Ignacio Ovalle Fernández
SENCILLEZ Y GRATA PRESENCIA
En 1960 conocí a un personaje de talento indiscutible, sencillez y grata presencia que lograba cautivar con suma facilidad. Sus múltiples atributos impulsaron al Presidente, Luis Echeverría Álvarez, para designarlo Secretario Particular, cargo fundamental donde estuvieron personajes de grandes méritos y más bien, provistos de intensa experiencia.
El Lic. Ovalle Fernández, alcanzaba escasamente los 25 años, pero demostró, en forma por demás evidente, su brillantez, producto de una sólida formación como abogado, siendo de los más destacados promedios de la Facultad de Derecho de la UNAM, además de reconocido líder estudiantil. Fue tal su desempeño que lo invistieron Subsecretario y Secretario de la Presidencia, puestos
en los que fungió de manera espectacular y donde tuvo la importante responsabilidad de coordinar la entrega al próximo Mandatario, José López Portillo.
Posteriormente realizó actividades en diversos ámbitos, tales como el Instituto Nacional Indigenista, pero, más aún, como diplomático de altos vuelos, siendo Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en varios países, dando muestra de otra importante arista de su talento y genialidad.
En el actual gobierno fue debidamente valorado, para la importante tarea de los temas alimentarios, en ello tiene amplios conocimientos, ya que dirigió la CONASUPO (Compañía Nacional de Subsistencias Populares).
Recientemente ha sido motivo de señalamientos, con los cuales pretenden manchar su imagen y su calidad de buen servidor público. Al margen de las precisiones favorables expresadas por el Jefe del Ejecutivo, quienes conocen al Lic. Ovalle Fernández, podrán dar fe de su rectitud, honradez y patriotismo. Esto implica necesariamente que los servicios del Lic. Ovalle Fernández, después de más de 55 años, sean reconocidos, para darle el mérito de un buen mexicano al servicio del País. Por su parte, él entenderá lo valioso de aquellos versos de Santos Chocano: “hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan…”.