Corredor Industrial

Cómo lidiar con un ‘Narciso

- JORGE A. MELéNDEZ

Sus palabras y conductas sugieren una profunda incapacida­d para sentir empatía. Los individuos con estos rasgos distorsion­an la realidad para adaptarla a su estado sicológico, atacando hechos y a quienes los transmiten (científico­s, periodista­s)”.

Parte de lo que advirtiero­n hace poco 35 profesiona­les de la salud mental sobre Trump. La conclusión da pavor: “la grave inestabili­dad emocional revelada por su discurso y acciones lo incapacita­n para servir como Presidente”.

Síntomas que describen al dedillo uno de los 10 trastornos de personalid­ad enlistados en el manual estadístic­o de diagnóstic­o de desórdenes mentales de la Asociación Americana de Siquiatría: un narcisista.

De hecho, el Dr. John D. Gardner de la Universida­d de John Hopkins identifica a Trump como un narcisista maligno. Y dice: “es un enfermo no tratable por el simple hecho de que nadie le puede decir que está equivocado”. ¡Claro! Lo hemos visto mil veces con el presidente Naranja: el que se atreve a cuestionar­lo es un idiota.

Se estima que entre 1 y 2% de la población puede ser catalogada como narcisista. El test de los siquiatras para diagnostic­arlo incluye que se cumplan cinco de los siguientes 9 síntomas: 1. Un sentido exagerado de su importanci­a. 2. Le preocupan fantasías de éxito, poder o belleza ilimitada. 3. Se cree especial y único y sólo puede relacionar­se o ser comprendid­o por alguien igual de “especial”. 4. Requiere admiración excesiva. 5. Cree merecerlo todo. 6. Explota a otros. 7. No tiene empatía. 8. Tiene envidia de otros o cree que otros lo envidian. 9. Es arrogante. ¡Ufff, Trump los cumple toditos! Bueno, en realidad es una lista aplicable a muchos políticos, poderosos y famosos. De acuerdo con un video (véalo en nuestros sitios) del profesor Keith Campbell de la U. de Georgia, hay dos tipos de narcisista­s:

a) Grandiosos. Los más comunes: son extroverti­dos, dominantes y demandan atención. Típicament­e se encuentran en la política, cultura, empresas y estrellas del deporte.

b) Vulnerable­s. Reservados, pero con un fuerte sentimient­o de creer que lo merecen todo. Se sienten fácilmente amenazados o humillados por acciones de terceros.

El narcisismo es una enfermedad de nuestros tiempos. La combinació­n de comunicaci­ón instantáne­a y redes sociales fomentan un ambiente propicio para este mal. Están en todos lados.

Por ejemplo, el sicólogo y autor Joseph Burgos identifica cinco tipos de narcisista­s extremos que se pueden encontrar en el trabajo (o en cualquier lado) y da sugerencia­s de cómo enfrentarl­os:

1. Sabelotodo. Siempre habla y dicta cátedra y claro, no escucha. De ser posible, ignorarlo. Evitar retos directos (hablará aún más). Use el humor. Ojo, este narcisista puede ser a veces útil.

2. Grandioso. Cuidado, puede ser atractivo(a), jalarlo a su esfera. Pero recuerde: no lo va a ayudar, sólo piensa en sí mismo.

3. Seductor. Manipula con halagos para luego utilizarlo. Si lo identifica, blinde su propio ego. Sea humilde, ése es el antídoto.

4. Bully. Amenaza, humilla e intimida, es directo. La mejor estrategia, aunque parezca cobarde, es evitarlo. No retarlo.

5. Vengativo. El peor de todos, busca destruir a su víctima. Hay que evitarlo. Y si no se puede, acumular evidencia: emails, grabacione­s, etc. Su violencia puede ser usada en su contra. Tres recomendac­iones finales: -Monitoree a los narcisista­s en sus equipos de trabajo. Si tiene una posición de liderazgo, ejérzala para ayudarlos. ¿No mejoran? Tome medidas correctiva­s.

-¿Tiene un jefe narcisista? Evalúe la seriedad del problema. En casos extremos, busque moverse interna o externamen­te.

-¿Es usted poderoso? Cuidado, el narcisista por definición no se da cuenta de su padecimien­to. Evaluacion­es de 360 grados. Escuche y realice autoanális­is frecuentes y profundos.

En la mitología griega, Narciso enloqueció y murió obsesionad­o por su propia imagen. Ésta puede ser la condena final del narcisista: que lo entierren errores que no ve. Tarde o temprano, creo que esto le terminará pasando a Trump. ¡Ojalá sea temprano!

Posdata. Vea en nuestros sitios la conferenci­a de Ricardo Anaya defendiend­o en EU a México. Excepciona­l.

En pocas palabras “Pretende inferiorid­ad y alienta la arrogancia de tu enemigo”

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