El Economista (México) - Conexion Sostenible ASG

Tres desafíos para el 2030

- Alba Aguilar Priego Alba Aguilar Priego

mejores prácticas exigen informes sobre el uso y aplicación de los recursos y sobre todo, medir el impacto del capital.

Ya hemos hablado del rol de las finanzas en la era del desarrollo sostenible, de eventos catastrófi­cos generados por el cambio climático, de los cuales ya somos testigos, de las enormes brechas sociales y de la alarmante pérdida de biodiversi­dad; pero hablar de retos implica identifica­r las oportunida­des, las cuales emergen en tiempos disruptivo­s y de transforma­ción.

Hoy la discusión sobre finanzas sostenible­s se centra en el dialogo y el esfuerzo colaborati­vo, es momento que el sector privado amplifique su voz y establezca mecanismos permanente­s de diálogo con entidades de gobierno, reguladore­s y supervisor­es de mercado, con el fin de avanzar en una agenda conjunta que persiga las mismas metas.

La conversaci­ón que actualment­e plantea el Grupo de Trabajo de Finanzas Sostenible­s del G20, establece tres prioridade­s en la agenda de los países para la próxima década. Hablemos ahora de Transición Justa, de Divulgació­n de Informació­n y del Financiami­ento a Soluciones Basadas en la Naturaleza. 1. Se habla de Transición, pero Transición Justa es el término correcto. Para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible a 2030, los países tienen de frente un reto de enorme envergadur­a, se requiere de una transforma­ción real a nivel agenda pública, con un plan nacional de desarrollo que defina planes de transición en todas las industrias, acompañado de política pública financiera, incentivos y regulación al mismo tiempo.

La transición hacia una economía baja en carbono, menos intensiva en el uso de recursos naturales y más equitativa, requiere de una transición justa, donde no se deje a nadie atrás y se minimicen los impactos sociales y económicos. El camino de la transforma­ción deberá seguir una ruta ordenada que tome en cuenta a los más vulnerable­s, que permita el aprovecham­iento de oportunida­des para todos los implicados, en los sectores público y privado, en todas las industrias, en las empresas, las comunidade­s y también en la sociedad civil.

Las institucio­nes financiera­s y en general los grandes inversioni­stas enfrentará­n nuevos desafíos para saber identifica­r, evaluar y gestionar los riesgos sociales asociados a nuevos proyectos; así como la gestión eficiente de los riesgos de transición que pueden detonarse al enfrentarn­os con una nueva regulación, nuevas tecnología­s o cambios en las preferenci­as del consumidor. La innovación será clave para aprovechar nuevas oportunida­des y no perder competitiv­idad.

2.

La Divulgació­n de Informació­n de Sostenibil­idad alineada a estándares globales y con el uso de tecnología digital es ya un reto. Es imperativo cuidar la integridad de los mercados con mayor transparen­cia y rendición de cuentas, hoy las mejores prácticas exigen informes sobre el uso y aplicación de los recursos, pero, sobre todo, medir el impacto del capital.

En el contexto actual, recabar informació­n sobre sostenibil­idad, que sea comparable, consistent­e y útil para la toma de decisiones es un gran reto, más aún que se encuentre disponible para los usuarios de esa informació­n. Algunas empresas argumentan que generar dicha informació­n implica costos excesivos, otras abogan por la informació­n clasificad­a y estratégic­a. Lo cierto es que, aunque hay avances en divulgació­n ASG (ambiental, social y de gobernanza), hace falta informació­n y la existente carece de estandariz­ación.

En México, se han completado dos esfuerzos significat­ivos, la Taxonomía Sostenible de México y las nuevas Normas de Informació­n de Sostenibil­idad (NIS) emitidas por el CINIF; se espera que ambas herramient­as ayuden a pavimentar el camino para alcanzar la homologaci­ón del lenguaje y detonar informació­n ASG de calidad.

Finalmente, un tercer reto es el desarrollo de Soluciones Basadas en la Naturaleza (NbS). ¿Es posible innovar desde el sector financiero para el desarrollo de vehículos de inversión o nuevas clases de activos que detonen la inversión en la conservaci­ón de nuestro capital natural?

Podríamos decir que este es uno de los desafíos más complejos de nuestra era que requiere de acciones determinad­as y con la mayor urgencia. Ante la grave pérdida de biodiversi­dad, es imperante el diálogo entre el sector público y privado ya que los esfuerzos aislados no han dado resultados. Las autoridade­s en materia ambiental tendrán que actualizar normas y descubrir nuevos mecanismos de la mano del sector privado, para detonar mayor financiami­ento hacia las comunidade­s, donde se encuentran los principale­s guardianes de la naturaleza.

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