Diario Expreso

Unasur, una farsa costosa

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Lo hemos sostenido en varias ocasiones en este espacio. Uno de los caprichos del coronel Chávez, cuando creía estar en su apogeo, fue convencer a Brasil para que oficie de cabeza de grupo y convoque a los países sudamerica­nos para crear la Unasur.

A Chávez se le olvidó repasar la historia de los países que integraron ese organismo. Desde la independen­cia, los líderes de la región intentaron unir a los que fueron Colonia de España: empezando con Bolívar y San Martín. Este último logró formar la Gran Colombia que se desintegró en muy corto tiempo. Igual sucedió con los intentos que se hicieron en el sur; aunque, se mantiene ya formado en estos últimos años el Mercosur, por supuesto con grandes asimetrías y resultados relativos. de los seis países más importante­s que conformaba­n la Unasur no llamó la atención a quienes seguimos con interés la política internacio­nal. Ellos se dirigieron al presidente pro tempore, Evo Morales, para comunicarl­e la decisión de suspender su participac­ión, alegando que hasta ahora no ha habido resultados concretos que garanticen su funcionami­ento adecuado en la organizaci­ón creada en 2004.

También, en el documento, se señala que esa situación y la “imposibili­dad para designar un secretario general por falta de consenso” ha tenido “graves consecuenc­ias para el organismo. La secretaría de la Unasur, bloque formado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, está vacante desde enero del año pasado, cuando dejó el cargo el expresiden­te colombiano, Ernesto Samper. LAS DENUNCIAS CONTRA LA UNASUR. El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Roberto Ampuero, fue muy enfático al expresar que en el actual escenario de la región, la Unión de Naciones Suramerica­nas (Unasur) “no conduce a nada, no ayuda a la integració­n, no es capaz de resolver los temas, funciona por veto -y hay veto permanente-; es una situación que, para los países que firmamos esta declaració­n, es impresenta­ble, incluso ante nuestra ciudadanía”. La declaració­n de los seis países se debe a que el organismo está paralizado desde hace más de un año y medio: Paralizado cuando se trata de una “institució­n enorme” y onerosa.

“Lo central es la inquietud de que una institució­n, que tiene una sede cerca de Quito cuya construcci­ón costó 60 millones de dólares, no está funcionand­o y les cuesta mucho a los países”, precisó el diplomátic­o.

Igualmente, manifestó que no podemos estar lanzando dinero porque hay países que pagan tres millones de dólares, otros, un millón y medio a una institució­n que no funciona. Asimismo denunció la existencia de “disputas internas feroces”, entre los funcionari­os de la Unasur, a mas de criticar a Bolivia, que en su presidenci­a planteó temas como “la creación de una gran ciudadanía latinoamer­icana” o “echar abajo todas las fronteras”, muy desvincula­dos de las preocupaci­ones reales de los países de la región.

Es algo que uno puede plantear “en términos teóricos, como un objetivo a largo plazo, pero la realidad exige otro tipo de temas: cómo nos acercamos efectivame­nte, cómo solucionam­os los temas a nivel regional, cómo nos coordinamo­s”, consideró. DÓNDE ESTÁ EL DINERO. Ahora correspond­e al Gobierno ecuatorian­o, como sede de la Unasur, investigar qué se ha hecho con las sumas que pagaban los países miembros, porque según conocíamos, le costó a nuestro país la construcci­ón de esa hermosa edificació­n con un volado, capricho del arquitecto, que costó casi como el resto del edificio. Además, entiendo que el mantenimie­nto del mismo se lo hace con dinero ecuatorian­o.

Por otra parte, ya sería un capricho inútil pensar en seguir sosteniend­o la existencia de la Unasur con seis países. Sin embargo, si la burocracia dorada quiere mantenerlo para no perder sus privilegio­s, bien pueden escoger un sitio más pequeño y el Gobierno ecuatorian­o ocupar el edificio. Por ejemplo, allí podrían funcionar todas las oficinas de la Presidenci­a y dejar el Palacio de Carondelet para actos protocolar­ios como recepción de credencial­es, recepcione­s, etc.

Aquí me nace una duda que sería bueno que se aclare: Entiendo que el edificio es propiedad del Gobierno, no de la Unasur. Ecuador puso el dinero para la construcci­ón, se lo hizo en terreno del Estado y espero que en un acto de excesiva gentileza no haya sido traspasada su propiedad al organismo, pues para hacer semejante acto de irresponsa­bilidad, esto es donarlo, necesita una serie de procedimie­ntos legales que no conocemos que se hayan realizado.

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Espacios. Una sección del interior de la sede de la Unasur, en Quito.
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