Un tributo milenario que se cambió por una fiesta pagana
Los ancestros celebraban en esta época su ceremonia de agradecimiento a la Pachamama ❚ El carnaval, que coincide con la fecha, no refleja el espíritu kichwa
LA FRASE Pawkar Raymi o Sisay, más allá del nombre, es la fiesta del pueblo puruhá que más se celebra. PAÚL YUQUILEMA, integrante de la agrupación COSMOVISIÓN ANDINA
La fiesta con más arraigo en la población indígena de Chimborazo es el carnaval, celebración mestiza que se conmemora dentro del tiempo de la festividad andina del Pawkar Raymi.
Jóvenes originarios de diferentes comunidades indígenas, quienes residen en Riobamba, desde hace seis años están decididos a rescatar sus raíces. Formaron el colectivo Sapikunata Chimpashpa (Trenzando Raíces), con el objetivo de socializar sus tradiciones. Con este fin organizaron un conversatorio con la participación de sabios conocedores de las tradiciones ancestrales.
“Nuestros taytas y mamas nos contaban sobre nuestras costumbres, pero la migración ha ido influyendo en la pérdida de nuestras tradiciones; por eso este grupo de guambras queremos revivirlas”, dijo Paúl Yuquilema, quien forma parte de este colectivo.
La primera expositora fue la mama Magdalena Chicaiza, con años de experiencia en la Educación Intercultural Bilingüe. Ella expuso sobre la fiesta en tiempos incaicos y manifestó que los rituales que realizaban los abuelos prácticamente se han extinguido debido a la influencia española.
“Nosotros no teníamos el carnaval, nuestras celebraciones eran a nuestra Pachamama, a los granos tiernos, al florecimiento”, indicó. Los puruhaes tenían sus propios rituales, que se basaban en el respeto y la retribución a la naturaleza. Añadió que los incas trajeron la adoración al Inti (Sol), a la mama Quilla (Luna), que era el mismo pensamiento andino, fortaleciendo el Tahuantinsuyo. Los españoles, para dominarlos, prohibieron sus fiestas e impusieron sobre ellas las suyas. Por eso ahora el Pawkar Raymi se asocia con el carnaval, explicó la mama.
Carlos Amboya, docente y promotor cultural por más de 20 años, destacó la importancia de la investigación y de esta iniciativa de la nueva generación indígena: “Debemos conversar siempre con nuestros abuelos para que esa sabiduría no se pierda y sentirnos orgullosos; hablar nuestro idioma sin miedo, para darle el valor que tiene nuestra cultura; nosotros ya teníamos ciencia, leyes, pero nos dijeron que eran del diablo y nos dominaron para quitarnos todo”.
Según le contaron sus abuelos, ellos celebraban el Mushuk Wata Raymi, que era la fiesta del florecimiento, con un even- to especial que duraba siete días y que se organizaba con meses de anticipación. Para cada día existía un ritual, iniciando el domingo con la reunión de la comunidad.
Se ataviaban con las mejores galas para encontrarse con los diferentes personajes e ir de casa en casa para cantar y danzar acompañados del ritmo del tambor. Ahí se compartía la comida, luego era el turno del reconocimiento a las autoridades y se aprovechaba también un día para subsanar cualquier diferencia entre las comunidades. Al día siguiente realizaban el sacrificio del gallo rojo, que consiste en enterrar la sangre del animal en la tierra como símbolo de agradecimiento. 1. Música. La festividad del Pawkar Raymi en Riobamba fue analizada en un conversatorio. Un grupo musical entonó canciones autóctonas. 2. Pachamama. Se celebra la época de la cosecha y los granos tiernos.