Director de EL HERALDO clama por una Patria digna para todos
En emotiva ceremonia, el periodista hace un fuerte llamado para enfrentar la impunidad, la corrupción y la pobreza.
Agradeciendo a su madre, a los que le formaron académicamente, a quienes le abrieron las puertas para ejercer su profesión, honrando a dos figuras que dieron la vida por este país y recordando el compromiso y los retos del buen periodismo, el director de EL HERALDO, Carlos Mauricio Flores, recibió ayer el premio Álvaro Contreras.
A la entrega de la distinción que realiza cada año el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) acudió el presidente Juan Orlando Hernández y su esposa Ana García, así como el presidente de Congreso Nacional, Mauricio Oliva; representantes de misiones diplomáticas, miembros de la sociedad civil, ejecutivos del Grupo OPSA, empresarios, diputados, directores de medios de comunicación y periodistas.
Ahí, a la par de Carlos Mauricio Flores, también estaba su madre Liduvina Flores y su esposa Rosalina Castro.
Una semblanza sobre la vida del director de EL HERALDO hizo reflexionar a muchos de los presentes que el éxito no debe llevar al olvido la procedencia, y más si esta es cuna humilde, y que siempre una mirada al pasado es necesaria para asegurar los pasos del futuro.
Con el auditorio del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) completamente lleno, Eduin Romero García, presidente del CPH, antes de entregar el pergamino, expuso que el trabajo de transformar Honduras requiere de un esfuerzo excepcional, por eso, esa entidad cada año hace un reconocimiento a colegas que ofrecen gran parte de su vida a esta profesión, comprendida e incomprendida, “querida y malquerida, admirada y despreciada, respetada y amenazada, todo depende del color del cristal con que se vea”.
“Este 2016 homenajeamos la labor de Carlos Mauricio Flores, un colega, un amigo, un hermano que ha sabido trasladar la fuerza de su carácter al periodismo”.
Así, el Colegio de Periodistas reconoce la labor de un profesional que durante 28 años ha ejercido su carrera con rectitud, responsabilidad y la convicción de que es una obligación de todos los hondureños el sacar adelante al país.
Gratitud y obligación
Con mucha tristeza, Carlos Mauricio explicó que no le acompañaban sus dos hijos, “mis amores, mi vida”, tampoco sus tres hermanas ni su hermano, ni sus sobrinas y sobrinos ya que se vio obligado a decirles que no acudiera para no exponerlos.
“No quiero que en dos, tres, seis meses, un año o dos años, me salgan con un accidente o una acción de la delincuencia común”, expresó, dejando un mensaje muy claro entre el público y las autoridades presentes.
Instantes después, el auditorio explotó en aplausos al escuchar a un hijo agradecido decir: “Madre, usted me hizo a su imagen y semejanza”, reconociendo que fue ella quien le formó, inculcándole la responsabilidad, la honradez, la integridad, el temor a Dios, el valor al trabajo, el respeto a lo ajeno, la solidaridad y el amor al prójimo.
Reconoció que el buen periodismo, además de estar por encima de la superficialidad, de la banalidad, también debe afrontar nuevos retos ante el “cataclismo digital” y el clima de violencia donde han caído muchos amigos y comunicadores sociales. El público aplaudió el hecho de que Carlos Mauricio rindiera un homenaje al zar antidro- gas Julián Arístides González, asesinado en 2009, y al asesor en seguridad Alfredo Landaverde, acribillado en 2011, calificándolos como hondureños de bien a quienes nunca se les debe olvidar.
Igualmente, llamó a las autoridades y a todos los hondureños a luchar contra la impunidad, la violencia, las injusticias sociales y la falta de oportunidades para los jóvenes.
A los empresarios pidió actuar con justicia, al gobierno exigió reglas claras para los generadores de inversión. Por un momento se preguntó: ¿No debería ser una vergüenza para todos tener tantos pobres?
Tras agradecer a los maestros que le formaron a lo largo de la vida, a los jefes que tuvo en los medios de comunicación, a los amigos y amigas
que han estado cerca de él, a la familia Canahuati Larach, particularmente a don Jorge Canahuati, propietario de EL HERALDO, por la confianza depositada en él, y al equipo completo de este medio, concluyó con una reflexión sobre el papel y el compromiso de los periodistas.
“Los periodistas somos periodistas, no podemos ni debemos ser mercaderes de la información, ni serviles del poder... Ni esclavos del sectarismo... Ni voceros del odio... Ni aduladores de políticos inescrupulosos y oportunistas... Ni sumisos de la cobardía... Ni cautivos del dinero... Ni promotores de la destrucción… Los periodistas somos y debemos ser fieles a la verdad y a la credibilidad, adictos a la calidad, caballerosos con el honor, sensibles al dolor y solidarios con el prójimo”. Por su parte, el presidente Juan Orlando Hernández felicitó al homenajeado y le alabó el hecho de que no haya olvidado su procedencia. “Yo no sabía que usted había sido tan colocho”, dijo el mandatario. Asimismo recordó que los medios de comunicación ejercen un control social sobre el poder, de ahí esa gran importancia en la democracia