‘La experiencia indica que sacar a un presidente empeora todo’
Retirada de la vida política desde hace 25 años, tras la convulsa salida del expresidente Abdalá Bucaram, fraguada por el Congreso Nacional, en 1997, la expresidenta y exvicepresidenta de la República Rosalía Arteaga reflexiona sobre la actual coyuntura política que confronta al Ejecutivo con la Asamblea Nacional, por un juicio político contra el presidente Guillermo Lasso que está en ciernes.
En una entrevista con EL UNIVERSO, el expresidente del Congreso Heinz Moeller dijo que lo ocurrido con usted, en la caída del presidente Abdalá Bucaram, fue un “pecado de lesa democracia”, ¿qué opina?
Es un poco tarde, porque las circunstancias se dieron de otra forma. Siempre consideré que en mi caso era un caso de violencia política, cometido contra una mujer que no tenía más argumentos que el trabajo y un derecho establecido por la Constitución que es el derecho de sucesión. Esto quedó como una ruptura de la democracia. En el año 97 se dio paso a un interinazgo, no está contemplado en la Constitución y Ecuador sufrió un despeñadero después, de rupturas democráticas, de situaciones adversas y un clima de inestabilidad. Valoro que (Moeller) ha tenido la valentía de reconocerlo, aun cuando sea después de tantos años.
Moeller también admitió que fue un error haber botado a Bucaram, pero alegó que era necesario para mantener la democracia. ¿Qué dice usted?
Creo que al expresidente Bucaram se le podía haber hecho un juicio político (por) los temas de corrupción que salieron, por ejemplo. Sin embargo, se argumentó locura. No se siguieron los procedimientos. Pero en todo caso, lo que sí estamos claros es que el Congreso tiene la capacidad para destituir a un presidente, a un vicepresidente de la República, puede hacerlo. Lo que no puede hacer es nombrar un presidente de la República, eso no puede hacerlo bajo ninguna circunstancia. Eso queda para el análisis de los expertos constitucionalistas. Yo puedo responder fundamentalmente por lo que ocurrió en mi caso, con el hecho de no permitírseme mantenerme en la Presidencia de la República hasta el año 2000, como era mi derecho.
Estamos viviendo una nueva convulsión política, con una confrontación entre Legislativo y el Ejecutivo. La asambleísta Mireya Pazmiño ha advertido que si la Corte Constitucional (CC) no admite el juicio político, otra vía para sacar del poder a Lasso sería declarando su incapacidad mental. ¿Encuentra similitudes entre el escenario de 1997 con el actual?
Los escenarios son diversos, aunque tienen similares protagonistas, hablamos del Ejecutivo y el Poder Legislativo, los dos deteriorados en cuanto a credibilidad por parte del pueblo ecuatoriano. Creo que los legisladores deberían ser los más preocupados en que se siga la ley al pie de la letra. Lo que es inaudito es que en el interior de la Asamblea se tramen una serie de cosas y se digan otras, en relación a sacar de una posición a una persona que ha sido elegida por el pueblo. Esto abona solamente a la inestabilidad del país, a una muy mala imagen, porque aparecemos como un país que depone a sus presidentes, (...) y eso no da tranquilidad ni para la inversión ni para la vida misma de los ciudadanos.
Haciendo un salto hacia el pasado, en 1997 los congresistas adecuaron las leyes para sacar a Bucaram. ¿Es un escenario paralelo lo de ahora?
Esto quiere decir que el pueblo ecuatoriano no ha madurado, que seguimos enfrentados a los mismos problemas. Que no aprendemos de la historia, porque quien olvida la historia tiene la tendencia a replicar lo que ocurrió en el pasado. Creo que todos debemos reflexionar sobre a quiénes elegimos y dejar de ser seducidos por los vendedores de esperanzas.
¿Falta la responsabilidad de la ciudadanía? Los políticos pueden ofrecer lo que sea.
