El Universo

El mundo en acción

- Pablo Lucio Paredes

Ojo, el COVID no está muerto. Hay muchos países con vacunación aún muy baja; e incluso, donde se ha masificado, hay grupos numerosos con fuerte oposición a la vacuna. El virus sigue y seguirá mutando. A la larga se convertirá quizás en una enfermedad permanente y de perfil más equilibrad­o, pero estamos aún en una fase de cambios peligrosos… ¡y quizás lo olvidamos! También nos estamos adaptando al retorno a la “vida normal” y nos damos cuenta de que las prediccion­es de algunos gurús sobre la nueva vida masivament­e virtual (teletrabaj­o, teleeducac­ión, tele todo) eran bastante erradas (era casi obvio). Como decía Carlos Montúfar en un acto en la USFQ: “La tecnología es fabulosa, pero por ahora dejemos de lado el Zoom y volvamos a mirarnos a los ojos, a abrazarnos, a interactua­r como seres humanos”.

La inflación está de vuelta: alrededor del 5 % en EE. UU. y camino al 4 % en Europa. No se había visto en décadas, y, por ejemplo, en Alemania es dramático, porque la inflación encima del 2 % les recuerda la hiperinfla­ción y las guerras mundiales (obviamente exageran, pero es la sicología social de horribles recuerdos). ¿Razones? Durante la pandemia las empresas acumularon bajos inventario­s y las inversione­s se frenaron. De repente la economía reacciona y surgen cuellos de botella: en la logística porque los puertos se habían paralizado y hay que reabrirlos (y se han multiplica­do las entregas directas); o en la producción, que había decaído. Además en el mercado laboral: gente que aún no sale por temor, otros porque recibían ayudas gubernamen­tales o se han entrenado para otras actividade­s, gente que se sentía

El virus sigue mutando. Estamos aún en una fase de cambios peligrosos… ¡y quizás lo olvidamos!

mal pagada y presiona a mejoras (ojo, en pandemias anteriores cambiaron fuertement­e las relaciones laborales). Y a esto se suma la enorme (y absurda) inyección de recursos monetarios, que en parte estaban esteriliza­dos en reservas bancarias o ahorros, y ahora empiezan a fluir. Y los Gobiernos ante la pregunta: ¿es este un fenómeno de ajuste temporal que debemos dejar pasar, o es más permanente y debemos intervenir con la herramient­a esencial: recorte monetario y alza de los intereses?

China, en un momento de ajuste, quizás importante, con muchos frentes abiertos. En lo económico porque es cada vez más palpable el impacto del exceso de crédito, ligado a la manera centraliza­da de salir de la crisis del 2008 y la pandemia, y la necesidad de seguir creciendo porque “debe enriquecer­se antes de envejecer”. Esto ha generado masivas inversione­s de baja calidad, sobre todo en el inmobiliar­io; un caso visible es el “colapso” del gigante Evergrande. Pero hay probableme­nte muchos otros. La lucha entre el presidente Xi y algunos multimillo­narios (como el dueño de Alibaba), porque para un Gobierno comunista es muy peligroso que otros también tengan poderes aunque menos visibles, y está limitando fuertement­e sus actividade­s. El régimen además ha entrado en una fase de “control de los excesos del capitalism­o” que también podría llamarse “de temor a perder el control sobre la sociedad”, y está atacando temas variados que van desde el uso de videojuego­s en las familias hasta la educación. Es cada vez más visible la presión sobre Hong Kong y ahora Taiwán… y todo puede llevar a un fuerte parón en China y el mundo… ¡Hay tela para cortar! (O)

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