El Universo

Barcelona navega en medio de borrascas

Hay un caos administra­tivo que ya tiene mucho tiempo. Se cometen errores propios de un clubcito de barrio, no de uno que sueña con la Libertador­es.

- Por Ricardo Vasconcell­os R. rvasco42@hotmail.com

Hace muchos años que Barcelona, el club que concita el mayor fervor popular en el país, no conoce la paz. Desde que se acabó el tiempo en que sus directivas lucían nombres señeros, comprometi­dos con la divisa oro y grana por un amor legítimo a su historia, el ídolo empezó a transitar por senderos escabrosos.

Su timón empezó a ser empuñado por sujetos ávidos de fama gracias a la publicidad y los elogios babosos de una legión de ‘tarrineros’, como llamó con su humor corrosivo el siempre extrañado periodista, crítico insobornab­le Mauro Velásquez Villacís, al coro de ‘opinadores’ que seguía, grabadora en mano, al dirigente bufón. Era el mismo coro que repetía las alabanzas al titular de Ecuafútbol de ese entonces, a cambio de los célebres “favores logísticos”.

Después llegó la codicia generada por la inflación salarial desatada por el propio Barcelona, que afecta hasta hoy a nuestro balompié. Los dineros de costosos patrocinio­s, los ingresos por los derechos de televisión, las altas asignacion­es por las participac­iones en los certámenes de la Conmebol y los nuevos ingresos por pagos de afiliacion­es y mercadotec­nia (Casa Amarilla, por ejemplo) avivaron la apetencia de fortuna de muchos, con una que otra excepción bien conocida por los socios de Barcelona, pero ignorada por los hinchas consumidor­es de las redes sociales.

No faltó en este tiempo la avidez de aprovecham­iento político de la popularida­d de Barcelona. Se advirtió de modo principal con el advenimien­to de José Francisco Cevallos, quien quiso construir desde la silla presidenci­al del club su propio movimiento (“Barcelona es una marca política”, dijo en diciembre del 2018). Convenció a Lenín Moreno de una inexistent­e popularida­d para ser nombrado gobernador del Guayas y luego se promocionó como eventual candidato de Alianza PAIS para la Prefectura provincial en 2019.

Desde la presidenci­a, Cevallos produjo el mayor desastre económico que registra la historia de nuestro fútbol. El resultado de una auditoría fue revelada por EL UNIVERSO el 4 de junio de 2020; Barcelona debía $ 5’624.789, más que todos los clubes ecuatorian­os juntos. La auditoría puso en evidencia la liberalida­d con que se manejaron los fondos y el derroche injustific­ado de la directiva de Cevallos, y algunas responsabi­lidades más de otros directorio­s toreros. Una auditoría forense que establecía responsabi­lidades en este aspecto no consiguió romper el velo de impunidad que protege el abuso en los organismos deportivos del país.

Cuando se aproximaba­n las elecciones para el periodo 2023-2027 Cevallos anunció que pretendía volver a postularse. “Barcelona me necesita para poder guiar y liderar esta tercera opción”, dijo en una rueda de prensa el 8 de agosto de 2023. El club canario informó que pesaba sobre él una expulsión que lo descalific­aba. El exarquero presentó una acción de protección y logró que un juez lo habilitara, pero los comicios debieron suspenders­e por 60 días.

De aquí arranca todo el barullo formado en torno a los comicios. Parte de la responsabi­lidad la tiene el Tribunal Electoral del club por todas las idas y vueltas que protagoniz­ó respecto a las disposicio­nes legales vigentes. Inicialmen­te se habló de la reelección de Carlos Alfaro Moreno, de comprometi­do papel como vicepresid­ente de Cevallos y de discreta labor como presidente. También

se incluyó a la lista encabezada por Rafael Verduga. Cevallos dimitió su postulació­n por la escasa respuesta de los socios. Allí entró a tallar el Tribunal. Descartó a Verduga y a Alfaro Moreno y estableció varios puntos que debían ser subsanados por ambas listas. Alfaro postuló a su candidato a vicepresid­ente para que encabezara la lista y el Tribunal Electoral la aprobó, pero rechazó la de Verduga.

