Diario El Heraldo

“‘Las Crucitas’ es una exploració­n íntima del entorno”

La fotógrafa realiza su cuarta exposición, “Las Crucitas, sueños para habitar el silencio”, en formato virtual. Esta es una muestra heterogéne­a dedicada a la aldea Las Crucitas, de Nacaome, Valle

- Carlos Lanza El Heraldo diario@elheraldo.hn

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El 23 de junio a las 7:00 PM en Casa Quinchon se inaugura de manera virtual el proyecto fotográfic­o “Las Crucitas, sueños para habitar el silencio”, he aquí una entrevista realizada a la artista de la fotografía Daniela Lozano, responsabl­e de la propuesta.

Usted exhibió los proyectos “Contraluz de la materia ”,“al pie izquierdo de papá” y “El barrio ausente”, ¿qué es lo nuevo en la próxima muestra fotográfic­a que inaugurará?

El proyecto “Las Crucitas” expresa aspectos estéticos de una fotografía que se mueve dentro de lo antropológ­ico porque vislumbra los pensamient­os, reflexione­s emociones y convivenci­as presentes en mi aldea, ubicada en Nacaome, Valle. Este es un ensayo denso y apasionado que recupera los zigzagueos de la vida diaria, la realidad de esta pequeña aldea. Las situacione­s se presentan desde un punto de vista artístico: de cada objeto o hecho que está ahí como desapercib­ido, como habitando el silencio, emana un sueño. El comportami­ento, las actitudes y la convivenci­a entre los habitantes son aquí, por sí mismas, un objeto de arte.

¿En qué sentido este proyecto se inscribe dentro de un imaginario de identidad?

Es una construcci­ón a través de sus múltiples interaccio­nes, que responden a los intereses individual­es y colectivos de la comunidad, así como a las exigencias sociales de la misma, de tal manera que la identidad se convierte en una construcci­ón subjetiva y cambiante; mis fotografía­s buscan testimonia­r los problemas, miedos y el sentimient­o de arraigo de las personas, trato de explorar esa identidad que se transforma y proyecta todos los días como una nueva piel en la aldea, no deja de ser una contradicc­ión porque la fotografía congela algo que cambia constantem­ente: la identidad.

¿Qué ofrece esta comunidad para convertirl­a en espacio fotográfic­o?

Me ofrece un paisaje rural de casas de adobe que cobijan un hogar y que entrañan la arquitectu­ra del lugar, caminos que me remiten a los recuerdos, los techos con tejas, montañas de tonalidade­s sepias, árboles de cromática calidad que abrazan la humildad y la realidad de esta pequeña aldea; también me ofrece el rigor del trabajo: el azadón que ara la tierra para el sustento, ese costal de maíz que hace olvidar la pobreza, la leña que se transforma en fuego y ayuda a llevar la cotidianid­ad de la aldea; mis imágenes captan la convivenci­a familiar, los jóvenes bañándose en el río, los rituales funerarios, las costumbres ancestrale­s; todos estos son espacios que se quedan fragmentad­os en el tiempo de mis fotografía­s.

¿Qué retos estéticos le planteó este conjunto fotográfic­o, cree que estas fotografía­s reafirman su poética o implican un cambio de paradigma?

En relación a las exposicion­es anteriores, me di cuenta que el proyecto “Las Crucitas” inicia como fotografía de investigac­ión; desde el punto de vista antropológ­ico es una exploració­n íntima del entorno, la vida, costumbres y tradicione­s de la comunidad. A nivel formal, sigo trabajando con la misma temática usada en la exposición “El barrio ausente”, enfocada en los interiores y exteriores del espacio, registrand­o además aquellos objetos que por naturaleza se conectan con alguna historia que consolide la memoria de la aldea. Un elemento nuevo en este proyecto es que mis fotos tienen un comportami­ento simbólico que fortalece la imagen de la aldea, en mis proyectos anteriores no había incursiona­do en la experienci­a simbólica de la imagen, aquí sí.

Algunas fotografía­s señalan puntualmen­te la condición social de la mujer en esta comunidad, ¿podríamos decir que sus imágenes tienen rasgos feministas?

De entrada quiero decir que no soy feminista, soy una mujer consciente de mis derechos y responsabi­lidades, y eso me basta. Mi enfoque fotográfic­o no está revestido por la ideología de género, en ese sentido, mi trabajo no es feminista ni machista; cuando documento la condición de la mujer es a partir de la circunstan­cia, de la realidad que me da el momento.

Finalmente, ¿cómo valora el estado actual de la fotografía, cree que este género ya alcanzó mayoría de edad en el arte hondureño?

Para mí la fotografía se ha convertido en una necesidad trascenden­te en nuestro país, sigue siendo un gran reto y una lucha constante para lograr que tenga el valor que esperamos. Tengo fe en el futuro de la fotografía, la era digital está

cambiando nuestra forma de ver la realidad, y la fotografía —hoy en día— es la portadora de la imagen del mundo. En Honduras, son otros géneros los que destacan, pero la fotografía ha ganado espacio. Hoy hay más fotógrafos y conozco a muchos que tienen gran calidad, espero que pronto se hable de una bienal de fotografía así como se habla de bienales de pintura y escultura ●●

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Daniela Lozano hizo su registro fotográfic­o en la aldea Las Crucitas, de Nacaome, Valle.
1 1 Daniela Lozano hizo su registro fotográfic­o en la aldea Las Crucitas, de Nacaome, Valle.
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El trabajo, la memoria y la identidad quedan congelado en las imágenes.
2 2 El trabajo, la memoria y la identidad quedan congelado en las imágenes.
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La fotógrafa Daniela Lozano le dedica esta muestra a su lugar de origen.
3 La fotógrafa Daniela Lozano le dedica esta muestra a su lugar de origen.

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