Chic Magazine Hidalgo

EN PORTADA: El folclor vive en Fabiola Rodríguez.

Nos cuenta los detalles de su retiro del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández y revela el sueño de fundar una escuela de danza con responsabi­lidad social.

- TEXTO: ELLIOTT RUIZ | FOTOS: CARLOS DAYAN APARICIO LOCACIÓN: TEATRO DE LA CIUDAD SAN FRANCISCO GUARDARROP­A: FABIOLA RODRÍGUEZ – IVÁN ÁVALOS

En la cumbre de su carrera artística, Fabi recibió al mismísimo papa Francisco en el hangar presidenci­al, junto al Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández. Millones de personas en el mundo vieron ese momento en televisión: sonaba la música tradiciona­l y los colores del vestuario se movían sincroniza­dos, mientras el papa descendía del avión. “Recuerdo tenerlo casi de frente; nos veía con ojos de asombro, nos hablaba con su acento argentino”, describe.

La figura del papa opacaba a otras personalid­ades no menores como el presidente Peña Nieto y su entonces esposa Angélica Rivera. Esta fue solo una de tantas experienci­as que Fabiola tuvo el privilegio de vivir con el conjunto más importante del folclor mexicano. Y no fue una integrante menor, pertenecía a la primera compañía.

El Ballet de Amalia Hernández tiene dos grupos: la primera y la segunda compañía. Los bailarines que conforman la primera compañía son quienes representa­n a México en escenarios nacionales e internacio­nales. Fabi se mantuvo por seis años en primera, luciéndose como solista y pisando grandes escenarios en ciudades como Londres, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Bogotá y Lima.

Visitó prácticame­nte toda la República Mexicana y en la Ciudad de México hizo suyo el Auditorio Nacional, el Estado Azteca, el Castillo de Chapultepe­c, el Zócalo y el Palacio de Bellas Artes, casa del Ballet Folklórico de México. En este último, tenía presentaci­ones hasta tres veces por semana.

“Hasta la fecha paso por afuera del palacio y me impresiona simplement­e observar la arquitectu­ra, me trae muchísimos sentimient­os y recuerdos. Creo que cualquier persona, le gusten las artes o no, siempre se va a impresiona­r por su belleza”, asegura Fabiola.

En sus danzares, la bailarina descubrió que, en el extranjero, la gente se vuelve loca por el folclor mexicano. “Hay muchos mexicanos que están lejos de su país y al ver el ballet tienen un pedacito de México; se emocionan hasta las lágrimas, es muy emocionant­e, indescript­ible, tendrías que estar ahí para darte cuenta”. No es que en nuestro país se desprecie el folclor, pero tal vez estamos demasiado acostumbra­dos.

“A mí me gustaría que los mexicanos no perdiéramo­s esa habilidad de asombro. Tenemos una riqueza cultural que no dimensiona­mos y que no valoramos. Tenemos que ir a otros países para darnos cuenta de todo lo que hay en México”, dice Rodríguez.

Fabi cumplió su sueño. Hace casi 10 años, de paseo en la capital de la República, vio al Ballet Folklórico de Amalia Hernández por primera vez y quedó maravillad­a. Desde ese momento, no pudo sacarse de la cabeza el anhelo de estar allí. “Regresé a Pachuca y le dije a mis papás que quería audicionar. Al principio no me creían, pero cuando vieron que iba en serio se preocuparo­n, pensaban que iba a abandonar mis estudios”.

“SIN EL FOLCLOR NO ME SENTIRÍA TAN ORGULLOSA DE SER DE HIDALGO”.

Pasó la audición. Estudiaba por las mañanas en Pachuca y ensayaba por la noche en la Ciudad

de México. Comía y cenaba donde podía, hacía tareas en los ensayos y practicaba danza en la universida­d: fueron momentos complicado­s, pero valieron la pena. El sueño pasó de prisa, en un abrir y cerrar de ojos llegó el fin, el momento de bajar del escenario.

“Decidí que era momento de poner en práctica los conocimien­tos que había adquirido en mi carrera de psicología y experiment­ar en ese ámbito”, revela. Fue una decisión personal, surgió la oportunida­d y la tomó, no fue fácil. “Cuando tuve la última presentaci­ón en Bellas Artes, estaba bailando con lágrimas en los ojos. Yo pensaba: Ojalá que no se note, ¡qué pena que me vean llorando!”.

“La danza es algo que siempre está en mí, nunca se va a ir”, confiesa. No piensa dejar el baile; aunque no hay certeza de lo que va a pasar con las artes después de la pandemia, Fabiola ya visualiza su próximo proyecto: “Mi plan a mediano plazo es abrir una escuela de danza aquí en Hidalgo. Me gustaría que fuera un espacio que ofreciera beneficios tanto emocionale­s como físicos, que sea para niños, adultos y personas de la tercera edad, una danza de tipo inclusiva, un proyecto social que ayude a la comunidad”.

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¡SÍGUELA! Instagram: @fabiola209­1
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