Diario El Heraldo

Familias capitalina­s mantienen viva la tradición de las posadas

Los niños son los que encabezan la actividad religiosa que rememora las dificultad­es que vivieron la Virgen María y San José para traer al mundo al Salvador. Caminan varias cuadras hasta llegar a su destino

- Brayan Jhesua García El Heraldo diario@elheraldo.hn

“Dan, din, dan, las campanitas sonando están...”, este es el coro de uno de los cantos religiosos que se escuchan en las calles de los barrios y colonias de la capital con motivo de la Navidad. Y es que cuando cayó la noche los feligreses dieron inicio a las posadas en los callejones del Distrito Central.

Las 40 parroquias que se encuentran en la ciudad se dividieron en grupos para estar en la mayoría de lugares de la ciudad y rememorar la travesía de María y José previo al nacimiento del niño Jesús en el pueblo de Belén.

Las posadas dieron comienzo a su novena el 16 de diciembre y finalizan el 24, pero en algunas zonas inició el 15 para finalizar el 23.

El padre José Escobar, de la parroquia San Juan Obrero, de la colonia Kennedy, explicó que el acto litúrgico sirve para evangeliza­r a las personas, pero en especial para que los niños crezcan con las creencias en Dios.

Posadas en la capital

EL HERALDO presenció la quinta posada del movimiento Renovación Carismátic­a Católica de la Parroquia Salvador del Mundo, de la colonia Cerro Grande, sector 8.

Al recorrer unas seis cuadras de esta zona, los peregrinos -que iban encabezado­s por dos niños en representa­ción de la Virgen María y de José- llegaron a una casa y tocaron la puerta y cantaron: “En el nombre del cielo, yo os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada”, el villancico que cantan los devotos para pedir posada.

Después de otra serie de cánticos, los peregrinos fueron recibidos y escucharon la palabra de Dios.

Eduar Mendoza, miembro del ministerio de música de este movimiento, recalcó que lo que hacen es un servicio para Dios y para que los niños crezcan espiritual­mente.

“Hay que ser obedientes, como San José (esposo de María), él obedeció a lo que Dios le dijo. Son actividade­s en las que nos podemos incorporar para seguir creyendo”, dijo Mendoza.

Mientras que en la posada de la parroquia San Juan Bautista, de la Kennedy, que se realizó en la colonia La Joya, una enorme estrella dorada dirigió al resto de los peregrinos al lugar donde les brindarían posada esa noche.

Luego de caminar unas dos cuadras, los feligreses llegaron a la casa de Harold Zúniga, lugar donde se desarrolló la tradición. “Todo esto es para transmitir­le la fe a los niños, para que vivan el verdadero sentido de la Navidad”, dijo con alegría Zúniga, miembro de la parroquia

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