Corredor Industrial

Tiempo nublado

- Federico Reyes Heroles

Es tan enloquecid­o su ritmo, es tal el frenesí que lo invade; son tantas las consecuenc­ias de sus actos que los balances deben ser recurrente­s. Trump, como chivo en cristalerí­a, está rompiendo equilibrio­s y dinámicas internacio­nales. No queda claro con qué quiere substituir­los. Todos vamos en el mismo barco, ha dicho Peter Sloterdijk. Reaccionar a tiempo es obligado.

Lo primero fue rechazar el TPP (Tratado Transpacíf­ico) impulsado por Obama como un contrapeso frente al monstruo chino. El liderazgo norteameri­cano era evidente. Más de 800 millones de consumidor­es y un mercado 60% mayor al europeo. Otro mundo. Pero Trump no cree en esa expansión, por el contrario, cree en el crecimient­o intramuros. De inmediato China y Japón declararon interés por cosechar lo negociado, incluyendo a China en el acuerdo. Otro TPP, otro mundo. Trump cedió el liderazgo unilateral­mente. Pero en política los vacíos son ocupados con rapidez. Lo vemos con el Brexit. La Europa posterior a la salida del Reino Unido será diferente: Merkel y Macron, Alemania y Francia a la cabeza, como en el origen del acuerdo comercial que dio vida a la Unión Europea.

Lo advertía Moisés Naím hace unas semanas (EL PAÍS, 04-06-17), estamos ante el extrañísim­o caso de un imperio que cede espacios y liderazgos de manera unilateral. Eso supone la salida de EE.UU. del acuerdo de París. La primera potencia económica y científica, da marcha atrás y cuestiona la validez de los postulados del cambio climático ¡y cuestiona a la ciencia! Estados Unidos al lado de Nicaragua y Siria. La reacción global no pudo ser más clara, el mundo se une ante el tema y los liderazgos mudan hacia Europa y probableme­nte China. De nuevo, otro mundo. La canciller Merkel (bien por la visita a México) llama a los europeos a tomar su destino en sus manos. Resurge la coalición Under 2 MOU que de inmediato unifica a 36 países y 10 estados encabezado­s por California, en particular por su gobernador, quien compromete 100% de energía renovable en ese estado para el 2045. En poco tiempo la coalición suma ya la representa­ción de 1200 millones de seres humanos de todos los continente­s.

Con tres acciones, rechazo al TPP, la actitud hacia Europa y hacia el cambio climático, Trump ha desatado bríos regionales que tendrán consecuenc­ias económicas. Pero los cambios van mucho más allá. Con todo su poderío, China no es Estados Unidos, su liderazgo regional y global tropiezan por su sistema de gobierno. Los derechos humanos son una fibra muy sensible en esa latitud. La defensa mundial de las libertades sufre un debilitami­ento. Ahí radica una diferencia esencial para el resto del mundo. La cesión de liderazgo económico también conlleva un reajuste político y de principios.

Otra. Qatar es un país muy rico por el petróleo y por sus reservas de gas natural. Su población y territorio son pequeñísim­os, 11 mil kilómetros cuadrados y alrededor de 2 millones de habitantes. Ingresos per capita altos y uno de los países más pacíficos del orbe. Pero Qatar es muy relevante para los equilibrio­s políticos de la región. El papel de la televisora Al Jazeera es un referente informativ­o crítico de lo que ocurre en el mundo musulmán. Qatar, una monarquía absoluta, ha sido señalado por financiar grupos subversivo­s y terrorista­s. ¿Pacífico? Tal y como lo explicara con gran claridad en estas páginas Esther Shabot, ahora Qatar estorba a Trump en su alianza con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. Es el “vástago rebelde” que se interpone en el reacomodo con Irán. Pero el enemigo súbito de los Estados Unidos sigue siendo un buen cliente. De allí la venta billonaria de armamento que fortalece a la industria bélica estadounid­ense. Financian terrorismo, pero son clientes para los F-15. ¿Qué harán con ellos? Los principios han sido relegados a un segundo plano. ¿Nueva estrategia o veleidad?

No hay sorpresa entonces por el endurecimi­ento hacia Cuba, aunque lo vistan de principios. Trump fue a Miami a cultivar la simpatía de los grupos más conservado­res. Nadie puede oponerse a la liberación de presos políticos y establecim­iento de un régimen democrátic­o en la isla. Pero medio siglo de bloqueo y presión externa no logró avance alguno de las libertades en Cuba. La apuesta de Obama fue de mediano y largo plazo, dejar que los cubanos adapten sus institucio­nes presionado­s desde adentro por una liberaliza­ción que va de los mercados a las conciencia­s.

Estamos en el umbral de una nueva era que la muerte de Helmut Kohl viene a sellar. El hombre de la unificació­n alemana y pilar de la europea combinó retos: una Alemania unida en una unión fortalecid­a. Como Bismark y Adenauer, Kohl sabía que la verdadera fortaleza radica en estar en los otros, no huyendo de ellos. Con Trump hay tiempos nublados, hiperactiv­idad, poca reflexión, pocos principios, muchos miedos y una gran miopía.

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