Confrontación institucional
En Ecuador hay evidentes señales de que una crisis y una confrontación institucional pueden estallar en cualquier momento. Son demasiados los asambleístas que están en la mira y a los cuales se le ha cuestionado su ética sobre asuntos sobredimensionados e instrumentalizados.
Casi todas las bancadas, a excepción de la socialcristiana, han sido involucradas e inclusive, caso rarísimo, los coidearios del ejecutivo que también han sido puestos bajo la lupa.
Podría ser que en Ecuador se
den dos cosas: o que el ataque a la Asamblea Nacional sea coincidencia o que por detrás haya una estrategia que apunta a deslegitimar el trabajo de tan importante institución, para posicionar la narrativa de que hay que refundar el país a través de un trauma.
Una idea perniciosa y nefasta para Ecuador y para los que en él vivimos. Hay que estar vigilantes y atentos a lo que pasa y sobre todo pasará, pues parecería que los organizadores de esta “revolución” hasta tienen fecha.
El país y la democracia en general necesitan tranquilidad y seguridad. No podemos de ninguna forma exponernos otra vez, hacia el mundo por cambios de orden en el Gobierno, como en épocas pasadas. Esperemos que nadie esté apuntando a desencadenar una confrontación inoportuna y peligrosísima.
La población ya votó por sus representantes y se espera que trabajen para el bien común hasta el final de su mandato. De que se pretende inaugurar una peligrosa crisis institucional, rumores hay de sobra. Necesitamos un comunicado oficial del Presidente de la República que nos tranquilice y asegure que las relaciones entre Carondelet y la Asamblea Nacional son normales.
Lamentablemente, Moreno parece no darse ni por enterado. No solo es el llamado a garantizar la solidez de nuestras instituciones y la Asamblea, tal vez la institución más importante, sino que además en esto debe notarse su sentido de “aparente” conciliador. No se puede seguir con acciones que parecen fríamente calculadas, pues así también se hacen los “golpes”.