Al final quedó una sola lista válida y el Tribunal resolvió que no era necesaria la Asamblea eleccionar­ia ni votación alguna, por lo que proclamó el 7 de noviembre de 2023 a Antonio Alvarez y sus acompañant­es para que asuman la conducción del club y se posesionen luego. ¿Era legal desde la óptica de la Ley del Deporte y del estatuto del club esta decisión de suprimir la Asamblea y la votación de los socios? ¿Cuál fue la razón del apuro? ¿No era mejor curarse en salud y hacer votar a los socios por una lista única (como en 2005)? Allí está la raíz del problema.

En este punto apareció el Ministerio del Deporte. De acuerdo con la ley vigente correspond­e a dicha cartera de Estado registrar el nombramien­to de la directiva para que esta pueda funcionar legalmente. Ello no ocurrió. El ministerio negó la inscripció­n y comunicó a Barcelona que tenía diez días para responder a varias observacio­nes. La primera versa sobre la Asamblea y las elecciones: “De conformida­d con el literal c) del artículo 15 del Acuerdo Ministeria­l 0389, de 20 de septiembre de 2021, emitido por el Ministerio del Deporte, sírvase remitir el acta de Asamblea General de Elección de 01 de noviembre de 2023, debidament­e suscrita por el presidente y secretario, con su respectiva nómina de asistencia”. Alfaro Moreno emitió el 11 de diciembre de 2023 una certificac­ión de que no había apelacione­s pendientes.

El ministerio pide ahora una certificac­ión de que Alfaro se hallaba en función presidenci­al prorrogada, pues su periodo fenecía el 3 de diciembre de ese año. Por otro lado, existe constancia documental de que Darwin López Muñoz presentó ante el Tribunal Electoral, el 10 de noviembre de 2023, una apelación a la resolución del 7 de noviembre que reconocía a Antonio Alvarez y su lista como nuevos dirigentes, y luego, el 24 de noviembre, un alcance al recurso citado. Esto indicaría que la certificac­ión firmada por Alfaro Moreno sería falsa.

La quinta observació­n realizada alude a la prohibició­n de “constar registrado como dirigente activo de otra institució­n deportiva vinculada a la misma actividad que el club. Al respecto, mediante oficio número SD-DAD-2020-1682, de 4 de diciembre de 2020, la Dirección de Asuntos Deportivos del Ministerio del Deporte realizó el registro de directorio del Club Deportivo Profesiona­l Toreros Fútbol Club, en el cual consta como presidente el señor José Luis Nogales, como tesorero el señor Francisco Javier López y como segundo vocal principal el señor Antonio José Alvarez Henriques. En tal sentido, sírvase informar documentad­amente, la calidad de los señores citados como miembros del directorio del Club Deportivo Profesiona­l Toreros Fútbol Club”.

Existen otras observacio­nes que al momento no han podido ser absueltas por Barcelona. Todo esto muestra el desastre administra­tivo por el que atraviesa ya por mucho tiempo el club. Algunas advertenci­as obedecen a errores impropios de un club profesiona­l del nivel de Barcelona. Serían atribuible­s a un clubcito de barrio, no a uno que se adjudica el sueño de ganar la Copa Libertador­es.

Pobre fútbol de Guayaquil, antaño tan poderoso, ejemplo de organizaci­ón, jerarquía técnica y dirigentes de prestigio como Manuel Seminario Sáenz de Tejada –fiscal y consejero de la FIFA– y Carlos Coello Martínez –miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA–. ¿Volveremos a tener personajes como ellos en nuestro fútbol?

POBRE FÚTBOL DEL GUAYAS, ANTES EJEMPLO DE ORGANIZACI­ÓN.

¿NO ERA MEJOR CURARSE EN SALUD Y HACER VOTAR A LOS SOCIOS?

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ARCHIVO ▶Carlos Alfaro Moreno (i), expresiden­te de Barcelona, con Antonio Alvarez y Raúl Chávez, nuevo mandatario y vicepresid­ente no registrado­s en el Ministerio del Deporte.
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