Avila, imposición en PRD
Tal parece que el actual dirigente del PRD, (o lo que queda de ese partido), Ángel Clemente Ávila Romero, empezó a asumir las mismas actitudes de tres personajes que en el pasado, se creyeron dueños de ese partido y lo único que consiguieron fue llevarlo a la debacle hasta hacerlo añicos y son: Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete. Los tres, ahora deambulan en el anonimato porque ni siquiera pudieron anunciar, ninguno, que se retiraban de la política.
Ahora, es el propio Ávila el que quiere adueñarse del que llegó a ser el partido más importante de la izquierda mexicana. Asegura que el tamaño de este instituto político no le importa, que lo relevante es la ideología.
Pero tan le importa, que no soporta que cada vez sean más los que migran
COLUMNA INVITADA
y en el caso de la Cámara de Diputados, los que más recientemente se han ido, encabezados por quien era el coordinador de esa fracción, Ricardo Gallardo, que indudablemente era un gran e importante activo con el que contaba el partido negro-amarillo, hayan formado una bancada sin partido, cansados de las interminables reuniones que tuvieron con su excorreligionario y del autoritarismo y la arbitrariedad que éste siempre ejerció en la bancada del sol azteca; de ahí que la razón fundamental de que los más dejen al PRD en el Palacio Legislativo de San Lázaro, son las imposiciones que ha pretendido Ángel Ávila y su cúpula, además creer, —como Ortega, Zambrano y Navarrete en su momento—, que el partido es suyo.
Ahora, el diputado perredista ha lanzado durísimas acusaciones en contra de quienes se han atrevido abandonarlo, pero en lo que a lo mejor no se ha puesto a pensar Ávila, es que está más que obligado a demostrar sus dichos, pues no se puede hablar así, con tanta ligereza suponiendo que lo que él dice, es una verdad de plomo.
Así las cosas, Ávila, quien supo estar muy bien cuando trabajaba en el Gobierno de la Ciudad de México y siempre soñó con escalar en el poder. Solito se ha quedado y también, solito se ha colocado en una situación bastante embarazosa frente a quienes fueron sus compañeros de partido a los que llamó “serviles al poder presidencial”.
Además, Ávila Romero está muy sobrado, pues parte de la premisa de que solamente con su llamado bastará para conformar una bancada más numerosa, —porque con la que se quedó, está a punto de extinguirse-, al pedir que diputados que sean realmente de oposición y no simuladores se sumen a su proyecto.
Lo cierto es que los que se han aglutinado en una fracción parlamentaria independiente, ya son más que los pocos diputados perredistas que quedan. Ángel Clemente Ávila, recibió de inmediato la solidaridad vía las redes, de aquellos que se encargaron de deshacer al PRD. ¿Cuánto le durará el gusto?
• Periodista morcora@gmail.com