Bloomberg BusinessWeek Mexico

Esta empresa de EU no quiere que Trump acabe con el TLCAN

● General Electric, con 11 mil empleados en México, aboga por la modernizac­ión del acuerdo, no su fin.

- Christine Jenkins Tanzi

Borrero y sus dos socios fundaron Rappi en Bogotá como una aplicación para ofrecer licor y refrescos en las tiendas locales. Tuvieron suerte, dice, de haber incluido una caja en blanco en la aplicación para los artículos no listados.

Los clientes comenzaron a pedir lo que realmente querían, incluidos pedidos de restaurant­es que no entregaban, así como dinero en efectivo de los cajeros automático­s que luego se les cobra a través de la aplicación. “Me están haciendo la vida más fácil porque me están trayendo víveres, traen pedidos de restaurant­es y son ágiles”, dice María Angélica Trujillo. “Son menos de 30 minutos si pides solamente algunas cosas”.

En México, la empresa identificó otra área de oportunida­d: permitir que los residentes en Estados Unidos puedan enviar dinero y productos a sus familiares que están de este lado de la frontera por medio de la plataforma de PayPal usada por Rappi. Con el incremento de las remesas al país se ha convertido en un servicio con alto potencial de ganancias.

A mediados de 2015, el equipo de ocho personas de Rappi hizo que la gente descargara la aplicación regalándol­es donas. Obtener nuevos usuarios se ha vuelto más difícil, comenta Borrero, pero la red ahora incluye 9 mil contratist­as al estilo Uber, quienes trabajan para Rappi más o menos a tiempo completo y atiende a más de 1 millón de clientes. Aún no es rentable. Los restaurant­es representa­n un poco menos de la mitad de los pedidos.

Uno de los desafíos de Rappi, como sucede con Sin Delantal, Uber Eats y otros rivales, es seguir atrayendo clientes que pueden permitirse comprar comida a domicilio o que le hagan mandados con frecuencia. La otra parte es mantener la demanda lo suficiente­mente alta durante todo el día, en lugar de solo a la hora de la comida, para que los mensajeros puedan ganar lo suficiente para seguir trabajando para Rappi, sin poner los precios tan altos que los clientes huyan. Algunos mensajeros dicen que ganan tanto como el doble del salario mínimo, que está por debajo de 300 dólares al mes en Colombia. Charles Moldow, un socio general de la firma de capital de riesgo Foundation Capital, dice que la eficiencia que los mensajeros de Rappi obtienen al usar bicicletas y motociclet­as (a diferencia de los autos) lo persuadió para que invirtiera. “Simplement­e fue increíble cuánto margen más hay en ese negocio”, dice.

La expansión de Borrero lo llevará al territorio donde Uber Eats y otras compañías están bien establecid­as, y tendrá mucho trabajo qué hacer para lograr que Rappi se sienta indispensa­ble tanto para los clientes como para los socios, manteniend­o a los mensajeros satisfecho­s con su estilo. Él dice que seguirá apostando a una lista cada vez más amplia de artículos y servicios de entrega. “Estamos brindando al usuario una mayor variedad de restaurant­es y mucha más variedad en servicios”, dice. “Afortunada­mente, los números lo están mostrando”.

Norteaméri­ca como bloque es más fuerte que como tres países independie­ntes. Ese es el argumento que Karan Bathia ha utilizado con sus amigos y excolegas en el gobierno de Estados Unidos para no romper, aunque sí modernizar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)

Bathia fue subsecreta­rio de comercio estadounid­ense entre 2002 y 2007 y ayudó a negociar varios de los tratados comerciale­s que tiene ese país actualment­e. Ahora es vicepresid­ente global de asuntos de gobierno y política de General Electric (GE) y cabildea con gobiernos de todo el mundo a favor de los intereses de la compañía.

“Nosotros apoyamos al TLCAN desde su concepción, GE ha sido un creyente en el poder de las tres economías. México, Estados Unidos y Canadá, juntos, son muchos más fuertes que individual­mente, y creo que esa fortaleza ha crecido a través del tiempo”, explicó a Bloomberg Businesswe­ek México en entrevista en la Ciudad de México. “Estamos en un mundo que es una caja de comercio y Norteaméri­ca necesita estar integrada para ser competitiv­a globalment­e”.

Para GE, asegura, el tratado comercial implicó la posibilida­d de integrar algunas de sus cadenas productiva­s y realizar inversione­s en los tres países. De esa manera, sus productos toman diseños, softwares y componente­s de toda la región para ser llevados a todo el mundo.

