Una fiesta contra la que ya no hay escudo
Las familias se disfrazaron la noche del jueves ❚ Los puntos turísticos tuvieron masiva visita
Aprovechamos el día para vestir a los niños de sus superhéroes favoritos y sacarlos a pasear.
ALEJANDRA HERRERA Moradora del Guasmo Sur
Ya no hay barreras ni reparos. Cada vez más los guayaquileños se entregan a la celebración de Halloween o Noche de Brujas, en familia o entre grupos de amigos; en casas, ciudadelas, centros comerciales o paseos turísticos, en la misma fecha en que el país conmemora el Día del Escudo Nacional.
La noche del jueves eso quedó en evidencia: en diferentes lugares y escenarios había personas disfrazadas de brujas y monstruos que parecían sacadas del inframundo; pero también niños y jóvenes vestidos de superhéroes y princesas que daban alegría y colorido al ambiente.
Esa fiesta, de origen europeo, la vivieron niños, familias enteras, parejas y grupos. Unos solo lucían su atuendo, pero otros se adueñaban del personaje. La muerte, por ejemplo, con su cara pálida y esquelética y su cuerpo de un negro sombrío, hacía parada en una esquina de la avenida Francisco de Orellana. Allí se llevaba con su hacha a quienes la ignoraban, pero perdía su malicia con los niños, a quienes les obsequiaba globos y caramelos.
En la ciudadela Miraflores, Jason había salido de las pesadillas de alguien y con su machete buscaba a su próxima víctima. Los transeúntes quedaban admirados con él, sin embargo, en lugar de rogarles piedad le pedían una selfi.
Los centros comerciales fueron los sitios preferidos para los niños. “Ya nos vamos porque tenemos que comprar dulces. Más tarde mis sobrinos irán a tocar mi puerta para pedirme caramelos y mi hija hará lo mismo en la casa de ellos”, contó Patricia Castro, quien salía del San Marino con su hija de 9 años, vestida de conejita, hacia su casa en la ciudadela Las Acacias.
Personajes de películas como El Guasón, Pennywise, Maléfica, La Monja, Chucky, Elsa, Blancanieves y la Cenicienta eran algunos de los elegidos.
“Nunca antes vi una noche de brujas de Guayaquil tener tanta acogida como este año”, comentó Priscila González, quien llegó con su familia desde el barrio Garay al Malecón 2000, e iba al cerro Santa Ana y barrio Las Peñas, donde otro numeroso grupo de disfrazados avivaba la noche.
En el Malecón 2000 y en el bulevar 9 de Octubre el paseo fue tan masivo, que para cruzar la calle Simón Bolívar, en esa intersección, se necesitaron de cuatro agentes de la Autoridad de Tránsito Municipal. Es que desde el término de la tarde y las primeras horas de la noche, la congestión vehicular de la ciudad se agravó, especialmente en el centro y norte.
En el Malecón del Salado, el Cementerio Encantado, donde se escuchan gritos diabólicos, fue el atractivo. “La fila es larga, pero estoy segura de que vale la pena esperar”, expresó Andreína Solórzano, quien junto a su hermana acudió desde la ciudadela Alborada para fotografiarse junto a las tenebrosas tumbas de cartón.
“Una verdadera fiesta que las autoridades deberían incluir seriamente en su agenda”, comentó Alejandra Herrera, moradora del Guasmo Sur, quien vistió de Elsa, a su hija de 2 años y la sacó a pasear al centro. “De Elsa, por sus ojos azules, como la de la película”, sonrió.
Así, Guayaquil va olvidando la resistencia a celebrar una fiesta ‘importada’, que coincide con una fecha patriótica.
Dulces, disfraces y diversión
1. Malls. Los centros comerciales fueron uno de los principales escenarios donde los disfraces se exhibieron. Allí los protagonistas fueron los más pequeños de la casa. 2. Malecón. Uno de los puntos más visitados fue el Malecón 2000, donde las parejas y familias lucieron sus coloridos atuendos.
3. Las Peñas. En los bares del cerro Santa Ana y del barrio Las Peñas la diversión se vivió con disfraces.