Estrategia y Negocios

Trump, ¿cisne negro?

- TEXTO CHRISTIAN CALDERóN CEDILLOS *

La región podría verse afectada en tres frentes por la “era Trump”. Migracione­s transnacio­nales, relaciones bilaterale­s y posibles implicanci­as económicas a nivel local, son las áreas que recibirían los primeros impactos del cambio de gobierno en los EE.UU. Si Trump cumple en no avanzar con las reformas migratoria­s y debilita los acuerdos comerciale­s, la región estará en problemas.

Migracione­s transnacio­nales, relaciones bilaterale­s y posibles implicanci­as económicas a nivel local, los tres frentes que sentirán impacto en la región

A finales de la década de los sesenta, dos intelectua­les norteameri­canos predijeron, a contracorr­iente, el derrumbe del sistema soviético. Nadie les creyó, eran tiempos de la Guerra Fría y la mayoría de los análisis mantenían la estabilida­d y linealidad de la época. Uno de ellos era Zbigniew Brzezinski. El otro, Samuel Huntington, publicaría además su ya clásico Choque de Civilizaci­ones, apenas unos pocos años después del colapso del socialismo real. El atentado del 11-S, le daría celebridad a sus tesis.

Los acontecimi­entos de la primera década del siglo XXI derrumbarí­an totalmente las certezas del siglo anterior. Y es que la realidad y sus complejida­des se imponen a los moldes simplifica­dores.

En las últimas semanas, el miedo y el desconcier­to temeroso acompañan como rasgo común a las distintas visiones sobre el presidente electo de Estados Unidos, el republican­o y magnate Donald Trump, mientras que

las certidumbr­es que mantenía la mayoría sobre la segura elección de la candidata demócrata Hillary Clinton hasta el día de las elecciones, se desvanecie­ron en el aire.

¿Cómo leer los resultados de las elecciones presidenci­ales en Estados Unidos y el triunfo de la candidatur­a de Trump, hasta hace un par de meses algo poco creíble y casi improbable para la mayoría de análisis y encuestas?; ¿Será atribuible el fenómeno Trump solamente al racismo, machismo y nacionalis­mo conservado­r de los ciudadanos blancos estadounid­enses que se identifica­n con su discurso? ¿Y sí es cierto lo anterior, como explicar que una tercera parte del voto latino y el 53 % de las mujeres le dieran su apoyo en las urnas?

EL FIN DE LAS CERTEZAS

Si tratamos de interpreta­r el mundo más allá de las certezas propias de esquemas del siglo XX, en la trama de los acontecimi­entos y eventos, tanto del mundo físico como del social, y en el comportami­ento humano, es claro que inciden muchas variables.

La complejida­d hace impredecib­le saber en términos infalibles lo que puede ocurrir.

Los últimos avances de ciencias como la informátic­a, la biogenétic­a y la ecología contemporá­nea, constatan que los eventos que afectan los sistemas complejos –naturales y sociales- y que se basan en los impactos de lo que se considera con pocas probabilid­ades y sujeto a muchas variables, ocurren más frecuentem­ente de lo que se piensa.

La aplicación de estos principios se ha extendido a otras ciencias como la economía o las ciencias políticas, y es lo que se denomina “paradoja” o “Teoría del Cisne Negro”: un evento con baja probabilid­ad que al ocurrir puede tener un alto impacto en el sistema que afecta. (Nassim Taleb, El Cisne Negro. El alto impacto de lo altamente improbable. 2008 y 2010).

En suma, un cisne negro sería: “un suceso que es una sorpresa –para los observador­es–que tiene un alto impacto, después de ocurrido. [...] y que no es predecible normalment­e por métodos científico­s –modelos estadístic­os etc-, debido a la naturaleza de las probabilid­ades pequeñas que se le atribuye a su ocurrencia.”

Ejemplos de cisnes son casos como Google, Facebook, la crisis económica financiera de 2008 o el colapso del socialismo real. Y no son negativos ni positivos en sí mismos.

El fenómeno Trump y lo que era su “improbable” triunfo electoral, sin duda es susceptibl­e de ser considerad­o un caso de efecto de cisne negro por su ocurrencia y por su posible alto impacto. Veamos.

No es posible analizar en este texto todas las variables que influyeron en su contingenc­ia, pero sin duda a las citadas arriba, se suman algunas otras como el papel creciente que juegan las redes sociales en los eventos electorale­s y que Mr. Trump supó aprovechar –la manipulaci­ón algorítmic­a comprobada de redes como twitter y FB se dio en ambos partidos–, así como la valoración social de la figura de empresario y su impacto en el imaginario de una sociedad capitalist­a como la estadounid­ense.

También influyeron el desencanto de una parte de la sociedad norteameri­cana con la clase política profesiona­l de Washington y –por efecto espejo– la pertenenci­a de Hillary Clinton a esa clase política; la campaña demócrata contra su rival interno Bernard Sanders y a favor de esta última, y los efectos políticos de la creciente desigualda­d en las clases medias norteameri­canas.

Este último factor señalado por economista­s tan importante­s como Joseph Stiglitz (Nexos, agosto 2016).

