DESVERGüENZA, DESFACHATEZ …
Cinismo, procacidad, deshonestidad, impudicia, ¿faltará algún otro calificativo para la conducta de algunos miembros de la Asamblea Nacional cuando informaban autoridades en el Pleno como el Defensor Público y del Presidente del Tribunal Contencioso Electoral? Desde luego que sí, porque en ellos depositamos nuestra confianza junto con el voto.
Cada enero, la Función de Transparencia y Control Social, la Fiscalía, el Consejo Nacional Electoral, el TCE, la Contraloría, el Consejo de la Judicatura y la Defensoría Pública les entregan sus informes de labores. En la primera sesión, dice la crónica publicada por ‘La Hora’ ayer, que conversaron en grupitos, llamaron por teléfono, intercambiaron ‘regalitos’ y compartieron fotos de Facebook.
Pero hay más, se dice que el 29 de enero de 2019 todos los representantes de estas instituciones asistieron a la convocatoria de la Asamblea. El miércoles sólo asistieron dos. En la mayoría de la opinión pública esto dejó un sabor amargo y un clima de sospecha. Esta actitud, este modo de entender la política y de gobernar nos trajeron a los ecuatorianos la crisis económica y social que vivimos.
En tiempos preelectorales, ¿quién pierde con tal comportamiento de estos supuestos representantes del pueblo? Un observador sereno y consciente diría que el país, que la sociedad. Mucho nos costará enderezar el rumbo de la República. Se consideran imprescindibles sostenedores de la Patria, tal vez creyendo que sin ellos la Patria no estaría en condiciones de seguir su propia historia. Craso es su error.