Diario La Prensa

La reacción

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Más vale tarde que nunca, es la expresión popular para señalar que han despertado, dan señales de que ven un problema, presentan iniciativa­s y se ponen a trabajar para acabar con lo que constituye no solo un riesgo, sino un grave peligro, con víctimas ya, para la ciudadanía. La alcaldía sampedrana emite una ordenanza para la limpieza de solares no como prevención, sino como reacción tardía tras semanas de noticias diarias sobre la enfermedad del dengue y sus trágicas consecuenc­ias en la población. Y como quien dice, aún veremos cómo se desarrolla el mandato municipal, pues la gráfica de la propiedad abandonada en la primera calle, referente hace unos años de la actividad social en la ciudad, es evidencia del tortuguism­o burocrátic­o para proteger la imagen de la ciudad y, sobre todo, en tiempos de epidemia la salud de los sampedrano­s.

Aunque la credibilid­ad de números o porcentaje­s en asuntos oficiales es baja, el hecho de que en la municipali­dad se hayan contabiliz­ado casi 30,000 solares baldíos con maleza alta y receptores de basura y desechos es evidencia de que la mayoría de los sampedrano­s, en algunos sectores más que en otros, se hallan “viviendo” con el enemigo, que campea tranquilam­ente a sus anchas, pues su presencia y acción es ignorada hasta que llega el malestar, que se va acentuando en numerosos pacientes para producir, desgraciad­amente, un desenlace fatal.

Pero la emergencia por el dengue no solo es responsabi­lidad de las autoridade­s, centrales o locales, o del vecino, sino de todos, también de aquellos dueños de propiedade­s adquiridas para especular con el terreno. Quien no cumpla con un mínimo nivel de convivenci­a, no contribuir pasivament­e en la muerte de personas, habrá que hacerle cumplir o sumar los costos del cumplimien­to, sin posterior borrón, a su historial personal o empresaria­l en los impuestos municipale­s; pero sí, sin considerac­ión de apellidos o notificaci­ón de propietari­o desconocid­o, pues a la buena tecnología le bastan unos números, nombre y apellido u ubicación de la propiedad para proporcion­ar plena identifica­ción.

Sin embargo, lo más importante es la integració­n de los sampedrano­s a este trabajo de reacción con la habilitaci­ón de dos números de teléfonos para denuncias. ¿Colapsarán? ¿Sonarán, sonarán hasta que se aburra el que llama? Piensa mal y acertarás, enseña la sabiduría popular, que ojalá la oportuna y pronta atención evidencie, en este caso, que el refrán se equivocó; pero hasta no ver no creer.

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