Unpasoal frentehaciael totalitarismo...
La frase no está dicha al azar; no se trata de un nuevo anuncio que busca asustar a los lectores sobre el fantasma de un comunismo que según muchos ya no existe; no se trata de una frase lejana o situada en Suramérica o en la vieja Unión Soviética, desaparecida hace tanto; se trata nada menos y nada más que el actualísimo caso de la censura a la prensa en El Salvador. Hoy debemos llorar la muerte del primer espacio de opiniones, cerrado por intereses oscuros y presiones foráneas al canal de televisión que lo transmitía; estamos hablando de la revista televisiva que dirigía el periodista Rafael Domínguez en Agape TV; y que fue cerrado, según lo expresó el mismo presentador, por presiones ajenas al canal 8 y a la producción; se trata, dijo, de personas que no toleran la crítica y que están incómodas con quien señala los desaciertos cometidos.
¿Estamos claros los salvadoreños que este es un paso peligrosísimo en donde por presiones de grupos de poder, acaso enquistados en un gobierno antidemocrático que no tolera el disenso, nos podría llevar más pronto que tarde a perder la libertad de expresión? ¿Es el gobierno el intolerante como tal, o este es comandado por el partido político que lo sustenta y es entonces el “Frente” quien nos pretende llevar a ese totalitarismo que por otro lado pregonan como inexistente? La verdad es que las diferencias semánticas entre estas dos preguntas son poco importantes para lo que nos interesa. Hoy por hoy, el FMLN y su gobierno descubren cada vez con mayor descaro el cinismo antidemocrático que los caracteriza; y por un lado encubren a funcionarios acusados de corrupción, llevándolos a fueros parlamentarios o embajadas inexistentes; y por otro, vociferan contra cualquiera que se atreva a sugerir conductas impropias o desaciertos administrativos.
¡Pero se equivocan totalmente si creen que con tales desmanes y expresiones de violencia y odio podrán callar a los seguidores de la libertad! Se equivocan si por un momento se les ocurre que con amenazas o insultos, o con presiones sobre los medios, desaparecerá la voz de quienes creemos en la República y en la Democracia Representativa.
Han mentido tanto, son tan inútiles en su administración, son tan distantes de la transparencia y del sentido común, que no pueden entender que alguien sea honesto y que pueda gritar la verdad solo porque esta prevalezca. Inmediatamente acusarán a cualquier crítico como enemigo político y lo encasillarán con insultos de todo tipo. A eso ya parecíamos estar acostumbrados, pero hoy nos debemos enfrentar a un nuevo paso en la agenda de estos descarados personajes: Hemos pasado de los insultos a la represión de la prensa; ¡y esto es absolutamente intolerable!; si nos callamos, estaríamos siendo cómplices de esta infamia ¡y eso no va a pasar!
Con el último aliento que nos quede, continuaremos repitiendo el lema de la República y tal como lo dice (aunque estos políticos populistas, que lo oyen todo el tiempo, no lo hayan escuchado jamás) gritaremos con la mayor fuerza posible “Dios, Unión, Libertad”.
Rafael Domínguez, adelante, que la mayoría silenciosa ha empezado a despertar.