“Mataron a mi familia... que Dios los perdone”
Luto Miedo, consternación e impotencia se vive en el sector 8 de la colonia Villa Nueva de la capital tras la matanza que dejó como saldo siete personas muertas, entre ellas un bebé de 13 meses. Dos de las víctimas eran el objetivo de los asesinos. DPI, M
El dolor, el llanto y la consternación se apoderaron de los vecinos del sector 8 de la colonia Villa Nueva de la capital.
Ayer, una gran cantidad de pobladores se reunieron en una humilde vivienda para darle el último adiós a cuatro miembros de una misma familia, quienes fueron asesinados en la masacre del sábado en horas de la noche en la que en total fallecieron siete personas.
Los cuerpos que estaban velando eran los esposos Luz Marina García (18), Marvin Yovani García (31) y su bebé Isaac (13 meses). En el mismo cuarto era velada doña María Matilde Ortiz (41), era tía del pequeño Isaac y quien deja una niña de 12 años.
La vela comenzó alrededor de las 3:30 de la tarde, mientras la gente lloraba afuera de la habitación.
La pareja luchaba a diario por salir adelante, Marvin era albañil y estaba trabajando en un construcción fren- te al edificio de la Secretaría de Finanzas, en el centro de la capital.
Su esposa Luz lavaba y planchaba ajeno para colaborar con los gastos del hogar.
El niño era la mayor felicidad de la pareja, ya que la primera hija que tuvieron murió al nacer, hace dos años.
Pesar
Doña Victoria Mairena, abuela del bebé y madre de Marvin Yovani, se mostraba serena a pesar del dolor que sentía al haber perdido a su familia. “Él (Marvin Yovani) estuvo conmigo el jueves, andaba bien alegre y me abrazó en dos veces y me dijo ya me voy mami te quiero mucho, y no lo volví a ver, es muy duro”, expresó la señora.
De repente su serenidad se quebrantó y las lágrimas se le rodaron por sus mejillas. Ella recordó que su hijo estaba construyendo con mucho esfuerzo una casa para su familia. “Mataron a mi familia, los perdí, que Dios los perdone”, lamentó adolorida doña Victoria.
En el velatorio, los familiares y amigos de las víctimas lloraban desconsoladamente y expresaban su enojo, ya que asesinaron a unas personas honradas que no se metían a problemas con nadie.
Al entrar a la sala donde estaban los cuatro ataúdes se sentía un fuerte olor a formalina, los acababan de preparar. La madre de Luz Marina al verla dentro del féretro se desmayó del impacto que le provocó el cuerpo de su hija sin vida.
Otras tres víctimas
En otras dos casas, cerca de la familia que era velada, también yacían los cuerpos de las otras víctimas que perdieron la vida en la masacre.
A pocos metros estaban velando a César Sebastián Flores (26), un ayudante de albañil que decidió ir a jugar cartas con unos amigos, lo que le causó la muerte.
En el interior de la vivienda, los familiares estaban orando por el alma del joven. La esposa de la víctima, Michelle Pavón, estaba retirada del ataúd, pues no soportaba ver a su pareja sin vida. “Yo me acababa de venir unos minutos antes cuando ocurrió esa desgracia, le fui a pedir dinero para la cena”, expresó llorando la esposa.
Ella tiene una niña de seis años y está embarazada del hoy fallecido.
A una distancia mayor se encontraba el velatorio de Catalino Vásquez (26), otra víctima mortal. El joven era jardinero de la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos (Insep).
En el interior de la vivienda estaba su madre Dominga Vásquez, que lloraba desconsoladamente la pérdida. También su esposa, que estaba muy afectada con el asesinato de su pareja mientras sostenía en brazos a su único hijo de un año de edad. “Me dijo voy a ir jugar y yo le dije no vayás, hijo, te puede pasar algo, minutos después me tocó levantarlo ensangrentado y llevarlo al hospital, pero al llegar murió”, comentó doña Dominga, su madre. Por su parte, óscar Izaguirre, la séptima víctima, fue velado en una funeraria, ubicada cerca del HEU.
Los hechos
Según las autoridades policiales, el atentado criminal fue perpetrado por personas fuertemente armadas que se transportaban en un vehículo Mitsubishi pick-up, doble cabina, el que tres horas más tarde fue encontrado abandonado en el sector de La Guasalona, al sur de la capital.
Los delincuentes se bajaron del carro y empezaron a disparar contra las personas que estaban sentadas en una esquina. Una de las víctimas por querer salvar su vida se refugió en el interior de una vivienda y fue perseguido por uno de los delincuentes que le disparó en reiteradas ocasiones.
En esa habitación estaba dormido el bebé de 13 meses, al que también le infirió tres disparos en la espalda que le quitaron la vida.
El subcomisionado Raúl Martínez Alvarado, jefe de la Unidad Metropolitana Policial (Umep 4) de la colonia Kennedy, dijo que ya se ha avanzado en las investigaciones del caso. “Se están haciendo algunos cruces de información y se tiene identificada una de las estructuras que participó en este hecho por lo que en estos días se van hacer algunas capturas”, dijo.
El vehículo en el que se transportaban los criminales tenía reporte de robo desde hace dos días.
“Una de las primeras hipótesis es el enfrentamiento entre estructuras porque están en conflicto y puede ser por disputa de territorio”, explicó Martínez. Se conoció que solo dos de las víctimas eran el objetivo de los criminales