¡Viviendo con el virus!
Tras asistir a una reunión de amigos, el compatriota comenzó a sentir cansancio y pronto la fiebre lo ‘paralizó’. Entonces, empezó su lucha; su único ‘escudo’ ahora es el paracetamol.
Resignación. Fue lo que ‘Luis’ (nombre protegido) sintió cuando su doctor le confirmó que había contraído coronavirus. El 11 de marzo, el ecuatoriano, con 44 años y residente en Madrid (España), recibió el diagnóstico.
Y ahora que Europa se ha convertido en la zona cero del mal de Wuhan (ciudad china donde se originó el virus), EXTRA contactó a Luis –vía telefónica– para que relatara cómo es vivir con el COVID-19 a más de 8.000 kilómetros de su tierra: encerrado, con fiebre y con la esperanza de recuperarse pronto.
Uno de los síntomas que más lo delató, dijo, fue el excesivo cansancio que tenía, sin aparente razón alguna. Luego llegó la intensa fiebre, que no bajaba de los 38 grados.
Además, la flema, la tos frecuente, los estornudos… todo completó el cuadro clínico. Desde ese momento, el galeno le emitió la baja laboral, lo cual es un derecho que tienen los trabajadores en España.
Luis labora en un despacho de urbanismo, el cual se dedica a la construcción de viviendas. Es oriundo de Loja, pero la mayor parte de su vida la pasó en Lago Agrio, capital de Sucumbíos (donde también hay un caso de coronavirus).
Desde el momento que le detectaron el COVID-19, su vida la ha hecho en su casa. Lamenta que su pareja, oriunda de República Dominicana, también se haya contagiado.
“Ella, por suerte, se abasteció de comida. Yo ya no pude hacerlo”, comentó el hombre. Durante cinco días consecutivos, la fiebre fue su tormento. Sin embargo, seguir al pie de la letra las recomendaciones médicas hizo que disminuyera. Él tiene que consumir paracetamol cada ocho horas e hidratarse frecuentemente.
EL CONTAGIO
Durante 21 años ha residido en la capital española. Hace más de una semana tuvo una reunión de amigos. En ella estuvieron 12 personas y ahora conoce que tres de sus allegados tienen coronavirus. Con él y su pareja suman un total de cinco contagiados dentro de su círculo íntimo.
En su vivienda solamente vive Luis y su esposa. Contó que en el país ibérico también se implementó un número para el monitoreo y denuncia de estos casos. “Pero todo se volvió un caos. Ahora ya no hacen las pruebas para detectar el virus porque todo el ‘mundo’ está paranoico y todos quieren hacérsela”, explicó.
Al compatriota lo llaman diariamente para preguntarle su estado de salud. Indagan sobre los síntomas que tiene.
Le ordenaron que durante 15 días permanezca en su domicilio. “Acá trabajan los miembros de la sanidad social que es como el IESS en el Ecuador”, detalló.
Pero los casos están desbordando la capacidad de atención de los médicos. Fue por eso que se decretó que se habiliten los hoteles como hospitales, confirmó el ecuatoriano.
Ahora, lo único que espera es su pronta recuperación. Amigos y familiares se contactan con él a través de las redes sociales. Le dejan mensajes de apoyo: “¡Cuídate mucho, ya verás que sales de esta!”. Confía en Dios para afrontar esta dura lucha. “A esta pandemia no se la debe tomar a la ligera. No se trata de una gripe común”, finalizó.
Primero tener fe en Dios y a seguir todas las recomendaciones de los médicos, muchas bendiciones...
CARMITA ESCOBAR
Allegada de Luis