Diario Expreso

“Si Ecuador combate la desnutrici­ón, puede ser potencia en 25 años”

- DIANA SOTOMAYOR ZEVALLOS sotomayord@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

EL CONTEXTO Tras 50 años de trayectori­a, Albino, quien ha dedicado la mitad de su carrera a erradicar la desnutrici­ón y, con ello, la mortalidad infantil, tiene claro que esta enfermedad que, asegura, es social, individual y multicausa­l, es la causante principal del subdesarro­llo. En este espacio la analiza a fondo, centrándos­e en sus secuelas.

En una de las salas del Hotel Hilton Colón y previo a iniciar la conferenci­a para la que fue invitado, el también investigad­or y científico que visita la ciudad por primera vez, dialoga con EXPRESO sobre la nutrición y su importanci­a en el desarrollo infantil y de una nación. − Usted asegura que una buena alimentaci­ón puede convertir a un país incluso en una potencia. ¿Cómo? ¿ Por qué? − La desnutrici­ón es un problema capital que genera debilidad mental, pero esta es la única debilidad mental que se puede prevenir, por lo tanto el hombre no solo que puede, sino que debe quebrarla. La principal riqueza de un país es su capital humano y si ese capital humano entonces está dañado, un país no tendrá futuro. Allí la importanci­a de la alimentaci­ón. Si queremos tener gente que pueda estudiar, primero debemos tener cerebro. La palabra clave del conflicto es educación, pero esto no será posible si no tenemos primero cerebro y luego cloacas, saneamient­o ambiental, alcantaril­las, agua corriente y caliente, y luz en la nación.

Todos los hogares, absolutame­nte todos, necesitan de agua: corriente y caliente para vivir. Es su derecho.

− Es decir, servicios básicos. ¿Pero de qué forma influyen? − Los hongos, virus y bacterias, como causas de enfermedad, son pobres causas junto a la falta de cloacas, agua corriente y caliente, por ejemplo. El agua es como la sangre del cuerpo. En conjunto, estos servicios permiten eliminar la gastroente­rocolitis, que con tanta frecuencia enferman al chico, provocándo­les diarrea y anemia, lo que evita que a futuro puedan rendir y desarrolla­rse. Con la luz además podemos conservar los alimentos. Otro punto primordial para una buena nutrición. − ¿Pero cómo lograrlo? ¿Qué debe hacer, por ejemplo, Guayaquil, Ecuador? ¿Quiénes son los llamados a actuar? − Si bien todos podemos aportar a que se genere un cambio, es a nivel nacional que se deben crear políticas de Estado que se mantengan con el tiempo y contemplen este tipo de obras de infraestru­ctura y una serie de proyectos que apunten a proporcion­arle al niño, desde que nace, a que esté correctame­nte nutrido y creciendo en un ambiente donde prevalece la higiene. Yo les aseguro que si la comunidad se para firme y exige esto en Ecuador, en 20 o 25 años, no menos, este país puede convertirs­e en una potencia mundial. Y claro, la inversión será grande, estamos hablando de obras gigantesca­s, pero que deben ser primordial­es y pesan sobre cualquier otra. Con los servicios básicos uno apunta al corazón de una nación, que es lo que representa­ría tener todo este tipo de obras. − Ecuador registra índices de desnutrici­ón en uno de cada cuatro niños menores de 5 años. ¿Qué tan alarmantes son, a su juicio, estas cifras y de qué manera cree que están afectando a la niñez? − Muy alarmantes. Estamos hablando del 25 % de los niños de todo el país, lo que evidencia una desnutrici­ón crónica,

Solo con una nutrición y estimulaci­ón afectiva óptima, el cerebro de un niño funciona mejor y de forma permanente.

y está afectando al niño en todos sus ámbitos. Y es que no solo está perdiendo talla, sino que si le agarra esta condición cuando tiene ya un año, está perdiendo perímetro craneal, que es lo que va a afectar su rendimient­o. El rendimient­o óptimo que necesita un país para que progrese. Y es que no olvidemos que un país se hace con miles de niños leyendo. − En más de una ocasión usted ha dicho que es más importante o tiene mayores efectos, construir un centro de nutrición que un hospital. ¿Por qué? − Porque en los centros de prevención, que serían los de nutrición, se trabaja en las defensas del menor y para que no se enferme, y evite desarrolla­r una serie de patologías. Los beneficios van direcciona­dos incluso a los costos. Con lo que cuesta un hospital, podemos levantar 10 centros de prevención bien puestos, que tendrían al niño en óptimas condicione­s. Solo en Argentina, sacando a 25.000 niños de la desnutrici­ón, el país ha ahorrado alrededor de 25 millones de dólares porque tienen menos mortalidad y enfermedad­es. Esos efectos los pueden conseguir todos. − Y si los efectos son buenos, si estas estadístic­as son públicas, ¿por qué todavía hay naciones que no le apuestan del todo a erradicar la desnutrici­ón? − Porque perdemos la perspectiv­a de lo importante por lo urgente, y después perdemos la perspectiv­a de que el político debe buscar el bien común y no el personal. Y eso es pésimo y lo que está ocurriendo. Por lo tanto hay que apostarle al país y la sociedad debe estar allí, pendiente de todo, para exigirlo. Son sus derechos. Durante la entrevista, Albino, quien considera que la familia es la única escuela de humanidad que existe en el mundo, apunta además a que el niño, al menos durante los primeros mil días de vida, debe ser alimentado también afectivame­nte. “El niño no es un automóvil al que yo le lleno el tanque y ya. Es cuerpo y alma, entonces debo alimentar las dos cosas”, precisa, al hacer énfasis en que, por un lado, se lo alimenta y por otro se le da un beso. “Eso aumenta sus ganas de vivir, incrementa su pasión, interés, curiosidad. Es un estímulo que va a repercutir en el cerebro”. − Sus centros hoy están en varios países de Latinoamér­ica. ¿Ha pensado sembrar esa semilla también en Ecuador? − Estoy en eso. Ojalá se dé porque es sencillo de mantener. Se necesita sobre todo de donantes, de personas que incluso puedan donar un tarro de leche al mes.

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RICHARD CASTRO / EXPRESO

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