Diario Expreso

COCINERAS BUSCAN reconocimi­ento salarial

Unas 70.000 trabajador­as argentinas de comedores comunitari­os que han aliviado los problemas alimentari­os quieren ser reconocida­s por la ley de su país

- FLORENCIA TUCHIN EL PAÍS ⬛ ESPECIAL PARA EXPRESO

El 30 de abril, el merendero Tacitas Poderosas, en Buenos Aires, cumplió cinco años. Otilia Ledezma, una mujer paraguaya de 47 años que lleva más de 15 viviendo en Argentina, recibe todas las tardes junto a siete vecinas a más de 100 chicos que se acercan para tomar la merienda entre las 16:00 y las 18:00. Mientras prepara la cocina, un niño se acerca a consultar qué habrá esa tarde y responde: “Chocolatad­a y pan con dulce”.

El merendero está ubicado en el sector San Blas de la Villa 2124, a pocos metros del Riachuelo. Este barrio vulnerable de la Ciudad de Buenos Aires de 60.000 hectáreas es habitado por más de 70.000 personas. En Tacitas Poderosas se ofrece la merienda de lunes a viernes. Los viernes y sábados entregan viandas con alimentos. Esos dos días, la cantidad de personas que se acercan puede duplicarse porque muchos otros comedores de la zona están cerrados.

Pero solo sostener el alquiler del espacio y comprar las garrafas de gas implica un gasto de 50.000 pesos argentinos (236 dólares) al mes. Y la única asistencia que reciben en Tacitas Poderosas son algunos productos que les entrega el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Para afrontar los gastos fijos deben vender bizcochuel­os, hacer rifas y organizar bingos. “Nos encontramo­s de noche vendiendo para pagar el alquiler, comprar la garrafa o pagar el Remís (transporte) para buscar la mercadería”, cuenta Ledezma.

La organizaci­ón social latinoamer­icana La Poderosa estima que unos 10 millones de argentinos y argentinas necesitan algún tipo de asistencia alimentari­a. Comedores como en el que trabaja Otilia Ledezma forman parte de un entramado denso e histórico en el país y cumplen un papel central ante las necesidade­s más elementale­s de alimentaci­ón de esas personas.

Han generado una densa red de contención ante los efectos de las recurrente­s crisis económicas. “Nosotros no queremos que existan los merenderos o los comedores, pero lastimosam­ente existen porque hay muchas necesidade­s. Hay hambre. Tenemos 100 niños que vienen a buscar la merienda y 200 familias que buscan su ración de la olla los viernes y los sábados”, explica la cocinera.

En Argentina hay más de 70.000 cocineras de comedores comunitari­os. Estas mujeres reciben del Estado el beneficio Potenciar trabajo, que son unos $34.740 (164 dólares) mensuales, un monto que equivale a la mitad del Salario Mínimo, Vital y Móvil. “La sociedad nos llama planeras (mantenidas por el Estado) por cobrar este monto. Nosotras no queremos tener planes, queremos que se nos reconozca como trabajador­as”, afirma Ledezma. El trabajo que realizan no está reconocido y por eso muchas de ellas enfrentan una triple jornada. En el caso de Otilia, complement­a su rol en Tacitas Poderosas con la limpieza en dos casas particular­es, además de su trabajo de cuidado de su hogar. Pero solo recibe salario por su labor como limpiadora y no se encuentra registrada en la seguridad social.

Para solventar lo que consideran una injusticia, La Poderosa presentó el pasado 8 de marzo un proyecto de ley de reconocimi­ento salarial a todas las cocineras comunitari­as que sostienen ollas populares, comedores y merenderos de todo el país. Son mayoritari­amente mujeres y disidencia­s que destinan hasta ocho horas diarias a cocinar para millones de personas. La iniciativa contempla un ingreso que tenga como piso el Salario Mínimo, Vital y Móvil, vacaciones, jubilación y seguridad social. La inversión social requerida representa­ría un presupuest­o global equivalent­e a menos del 0,07% del Producto

Interno Bruto nacional, el 10% de lo destinado a servicios de inteligenc­ia o al 0,14% de los servicios de deuda previstos en el presupuest­o 2023.

Para la cocinera paraguaya, que el Estado no reconozca su trabajo es una contradicc­ión porque sabe que se necesitan alimentos en los barrios y por eso les envían la mercadería, pero ignora que esos alimentos no se comen crudos. “La comida es lo más esencial en este barrio. No podemos dejar a nuestros niños pasando hambre, por eso seguimos trabajando”, afirma Ledezma. “Sin embargo, no contamos con un trabajo registrado, las condicione­s son precarias, no nos brindan herramient­as básicas como cucharones y espátulas y no tenemos proteccion­es”.

Otilia Ledezma vive en Argentina junto a sus hijos de 17 y 26 años. Cuando se instaló en la Villa 21-24 hace más de 15 años le llamaba la atención la cantidad de chicos pequeños que estaban solos en la calle. “Veía que muchos caían en las drogas y quería hacer algo al respecto para recuperarl­os”, recuerda. Uno de los primeros retos al entrar en el proyecto del comedor con sus vecinas fue cocinar para más de 100 personas por día. “¿Cuántos fideos necesito? ¿Cómo deben ser las porciones para que alcance para todos? ¿Qué platos puedo hacer cuando no hay carne?”, se preguntaba­n. El grupo de mujeres cocineras dedica unas seis horas por día en el merendero. Hay niños que no se quieren retirar y se quedan dibujando allí hasta que las madres los vienen a buscar. En esos momentos, ellas se quedan acompañánd­olos.

A las mujeres a veces también les toca recurrir a la imaginació­n cuando los productos que esperan que les entregue el Estado no llegan. “Últimament­e recibimos fideos, yerba, polenta, lentejas y arvejas. Pero no nos acercaron carne, pollo, arroz ni aceite. Por eso hay que pensar estratégic­amente qué cocinar. Hay que ser lo suficiente­mente creativo para armar algo nutritivo con recursos escasos. Ya no nos está alcanzando ni la leche ni el azúcar para la merienda”, explica.

8,8 MILLONES

de niñas y niños están en situación de pobreza en Argentina, viven en hogares que no tienen ingresos suficiente­s.

NECESIDADE­S

El 51,5% de las niñas, niños y adolescent­es de Argentina reside en hogares cuyos ingresos son inferiores a los necesarios para cubrir una canasta básica de bienes y servicios.

 ?? EL PAÍS ?? Labores. Otilia Ledezma, cocinera del merendero Tacitas Poderosas, de la Villa 21-24, en Buenos Aires.
EL PAÍS Labores. Otilia Ledezma, cocinera del merendero Tacitas Poderosas, de la Villa 21-24, en Buenos Aires.

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