Los cuatreros y piratas asedian y causan daños millonarios, sobre todo a pequeños productores”.
Son historias cotidianas: los cuatreros y los piratas asedian y causan daños millonarios, sobre todo a los pequeños productores. Las juntas de defensa son una salida no exenta de riesgos.
La realidad de la vida en el campo o en zonas pesqueras y camaroneras muestra el asedio de piratas y cuatreros. La indefensión lleva a salidas extremas como la que agrupa a 120 000 ciudadanos en Los Ríos y que forman Juntas de Defensa Campesinas para proteger su producción.
En el reportaje publicado ayer por este Diario se da cuenta de las denuncias por robo de ganado. Manabí, Esmeraldas y Guayas son las provincias más afectadas. 11 167 denuncias hay desde 2014 por abigeato.
Muchas cabezas de ganado se intenta introducir fraudulentamente con papeles falsos en los camales de las zonas cercanas. Pocas veces los ganaderos recuperan lo robado. Las pérdidas en el sector se cifran en USD 30 millones en seis años, estiman los gremios ganaderos. Las víctimas son pequeños o grandes ganaderos. No todos pueden protegerse.
La realidad de guardias privados y lanchas de patrullaje se va imponiendo, por ejemplo, en las camaroneras. EL COMERCIO informó el lunes que el sector camaronero pierde
USD 60 millones anuales, según la Cámara de Acuacultura. Las grandes camaroneras se arman y se protegen, las pequeñas quedan indefensas.
Los piratas operan en un espacio amplio donde los controles y el patrullaje de la Marina son limitados.
Las camaroneras afectadas, según el reportaje, están mayormente en El Oro. Lo mismo ocurre en provincias como Esmeraldas o Manabí, donde los pescadores son las víctimas. Se llevan los motores fuera de borda, asaltan los barcos y las piscinas. 158 casos han sido denunciados.
En Los Ríos la situación del robo preocupa, pues se llevan las cosechas y los campesinos se ven afectados.
Allí nace un tema de orden público preocupante. Se están formando juntas de defensa campesinas y anti cuatreras. Van uniformados, encapuchados y armados. En esta semana el país vio perplejo cómo una vez más en un velorio de una víctima de un accidente se descargaban tiros al aire. Prácticas al estilo de mafias. Justicia por mano propia, cada vez más solicitudes de permiso de armas. En el país jugamos con fuego.