Colegiales apadrinan a 81 niños de Haití
Trabajan por la educación de la niñez de escasos recursos
Los estudiantes, maestros y directivos de la Unidad Educativa Bilingüe La Inmaculada conforman un equipo que dirige en Guayaquil la promoción del programa de apadrinamiento de niños en la localidad de Petite Riviere de L’artibonite, en Haití.
El proyecto ‘Padrinos por Haití, reconstruyendo una isla’ es impulsado por la congregación de las Hermanas de la Providencia en Guayaquil, quienes dirigen la institución.
Los benefactores son 81 niños de la Escuela Presbiteral Nuestra Señora de Altagracias de Plassac, donde La Inmaculada mantiene la obra social desde el 2015. Allí, los menores de escasos recursos acceden a la educación gracias a la contribución de ecuatorianos.
“Somos solidarios con el pueblo haitiano y servimos de nexo para que otros puedan ser generosos también”, afirmó ayer sor Estania Ormaza, rectora del plantel, durante la entrega de certificados de apadrinamiento y cartas de agradecimiento a los benefactores.
Este acto se realizó en el marco de la celebración católica de la Virgen de la Asunción.
Tania Poveda, docente de la institución y directora del proyecto, anotó que esta obra sensibiliza a todos. “Desde los más jóvenes, que son nuestros estudiantes, hasta los padres de familia, docentes, exalumnos, tratamos de contribuir con la misión evangelizadora de Dios”.
Para apadrinar a una niña o niño haitiano se debe realizar un pago único anual de ochenta dólares en efectivo, cantidad que no ha variado desde los inicios del programa.
En Haití el salario mínimo del sector industrial equivale a 350 gourdes o 5,60 dólares por jornada de ocho horas laboradas; debido a esto, los costos de educación también son bastante bajos.
Los $ 80 sirven para que cada alumno reciba uniformes, útiles escolares y costee los gastos del año lectivo.
Poveda aclaró que el colegio sirve como centro de recolección de los fondos y luego estos son enviados a sor Eugenia Silva, hermana de la congregación re- sidente en Haití, quien se encarga de distribuirlos a los ahijados de la zona de Plassac.
“El dinero lo reciben las hermanas y ellas lo administran para cada uno de los niños. Es decir, ellas ven que cada niño de la lista que previamente han mandado reciba lo que le corresponde”, explicó.
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