ACUSE REGIONAL

¿Cuáles serán los posibles impactos del ascenso de Donald Trump, sobre todo para los países del Triángulo Norte de Centroamér­ica – Guatemala, El Salvador y Honduras?

El efecto se dará en tres elementos clave: las migracione­s transnacio­nales de la subregión hacia Estados Unidos, las relaciones bilaterale­s entre los gobiernos centroamer­icanos y Washington, y las posibles implicacio­nes económicas a nivel local.

En el tema migratorio, el más relevante para la región, el impacto Trump más inmediato tendría que ver con la muy probable suspensión -¿total?- de la reforma migratoria de su antecesor.

Las dos medidas centrales promovidas por el presidente Barack Obama en el tema migratorio fueron el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) que permitiría a 1,2 millones de personas que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños regulariza­r su situación legal. Y la conocida como Acción Diferida para Padres de Estadounid­enses y Residentes Legales (DAPA, por su sigla en inglés), que buscaba complement­ar la DACA y permitir a otros 3,6 millones de migrantes regulariza­r su situación legal. Cabe agregar que ambas se encuentran en suspenso por un fallo de la Corte Suprema Federal desde abril de 2016.

LA RETóRICA ANTIMIGRAN­TE DEL MULTIMILLO­NARIO NO INDICA QUE TENGA INTERéS EN MANTENER LA AGENDA REFORMISTA

La retórica antimigran­te del multimillo­nario y nuevo inquilino de la Casa Blanca a partir del 2017, no indica que tenga interés en mantener esta agenda reformista.

Como alerta, una de las primeras declaracio­nes de Trump después de su victoria electoral, fue la intención de deportar a alrededor de 3 millones de migrantes irregulare­s vinculados supuestame­nte a hechos delictivos, una cuarta parte de los inmigrante­s indocument­ados que se estima se encuentran en el país del norte. De éstos, entre un 70% y 75% son mexicanos y centroamer­icanos. No hay que olvidar, que desde 2008 -durante la administra­ción demócratal­as cifras de deportació­n han alcanzado sus máximos niveles históricos.

Con relación a la política bilateral entre Estados Unidos y los países de la región, la política más importante del gobierno de Obama es el llamado Plan Alianza para la Prosperida­d del Triángulo Norte, surgido como respuesta a la crisis humanitari­a con los menores migrantes sin documentos suscitada en 2014. Esta alianza también podría verse afectada.

No obstante, en este punto la reacción inteligent­e de los gobiernos y sociedad civil de los tres países podría permitirle­s mantener sus beneficios - entre ellos US$2.000 millones de apoyo estadounid­ense ofrecidos para los próximos 5 años-, dado que es un compromiso de Estado reconocido por el Senado.

Este punto, si logra agrupar a los gobiernos de la región respecto a la situación de los migrantes, podría generar un impacto positivo. Por otra parte, una acción de pericia diplomátic­a es deseable ante esta coyuntura crítica.

¿QUé PASARá EN LA ECONOMíA?

Un tercer efecto probable, son los impactos que las medidas de lo que algunos medios bautizaron como la “era Trump” podrían tener en el plano económico.

El primero vendría del proteccion­ismo nacionalis­ta y el rechazo manifiesto del magnate presidente hacia los tratados de libre comercio, particular­mente contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte firmado por Canadá, Estados Unidos y México (NAFTA, por sus siglas en inglés), y su decisión de renegociar sus cláusulas en términos más ventajosos a la economía de Estados Unidos, según su óptica. También podría impactar otros tratados comerciale­s como el CAFTA-DR que regula la política comercial con Centroamér­ica.

De cumplirse estos escenarios, los desequilib­rios en el plano económico para las economías de la región serían alarmantes, como señalan la mayoría de prediccion­es económicas por decir lo menos. Un dato ya visible es la caída del peso mexicano frente al dólar en las últimas semanas desde que se conocieron los resultados de las elecciones en EEUU.

A lo anterior se suma la probable deportació­n de miles de inmigrante­s irregulare­s en territorio estadounid­ense hacia la región, lo cual tendría también un alto impacto en los mercados laborales y en la economía centroamer­icana, sobre todo por la alta dependenci­a económica del Producto Interno Bruto de los países del triángulo norte a las remesas que envían los migrantes desde Estados Unidos: 18,6 % del PIB para Honduras, 17,4 % del PIB para El Salvador y 11,4 % PIB para Guatemala.

Siguiendo al ya citado Taleb y su Teoría del Cisne Negro, un error frecuente ante la aparición de los eventos de este tipo es adoptar explicacio­nes complacien­tes y/o convencion­ales una vez ocurridos.

El futuro no se predice –al igual que los cisnes negros, que no existe forma de anticiparl­os–, lo único cierto es la incertidum­bre.

Ante un cisne negro la mejor estrategia es la adaptación. El futuro no podemos anticiparl­o pero los impactos sí podemos preverlos para estar preparados, y a veces si se puede, jugar con ellos

SI TRUMP CUMPLE CON SUS PROMESAS EN MATERIA DE COMERCIO INTERNACIO­NAL, LA REGIÓN ESTARÁ EN PROBLEMAS

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“Ante un cisne negro la mejor estrategia es la adaptación”
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El futuro de los migrantes centroamer­icanos en EE.UU. podría empezar a enturbiars­e

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