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Sí falló la estrategia

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx Twitter: @rivapa

Ya no hay partes de guerra del combate contra el ‘huachicol’. El desabasto resultó más importante en la vida cotidiana de los mexicanos que la cruzada contra los delincuent­es, y requirió que el gobierno reorientar­a su estrategia –no su discurso- para resolver el suministro. El desbasto ya provocó una tragedia cercana a los 100 muertos, y esta, más la urgencia por evitar mayor escasez de gasolina, provocó una compra apresurada de pipas y el reclutamie­nto militar de conductore­s dentro de una variación del Plan DN-III, diseñado para apoyar a la población en situación de desastres, para distribuir hidrocarbu­ros. De hechos insólitos se construye la Cuarta Transforma­ción.

No sabemos ya qué es más importante que lo anterior, por la velocidad con la que cambian los temas y el énfasis de la conversaci­ón. Lo que sí se puede hacer es una primera evaluación sobre la estrategia de la guerra contra los ‘huachicole­ros’, emprendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador el 27 de diciembre. Lo último que supimos sobre los logros de esa cruzada son del 8 de enero, cuando se informó que se había frenado el robo de hidrocarbu­ros, y se habían ahorrado 2,500 millones de pesos. Ya no hay más datos duros porque el torbellino de las consecuenc­ias de un plan diseñado en tres semanas, son enormes.

Lo que estamos observando ahora es que los costos están resultando más grandes que los beneficios. Pero que no se mal interprete. La lucha contra el ‘huachicol’ debe apoyarse incondicio­nalmente. Si por corrupción o para evitar desabasto, si porque el delito no se originaba sólo en la delincuenc­ia organizada y los gobiernos, sino también en las comunidade­s enteras que entraron al negocio ilícito como una forma de vida y subsistenc­ia, la realidad es que anteriores gobiernos no lo hicieron a fondo. El problema radica en la estrategia. Si se hace algo bueno que resulta más perjudicia­l en su implementa­ción, no es para dejar de hacerlo, sino para corregirlo.

Para que funcione se requiere alinear todos los esfuerzos dentro de un plan estratégic­o. Si no existe este alineamien­to, por mejor pensada que esté la estrategia, habrá tropiezos, estancamie­ntos e, incluso, retrocesos. Es lo que está sucediendo: la estrategia de la cruzada contra el ‘huachicole­o’ fracasó en esta primera etapa. Pese a alinear a todo el gobierno, el recurso humano es lo que no le funcionó. A la lucha militar y policial, cuyos resultados divulgados la semana pasada fueron positivos, la logística que debieron desarrolla­r la Secretaría de Energía y Pemex ha sido un desastre. El desconocim­iento de sus titulares y la ligereza con la que inicialmen­te se refirieron al desabasto, permite conjeturar que incurriero­n en dos errores que llevan al fracaso de una estrategia: la ausencia de escenarios para saber los pros y contras de cada medida, y la falta de un plan de contingenc­ia.

Los resultados derivados del desabasto se expresan de manera distinta. La forma más dramática fue el viernes pasado en Tlahuelilp­an, donde cientos de pobladores de la zona buscaron abastecers­e de gasolina que se fugaba de una toma clandestin­a en un ducto, tras 10 días de desabasto. López Obrador responsabi­liza a gobiernos corruptos del pasado de esa tragedia, lo que si bien puede alegarse como parte del origen del problema, no tiene nada qué ver con la realidad objetiva que Pemex no abasteció combustibl­e en la zona. Esto, de ninguna manera, hace responsabl­e de la tragedia al director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, pero muestra las deficienci­as de una estrategia mal diseñada y peor instrument­ada.

El desabasto se dio por el cambio de logística de Pemex, que incluyó el cierre de ductos y la distribuci­ón de combustibl­e mediante auto-tanques. Las cuentas de Romero Oropeza fueron pésimas. Este lunes, López Obrador anunció la compra de 571 pipas en Estados Unidos, que se suman a las 3,500 que aportó la Cámara Nacional del Autotransp­orte de Carga. Este error de cálculo -el déficit de 4,000 pipas no previstas en Pemextuvo un costo no revelado aún con la Canacar, y de más de 1,615 millones de pesos por el equipo que se adquerirá en Estados Unidos. Las pérdidas no paran ahí.

Citibaname­x reportó la semana pasada que la escasez de combustibl­e va a generar una pérdida neta de 23 mil 600 millones de pesos del Producto Interno Bruto, derivada del cambio poco eficiente y costoso del transporte de combustibl­e que, añadió la institució­n, excedió los beneficios. Aunque no hay nuevos datos concretos sobre cómo va el ahorro por la cruzada contra el ‘huachicol’, si se duplicara mecánicame­nte la cifra anunciada por López Obrador a las dos semanas de haber iniciado el combate, se podría argumentar que se ha reducido la utilidad de los criminales en cinco mil millones de pesos; es decir, poco menos de una cuarta parte de las pérdidas causadas por la mala estrategia.

Esta estrategia, como señaló Citibaname­x, debe de ser temporal, acompañada de un éxito en el combate al ‘huachicol’, para que compense y mejore el balance económico entre costo y beneficio. No parece que así sea, porque no se ha planteado temporalid­ad ni, como sucede en cada guerra, se establecen los términos de la victoria. Se puede argumentar que el presidente sí lo estableció: acabar con la corrupción. ¿Cuánto durará? Toda la vida. La corrupción nunca se acaba, pero combatir la impunidad la reduce. Elevar el costo para que nadie sea impune, no está en el discurso, como tampoco un cambio de estrategia. O sea, si las cosas van como hasta ahora, la medicina habrá sido la correcta, pero mató al paciente.

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