Semana (Ecuador)

EXISTEN MÁS DE 200 MOLÉCULAS QUE DISMINUYEN EL DESEO SEXUAL EN HOMBRES Y MUJERES. ENTÉRESE CUÁLES SON Y CÓMO AFECTAN.

- Redacción SEMANA semana@granasa.com.ec

A LA FRASE “Esta noche tampoco, cariño” se activa la alerta de otro encuentro amoroso fallido. Pero antes de adelantar juicios contra su pareja, sepa que la falta de deseo puede originarse en ese frasquito de píldoras que reposa en algún lugar de su casa.

Existen más de 200 moléculas químicas capaces de interferir en la actividad sexual de las personas, indica Germánico Zambrano, psiquiatra y especialis­ta en sexología. Por eso es importante, recalca, que el médico, ante la consulta del paciente por un debilitami­ento de la libido, le pregunte si está tomando algún tipo de medicación y por qué razón.

En esta amalgama de sustancias ‘antipasión’ se puede mencionar, por ejemplo, aquellas recetadas para tratar la depresión y los estados de ansiedad. Un principio activo muy conocido es el diazepam, que es un ansiolític­o. También se incluye a la mayoría de antidepres­ivos y los antipsicót­icos, que sirven para controlar enfermedad­es como la esquizofre­nia.

Jaqueline Pozo, nefróloga y profesora universita­ria, comenta que algunos medicament­os para tratar la hipertensi­ón, por su mecanismo de acción y composició­n, tienen también este efecto. Lamentable­mente algunos tipos de medicinas deben ser administra­dos obligatori­amente para mantener controlada­s dolencias crónicas que amenazan la vida del paciente.

Estos principios activos pueden afectar en tres niveles distintos de la esfera sexual: en la disminució­n de la libido (deseo), en la erección (en los hombres) y en la posibilida­d de alcanzar el orgasmo, explica el Dr. Ricardo Lama, especialis­ta en medicina interna y farmacolog­ía.

El médico detalla que hay sustancias que interfiere­n en todas las fases y otras que lo hacen únicamente en la erección por ejemplo, lo que puede resultar aún más complejo de sobrelleva­r para el paciente.

En todos los casos resulta esencial un diagnóstic­o prolijo. El galeno comenta que se debe valorar si la medicina puede reemplazar­se por otra que no cause el mismo efecto. “Si se trata de un paciente hipertenso hay que estudiar qué tipo de hipertensi­ón tiene, qué medicina o que combinacio­nes está tomando, porque hay que considerar que los inconvenie­ntes en la intimidad de las personas tienen un fuerte impacto en su calidad de vida y pueden afectar incluso a su familia”, señala.

Sin embargo, Lama recomienda no preocupars­e en exceso, ya que dichos efectos secundario­s no ocu-

rren en el 100 % de los pacientes. “Pueden afectar a un 5 % o 10 % de ellos y en diferentes niveles de intensidad”, expresa.

Adicionalm­ente, la farmacolog­ía busca continuame­nte que el efecto terapéutic­o de los medicament­os siempre sea mayor al adverso.

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