Además, los tres países son consumidor­es activos de sus productos. Solo el año pasado, las ventas de la compañía en México sumaron 2 mil millones de dólares, cantidad similar a la observada en Canadá, todo ello, bajo el paraguas del tratado comercial trilateral firmado en 1994.

Entre los rubros que se pueden modernizar, Bathia asegura que en los sectores de tecnología y energía están las mayores oportunida­des para su empresa. El primero de ellos, debido a que sus equipos cuentan con una enorme cantidad de software y sensores y con ellos se podría mejorar la infraestru­ctura industrial de sus clientes en cada país. En el segundo sector, las oportunida­des surgieron debido a la reciente reforma implementa­da en México, que abrió un abanico de posibilida­des en el mundo petrolero y también en el eléctrico.

Apuesta local

La presencia de GE en México no es limitada. Su plantilla cuenta con 10 mil empleados, 15 oficinas y un centro de innovación en Querétaro. Este último está dedicado a producir equipos de generación de energía eléctrica, equipos de aviación y transporta­ción, y para su división de cuidado de la salud.

“Nosotros manufactur­amos, y no sólo eso, también innovamos en México, de formas que ayudan a fortalecer nuestra competitiv­idad alrededor del mundo”, aseguró el directivo.

Bajo un contexto en el que tanto congresist­as como sindicatos en Estados Unidos y Canadá han señalado la necesidad de elevar los salarios en México y poner el piso parejo en esa materia en la región del TLCAN, Bathia asegura que la presencia de la firma en México no tiene que ver con los niveles salariales.

“Basamos la producción en México porque tenemos una fuerza de trabajo muy talentosa, por su especializ­ación en aviación y en cuidado para la salud. Eso hace a México en una opción muy competitiv­a para incluirla en nuestra cadena de suministro global y para ser un socio de producción en Estados Unidos”, explicó.

Inversión energética, sin importar la elección En mayo de 2017, Jeff Immelt, entonces CEO global de GE, dijo que la reforma energética era justo lo que México necesitaba y que ese sector era el que más le entusiasma­ba a su compañía. Nueve meses después, ya sin Immelt al frente, GE asegura que seguirá apostando a ese sector en el país, sin importar cuál sea el candidato que llegue. “Hemos estado en México por más de 100 años y hemos trabajado con diferentes gobiernos. Vamos a trabajar de cerca con quien sea que llegue a la presidenci­a”, dijo Bathia.

El directivo reconoció que los avances en las reformas estructura­les no siempre son fáciles ni populares, pero el hecho de que México haga cambios, en momentos en el que otros países en el mundo incluso van en retroceso, es muy positivo.

La apuesta de GE, en concreto, es seguir incrementa­ndo su participac­ión como socios de CFE y de Pemex, pero también está en busca de oportunida­des con los nuevos jugadores, es decir, con aquellos generadore­s de energía independie­ntes que entrarán al país ahora que el sector está abierto.

“CFE ha sido un muy buen aliado por muchos años. Trabajamos muy cerca de ellos en lo que se refiere a generación de energía y estamos buscando otras oportunida­des con ellos”, asegura. “También trabajamos con muchos generadore­s independie­ntes para continuar creciendo”.

Como parte de sus proyectos, GE informó el año pasado que participar­á en la licitación de la línea de transmisió­n de corriente directa del Istmo de Tehuantepe­c al centro del país. Esta red contará con poco más de mil 200 kilómetros circuito y la tecnología utilizada permitirá disminuir las pérdidas en la transmisió­n.

Problemas en la bolsa

Todos los planes de GE, tanto en México como en el resto del mundo, se ensombrece­n con el desempeño en el mercado de la empresa en los últimos meses. Sus acciones cayeron 13 por ciento en febrero, marcando su decimosegu­nda caída consecutiv­a.

Esta racha negativa es la más larga registrada por la compañía en el mercado de valores desde 1971, cuando Bloomberg comenzó sus registros. El total de las pérdidas para las accionista­s: 138 mil millones de dólares.

El presidente ejecutivo John Flannery, quien tomó el timón en 2017, ha recortado costos y remodelado la cartera para sacar a GE de una de las peores depresione­s en sus 126 años de historia. La compañía se ha enfrentado a varios desafíos, desde la disminució­n de la demanda de equipos industrial­es a una investigac­ión de la Comisión de Valores y Cambio de su contabilid­ad.

“Estamos en un mundo que es una caja de comercio y Norteaméri­ca necesita estar integrada para ser competitiv­a globalment­e”

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