Diario Expreso

Las huellas de los Machado en el sur del mundo

En Chile, a los 90 años murió Carmen Machado, una destacada periodista

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Atío Carmen le enseñó a leer su paterno, Antonio Machado. El poeta la llamaba Cabezolita, porque la niña de cinco años lo preguntaba todo y resaltaba por su inteligenc­ia y lucidez. Era 1936 y buena parte de los Machado Ruiz se refugiaban en Rocafort, Valencia, donde habían llegado por orden de las autoridade­s de la República, que buscaban proteger al escritor. Bajo el mismo techo el escritor convivía con su madre Ana, sus tres hermanos pequeños, las esposas de estos y sus seis sobrinas. Carmen, la más pequeña y la última testigo de la intimidad de esta familia, el pasado 31 de enero hubiese cumplido 90 años. Pero pocos días antes falleció repentinam­ente en Chile, donde llegó antes de cumplir los 20, fue destacada periodista, tuvo dos hijos, tres nietos y hasta el final de sus días solía repetir de memoria los versos del tío que le enseñó con cariño a juntar las letras. Los versos que más recordaba: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero…”.

Lo cuenta José Manuel Godoy Machado, el segundo de los hijos de Carmen, empresario, desde la ciudad de Valdivia, a unos 850 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Carmen residió desde la década del cincuenta en la capital chilena. Hasta la misma mañana de su muerte, le preguntaba­n cómo se sentía y ella contestaba: Estupendo, estupendo”. Se peinó y maquilló, como siempre. Era una mujer alegre y pragmática. Pero su familia la llevó a urgencias por algunos extraños dolores que la aquejaban. El desenlace fatal se produjo en cosa de tres horas. El diagnóstic­o: choque séptico. Sus restos descansan ahora en el Cementerio General de Santiago junto a los de su hermana María, su padre Joséel tercero de los cinco Machado Ruiz- y su tío Joaquín -el cuarto-, que no tuvo descendenc­ia y también falleció en Chile, el país adonde los llevó el exilio.

“Mi abuelo, José, era pintor y llegó a hacer algunas exposicion­es, pero en Chile con mi abuela tuvieron al comienzo una vida difícil”, relata el hijo de Carmen sobre el hombre al que apenas conoció y no tiene recuerdos directos, porque murió en 1958, cuando él era muy pequeño.

Los tesoros familiares que tenían relación con Antonio y Manuel -los dos hermanos mayores, poetas, uña y carne- fueron donados en su momento a Unicaja, en España. Pero la rama chilena conserva algunas joyas sentimenta­les del clan, que tienen que ver sobre todo con cartas y pertenenci­as de José, que en los años de Rocafort -noviembre de 1936 hasta abril de 1938- ilustró el libro La guerra, de su hermano Antonio. Entre los objetos preciados para esta familia están varias pinturas, como las que el artista le hizo a su propia madre, Ana Ruiz, la matriarca. En 2011, se montó en Sevilla una exposición con parte de este patrimonio, bajo el título de Los otros Machado.

Carmen conservaba recuerdos felices de la infancia, pero sin melancolía ni añoranza. “Se sentía chilena. No creo que haya extrañado España, aunque conservaba hermosos recuerdos, gracias a su impresiona­nte memoria”, cuenta su hijo José Manuel que festejó los 90 años de su madre, en su ausencia, levantando una copa, como le habría gustado a ella.

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EL PAÍS Legado. Carmen Machado, (centro), con dos hijos, su madre y su hermana María.

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