Diario La Prensa

El lugar donde todo era posible

- Emilio Santamaría S. POSITIVO@EMILIOSANT­AMARIA.COM

Cuenta una extraña historia de un hombre, ya entrado en años, que caminaba por un desierto, hambriento y sediento. Entró en un oasis de vegetación verde y lleno de palmeras. Encontró una casa, llamó a la puerta, le abrió un niño pequeño y le pidió pasar adelante. El anciano le explicó que estaba sediento y hambriento y le suplicó que le pidiera a su madre que le diera algo de beber y de comer. El niño lo pasó al comedor y le pidió sentarse. Rápidament­e le trajo agua fresca y una serie de platillos deliciosos. Al finalizar la opípara comida le pidió al niño que llamara a su mamá para darle las gracias. El muchachito le explicó que él le había servido solo. Y añadió: “Estás en el lugar donde todo es posible”. El anciano, muy sorprendid­o, le pidió que le explicara más. Le dijo que todo lo que se piense, aquí se realiza. Quiso entonces probarlo, pensó en tener solo veinticinc­o años, y para su sorpresa las arrugas se fueron y la fuerza de la juventud lo invadió. Pensó entonces que aquello no podía ser realidad, que todo segurament­e era nada más un sueño irrealizab­le. De pronto sintió como que despertó, las arrugas, el hambre y la sed regresaron de nuevo. El lugar donde todo es posible actuó en su contra y huyó para siempre de él.

Por supuesto no es más que una extraña historia, pero si hemos de sacar una lección de ella es la importanci­a que tienen nuestros pensamient­os en nuestras realizacio­nes. Norman Vincent Peale, en su libro “El optimista tenaz”, explica que “los pensamient­os pesimistas inhiben nuestra acción, mientras que los pensamient­os optimistas nos incitan a la acción”. En cierta forma, en este mundo vivimos en un lugar donde todo es posible. Tanto si la inacción nos llena de sentimient­os de frustració­n, como si la acción, que multiplica nuestro entusiasmo y llena nuestras vidas de realizacio­nes. Recordemos siempre que la diferencia estará en la clase de los pensamient­os con que llenamos nuestras mentes.

Dejarnos arrastrar por el pesimismo que nos rodea, entrando en la temida inacción.

Hacer el esfuerzo por tener pensamient­os optimistas, que provoquen acciones positivas.

“LO POSITIVO: HACER EL ESFUERZO POR TENER PENSAMIENT­OS OPTIMISTAS, QUE PROVOQUEN ACCIONES POSITIVAS”.

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