no respeta edades. Buscando crear mayores mercados de consumidores, está enviciando a nuestros hijos, quienes ante el abandono, el rechazo, la falta de atención y la violencia que tiene su origen en las familias disfuncionales, en donde la educación de los hijos, es abandonada por los padres, donde el Sistema de Justicia de Oralidad Familiar está privilegiando la cuestión económica (manutención y alimentos), por encima del bienestar y el interés superior de los menores, dejándolos en naufragio y la zozobra los vínculos parentales. Sin una crianza positiva, entendida esta como el comportamiento de madres, padres y tutores con base en el interés superior de la niñez, donde se promueve su atención, el desarrollo de capacidades y ejercicio de la no violencia, ofreciendo reconocimiento y orientación necesaria sin dejar de contemplar el establecimiento de los límites relativos a la disciplina, los cuales permitan el pleno desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. Incluye conocimientos de disciplina positiva, la resolución no violenta de conflictos y la crianza con apego; y el desarrollo desde la primera infancia, así como la corresponsabilidad de la familia, la sociedad y el estado, donde se comparte la responsabilidad en la atención, protección y desarrollo de los niños, buscando la protección integral, evitando los tratos humillantes o degradantes, castigos ofensivos, denigrantes desvalorizados, estigmatizantes, ridiculizados, y de menos precio, y cualquier acto que tenga como objetivo provocar dolor, amenazas, molestia o humillación , cometido en contra de la infancia.
Es necesario que nuestros políticos se tomen en serio el problema y dejen de pensar que tomarse fotos entregando balones a niños pobres va resolver el problema cuando en la realidad los han abandonado. No hay suficientes centros de acogimiento residencial como medida de protección subsidiario, priorizando el cuidado en el entorno familiar y centros de asistencia social, como los establecimientos y espacios de cuidado alternativo o de acogimiento residencial para niños, niñas y adolescentes donde el cuidado lo brindan las instituciones públicas, privadas y asociaciones, casas de acogida. Tampoco tenemos los espacios adecuados para brindarles tratamientos contra las adicciones, el grave problema de los anexos es parte del problema, cuando han surgido sin la debida supervisión y control, dejan de ser una buena alternativa a aquellos que se encuentran en situación de abandono de los padres, que por su trabajo no pueden estar al pendiente de cuidado y alimentación, su descuido o dejándolos al cuidado de un terceros, abuelos o tíos. Les están dando una vida llena violencia o malos tratos, es alarmante el aumento del número de niños y adolescentes que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Cada día se incrementa en la infancia el inicio de las adicciones, como consumidores, quienes tarde o temprano se convertirán en delincuentes, si no se toman las medidas adecuadas.
La solución no está sólo en crear procuradurías para engordar la obesa burocracia, la que no cuida realmente a la niñez, sino en construir entornos favorables, casas para brindar acogida y atención contra las adicciones, centros de acogimiento residencial, como medida de protección subsidiario y centros de asistencia social. Crear brigadas de expertos en salud mental, psicólogos para atender los problemas emocionales que aquejan a nuestros niños. Las estadísticas muestran que mas de un 13% de los adolescentes padecen un trastorno mental.
Si el Estado renuncia a intervenir eficazmente para atender el problema, lo que sigue, serán, batallas campales entre pandillas donde la Policía no interviene porque las apedrean. El aumento de la delincuencia, los crímenes y homicidios, mayor violencia en la sociedad. Los niños que no tienen una familia que lo proteja, no van a la escuela, terminan en la calle, siendo carne de cañón del crimen organizado y la delincuencia. Objeto de abusos y esclavitud sexual infantil. El gobierno no está destinando suficientes recursos para promover, proteger y cuidar la salud mental de los niños, los jóvenes y sus cuidadores. Menos del 2% del presupuesto estatal se destina al gasto de salud mental, resulta insuficientes.
Es necesario no sólo crear procuradurías, sino apoyar a las familias, progenitores y cuidadores, garantizar que las escuelas primarias y secundarias cuenten con profesionales para atender la salud mental, fortalecer los sistemas de justicia para adolescentes y el Sistema Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes para que el Estado cumpla con su responsabilidad de garantizar la protección, prevención y restitución integrales de los derechos de los niños que han sido vulnerados.