Siempre estuvo ahí
Cuando pasamos momentos difíciles en la vida que nos quiebran y nos definen creemos que Dios no estuvo ahí, creemos que se alejó de nosotros y que el diablo se enganchó con nuestra vida.
Como que Dios se levantó una mañana y se le olvidó tachar nuestro nombre en su lista.
Y nos preguntamos ¿por qué a mí?
Sin embargo, no hay día en el que Dios te ame menos de lo que te ama y no hay día en el que te ame más de lo que te ama.
Él sabe cuántas lágrimas derramaste mientras sostenías en tus manos tu roto corazón por esa lamentable infidelidad. Estuvo allí mientras tu jefe te despedía de tu trabajo y supo la preocupación que sentiste por no saber cómo mantendrías a tu familia.
Él conoce la inmensidad de tu dolor porque viste pasar frente a tus ojos el duro divorcio de tus padres. ¿Cómo crees que el Señor te abandonó mientras un desgraciado se metía bajo tu cobija y te robaba lo más preciado para ti? ¿Cómo crees que Él no estuvo contigo mientras arrojabas un puñado de tierra sobre un ataúd? Él estuvo contigo en tú habitación y escuchó tu llanto cuando creíste que nadie más lo había escuchado, Él sabe por qué ríes tanto, y muchas veces es para ocultar tu dolor porque no quieres que los demás te vean débil y vulnerable.
No hay ni un tan solo día en el que Él no piense en ti, Él te creó y sabía que ibas a pasar por el valle de sombra y de muerte.
A Él no le sorprenden tus errores porque justamente cuando Él te estaba formando vio tus logros y tus fracasos anticipadamente. Tendrás días buenos y malos, pero jamás tendrás un día sin Dios. No hay silencio que Dios no entienda ni dolor que Él no sepa, no hay lágrimas que Él no valore.
Por muy oscura que haya sido tu niñez o el camino de tu vida, Él siempre estuvo ahí.
Eldin Brevé ESTUDIANTE