Así es. Por eso es que yo me he alejado de la política y estoy dedicada a la educación, porque creo que el aporte más importante que le podemos dar al país es mejorar la calidad de educación y eso es lo que vengo haciendo desde el año 98.
¿Se decepcionó de la política?
Nunca tuve una intencionalidad política. Es decir, nunca pensaba que iba a dedicarme a la política. Cuando a mí me preguntaban qué quería ser, yo decía escritora, era mi vocación y lo sigue siendo. La vida es como una especie de rompecabezas, a veces uno pone las piezas y a veces alguien viene y le pone una pieza. (...) Cuando acepté una candidatura a la Vicepresidencia (con Bucaram) lo hice pensando en manejar de mejor manera el área social.
¿Qué opina de los argumentos con los que se pretende enjuiciar políticamente a Lasso? Al inicio se habló de traición a la patria, luego de delitos por omisión y ha habido errores en el pedido que alargaron el trámite en la Asamblea.
Me parece que existe una falta de coherencia entre quienes plantean el juicio político. Primero, ni siquiera saber qué causal, sino simplemente por el hecho de sacarle (del poder a Lasso). Eso no es democrático, eso no es pensar en el bienestar del país. Por otro lado, también la experiencia nos dice que cuando se saca a un presidente no hay ninguna garantía de que después las cosas van a mejorar; más bien todo lo contrario, generalmente empeoran, porque lo que nos hacen es conducir a ese clima de inestabilidad que es tan duro. Tenemos todo para progresar, sin embargo, no lo hacemos. Parece que estamos en una eterna resbaladera llena de lodo.
Los sectores sociales, encabezados por el movimiento indígena, han dicho que marcharán a la CC para presionar y que irán a un paro nacional si el presidente Lasso disuelve la Asamblea. ¿Qué opciones le quedan al jefe de Estado?
Eso se llama chantaje. A mí me preocupa, porque si bien soy partidaria de que todo el mundo tiene derecho a reclamar, inclusive en la Constitución tenemos el derecho a la resistencia, que podemos marchar y hacer una serie de cosas, pero no con violencia. Las dos últimas marchas indígenas fueron plagadas de violencia en el 2019 y 2022 y quien sale perdiendo es la ciudadanía y el pueblo de a pie.
Opina que el Gobierno de Lasso debe enmendar e invertir más en lo social.
La escritora, abogada y docente evaluó lo dicho por Heinz Moeller, exPSC.
Como le preguntaba, ¿qué opciones le quedan al presidente? Tomemos en cuenta que tiene una elevada opinión en su contra entre la ciudadanía.
Es hora de enmendar e invertir más en lo social. Si bien este rato estamos empezando un declive de los precios de petróleo, hay una serie de circunstancias internacionales que han incrementado el precio desde el aceite de cocina o desde el trigo para hacer el pan, ahora tenemos eventos de la naturaleza en Ecuador como las inundaciones o el terremoto. Pero eso no tiene que ser un obstáculo, más bien debería ser un acicate para que el Gobierno haga todo el esfuerzo, así como lo ha hecho desde el punto de vista financiero (...), pero tiene que haber una inversión social mucho más sostenida, dinámica, realmente que la gente lo sienta.
¿Qué podría suceder con el país si se concreta la salida del presidente Guillermo Lasso?
Siempre soy partidaria de una salida constitucional, no solamente por lo que me tocó vivir, sino porque soy abogada y creo en el ejercicio de la ley y que el derecho es fundamental para la convivencia entre los ciudadanos. Esperemos que esto no se dé. No tengo una bola de cristal, pero siempre este tipo de situaciones traen desventajas para un país en el tema de estabilidad, en el tema de borra y va de nuevo que se suele hacer. Realmente es muy peligroso, sobre todo en un país que está viviendo unos niveles de inseguridad absurdos, que ese es otro tema importante que tiene que abordar el presidente (Lasso) con toda la fortaleza, con todos los apoyos internacionales. (I)