Una sola opción: ir hacia adelante
Editorial
No hay otro camino. Tras el decreto de conflicto armado interno suscrito el 11 de enero, el país vivió días de angustia y temor, con las actividades productivas a medias y la incertidumbre de todos ante un inédito conflicto; el único camino que tiene el Ecuador es avanzar con optimismo; esta guerra la ganamos y los buenos somos más.
Todos tenemos la memoria fresca con los hechos ocurridos que empezamos a vivir el primer mes del año. Fue una semana de violencia y amenazas, con miedo real de atentados y ataques. El trabajo frenado, inversiones paralizadas y con un déjà vu de la pandemia: calles vacías en Guayaquil y Quito, así como en el resto del país; empresas con teletrabajo; las clases de escuelas, colegios y universidades en modo virtual, pero con el agravante de la violencia y el crimen organizado como sombras que desanimaron a buena parte de nuestro Ecuador.
Pero no podemos paralizarnos y debemos tener claro que la situación del país solo puede mejorar con el esfuerzo de todos, con el empuje que ha marcado a esta nación en las últimas décadas. El futuro se escribe con el espíritu de los emprendedores, de los hacedores y los soñadores. La historia de esta nación se forja con la visión de los empresarios serios y responsables y sus equipos de trabajo que buscan prosperidad e impacto en cada una de sus acciones. El mañana del Ecuador empieza cada día con pequeños, medianos y grandes industriales; comerciantes, profesionales, burócratas que siguen creyendo en un mejor futuro.
Enero ya es historia. Ahora el Ecuador tiene 11 meses para consolidar la unidad que se ha sentido y vivido en las recientes semanas tras los sustos de la violencia de inicio de año. Los buenos somos mayoría y somos los responsables de forjar un país con sacrificio, entrega, perseverancia y amor propio. Como dicen los emprendedores, ‘cada crisis es una oportunidad y cada caída es un aprendizaje’.
Para empezar, hay que creer. Creer en que podemos, creer en que somos buenos, creer en que vienen mejores días. Encuestas recientes, publicadas en varios medios, señalan que existe una mejor percepción hacia distintas instituciones del Estado. El Ejecutivo, la Asamblea, la Fiscalía son algunas de las entidades que generan mejores sensaciones entre la población. El tema de la seguridad sigue siendo la mayor preocupación, pero ha disminuido con el apoyo y convicción de la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, que con estrategia han controlado las cárceles y los sitios de mayor conflicto. Otro dato que trae algo de esperanza es la disminución de los homicidios
No es fácil, pero no nos podemos quedar en los lamentos y las críticas. Los sectores productivos aplauden las medidas contra la delincuencia, pero también reconocen que hay mucho por hacer. Esta guerra interna no es sencilla y su duración no será corta. Pero hay que mantenerse firmes y unidos contra el crimen organizado.
En la parte económica la tarea tampoco es sencilla, y el propio Ministerio de Finanzas ha reconocido las dificultades que tiene el país para cumplir sus compromisos.
Los ingresos permanentes que requiere el Estado, con un conflicto interno o sin él, no son menores. Un déficit de más de US$ 5.000 millones heredado de 2023 requiere de un acuerdo nacional profundo. La revisión de los subsidios, que cuestan al Estado más de US$ 4.000 millones, debe ser objeto de una decisión urgente para focalizarlos y manejarlos con seriedad.
De una vez por todas, el Ecuador debe tomar conciencia de sus necesidades y sus obligaciones, de las tareas que debe cumplir para avanzar. Los partidos políticos deben dejar a un lado sus intereses electorales y personales para buscar un apoyo institucional en favor del país. El Gobierno, por su lado, debe recortar la grasa enquistada en el aparato estatal, reorganizar el gasto y apuntar a un equilibrio fiscal que le servirá a este gobierno y a los que vengan.